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03 de mayo de 2024

Ilustración del dirigente de Sumar, Jaume Asens

Ilustración del dirigente de Sumar, Jaume AsensPaula Andrade

El perfil

Jaume Asens, de abogado del Vaquilla a negociador de Yoli

Una figura imprescindible en la operación de capitulación de España frente a los separatistas catalanes y en la elaboración de la ley de amnistía. Ya lo fue en la derogación del delito de sedición y la rebaja de la malversación que impulsó Pedro Sánchez hace unos meses

Jaume Asens Llodrà (Barcelona, 1972) es un abogado catalán que probó suerte con la política y que terminó asesorando a Carles Puigdemont para eludir a la justicia española. Después, encabezó la acusación popular del Ayuntamiento de Barcelona, del que era cuarto teniente de alcalde, para imputar a las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado que, cumpliendo órdenes del Tribunal Supremo, actuaron contra los sediciosos. Y, finalmente, acompañó a Pablo Iglesias a la cárcel de Lledoners a pactar con el condenado Oriol Junqueras los primeros presupuestos de Sánchez. Es íntimo amigo de Comín, el lugarteniente de Puchi en Waterloo, y saltó a la política de la mano de Ada Colau. Ella le presentó a Yolanda Díaz y desde entonces, la vicepresidenta de Sánchez le ha nombrado su asesor áulico para asuntos varios, resumidos en uno: cómo librar a los delincuentes del procés de las consecuencias penales de haber vulnerado la Constitución y el Estatuto de Autonomía.
Detrás de este inigualable currículum está este filósofo y letrado, una figura imprescindible en la operación de capitulación de España frente a los separatistas catalanes y en la elaboración de la ley de amnistía. Ya lo fue en la derogación del delito de sedición y la rebaja de la malversación que impulsó Pedro Sánchez hace unos meses. El objetivo que perseguía Asens era que a Junqueras se le levantara la inhabilitación. Sin embargo, la chapucera reforma del Código Penal de este podemita del ala catalán se tradujo en que Oriol no consiguió sacudirse la inhabilitación de 13 años al no podérsele aplicar la malversación sin ánimo de lucro –con penas más reducidas–, que pretendía Jaume y aprobó el PSOE. El Supremo decidió que los delitos del procés merecían las condenas más altas y zas, a Asens se le cayó el castillo de naipes de la impunidad.
Así que, junto a su mentora Ada Colau, se ha erigido en intermediario entre Sánchez, Díaz y los delincuentes separatistas para conseguir que, a la segunda, sea la vencida. Para ello, se ha rodeado de los habituales del equipo jurídico sincronizado de la izquierda, Pérez Rollo entre ellos, para elaborar una hoja volandera –la propuesta de Sumar para la amnistía– que está escrita al dictado del fugado de Bélgica y que el propio Asens presentó la semana pasada, clamando por el «olvido» de los delitos indepes. Tan conectado está este podemita catalán con Puigdemont que el partido del huido, Junts, calificó hace unas horas de «buena propuesta» y una «gran victoria del independentismo» la aberración de Sumar. El negociador de Yolanda se ha permitido incluso fechar en la primera o segunda semana de noviembre la investidura de Sánchez, lo que demuestra que tiene hilo directo con el que levantará el pulgar desde Waterloo para que los seis diputados de Junts voten sí en el Congreso.
A Asens le gusta más muñir las desgracias de España en la trastienda que representar a su partido, Cataluña en Comú, en el Parlamento. Por ello, renunció en el último minuto del pasado verano a liderar la lista de Sumar por Barcelona y en teoría dejó la política activa. Sin embargo, Yolanda le tenía encomendada labores «mayores»; por ejemplo, acompañarla a hacerse la infame foto junto al prófugo en el Europarlamento. Esta nueva función del abogado está lejos de sus orígenes antisistema en Barcelona, cuando montó Guayem con Colau, con la que había coincidido en plataformas antidesahucios.
De hecho, un joven Jaume participó en 1996 en el desalojo del Cine Princesa de Barcelona, cuando ya era abogado de colectivos alternativos, defensor de víctimas de desalojos y activista para paralizar desahucios. Uno de sus clientes más famosos fue Juan José Moreno Cuenca, conocido como «El Vaquilla», con quien acabó teniendo una relación de amistad y junto al que defendió la escasa función rehabilitadora de las cárceles españolas. Criado en la zona alta de Barcelona, fue a un colegio concertado y es propietario de una vivienda en Barcelona, cuyo inquilino la alquilaba a turistas, lo que le costó alguna polémica al propietario Asens, teniendo en cuenta su alergia por los pisos turísticos. Hasta que en 2014 se incorporó al equipo de la exalcaldesa, que en 2015 desalojó a Xavier Trias, de CiU, del ayuntamiento barcelonés, y se convirtió en alcaldesa durante dos mandatos.
Es íntimo amigo de Iglesias –el exvicepresidente llegó a decirle en las redes sociales que «hay gente que mejora con los años como el vino, te quiero mucho, Jaume Asens»–, que empero no ve con buenos ojos su cercanía a su enemiga íntima, Yolanda Díaz. Siguiendo los pasos de Albert Rivera y Malú, hace unos meses se le relacionó con la conocida actriz y feminista audiovisual, Leticia Dolera, sin que ninguno lo haya confirmado. Lo cierto es que los que le trataron en el Congreso atisbaron algún cambio en sus relaciones personales cuando comprobaron que se había implantado pelo en su deficitaria masa capilar. Los mismos que cuentan que siempre se ufanó de que su grupo, cuando gobernara en coalición con el PSOE, sería el artífice de poner en libertad a los presos catalanes y de allanar el camino para la convocatoria de un referéndum. Camino lleva, desde luego.
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