Pedro Sánchez, durante su entrevista con Ana Rosa Quintana
La gira mediática de precampaña
Sánchez, en su tensa entrevista con Ana Rosa: «No he mentido»
El presidente del Gobierno ha respondido a las quejas de la presentadora por los ataques recibidos que ella tiene «un plató» para poder defenderse
Cuatro años habían pasado desde que la periodista Ana Rosa Quintana se vio las caras por última vez con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Un periodo tras el cual, según la conductora de El Programa de Ana Rosa, se constataba que «usted tiene más canas y yo soy rubia». Una buena introducción para una entrevista que poco o nada ha tenido que ver con las de otras plazas más fáciles, como las de El Hormiguero o El Intermedio.
Quintana le ha afeado a Sánchez, parafraseándolo, sus frecuentes «cambios de opinión», en temas como sus pactos con EH Bildu o Podemos, a lo que el líder del Ejecutivo ha replicado: «Yo no he mentido». «Se ha dicho que yo gobierno con Bildu y no es cierto», ha precisado, indicando después que con los proetarras, a diferencia de lo que sucede con los 'morados' «no hay acuerdo de investidura o de gobierno», sino «apoyos puntuales».
«Una cosa es mentir, como decir que sabiendo que no era así decir que tras el 11-M estaba ETA o que había que invadir Irak por armas de destrucción masiva», ha indicado, en referencia al Partido Popular», antes de insistir en que él ha «cambiado de opinión, pero no he mentido».
Sánchez, que ha utilizado un argumentario similar al empleado durante sus últimas apariciones en televisiones, radios o periódicos, dentro de su extensa gira mediática, ha lamentado que en algunas tribunas se ha llegado a señalar que su mujer forma «parte del narcotráfico en Marruecos». «Yo soy un político limpio. No perfecto, sino limpio», ha puntualizado cuando se le ha cuestionado por el presunto espionaje con el programa Pegasus por parte de Rabat y su posterior giro de 180º respecto a la política española en el Sáhara Occidental.
«Hemos tenido la misma posición con Marruecos y el Sáhara»
«Desde –el expresidente José Luis Rodríguez– Zapatero hemos tenido la misma posición con Marruecos y el Sáhara occidental. No ha cambiado nada. Si usted mira la posición del Gobierno de España con el Sáhara occidental es perfectamente compatible y es la misma posición de Francia, Países Bajos, muchos países de la UE y también en Estados Unidos. La relación con Marruecos es fundamental», ha asegurado el líder del Ejecutivo, en un ejercicio de funambulismo notable, ya que España lleva décadas defendiendo las resoluciones de la ONU, que llaman a celebrar un referéndum de autodeterminación en esa región.
La presentadora del programa de Telecinco le ha cuestionado sobre sus opiniones sobre que el 90 % de los medios de comunicación son de derechas y Sánchez ha afirmado que con él «se han sobrepasado todas las líneas rojas». «Se ha dicho que soy un obseso del Falcon, un soberbio, un prepotente...», ha enumerado el también secretario general del PSOE.
Ana Rosa Quintana ha protestado –después de que Sánchez la hubiera criticado de manera indirecta anteriormente y su socio de Gobierno, Podemos, más que abiertamente– sobre las críticas que ella recibe desde la izquierda, con insultos como «racista, xenófoba o racista». Sánchez le ha restado importancia, alegando que la conductora de Mediaset tiene la manera de defenderse. «¿Pero sabe lo que ocurre, Ana Rosa? Usted tiene un plató, un programa de televisión en el que puede responder a estas cosas».
El 'sí es sí', «una buena ley»
A pesar de haber criticado la ley del 'solo sí es sí' en otras entrevistas, este martes, Sánchez la calificado como «una buena ley», rompiendo, así, una lanza a favor de la norma estrella del Ministerio de Igualdad de Irene Montero porque, «entre otras cosas, reconoce una atención especializada a las víctimas de agresiones sexuales».
Sobre los centenares de disminuciones de penas a agresores sexuales derivadas de la aplicación de la norma, Sánchez ha insistido en que asume «la responsabilidad en primera persona», que ha reconocido el «error» y ha puesto poner encima de la mesa una «solución», que no es otra que la reforma pactada con el Partido Popular de Alberto Núñez Feijóo, con la oposición de Unidas Podemos, artífices de la ley, para frenar la sangría de excarcelaciones y rebajas de condenas.
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