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05 de mayo de 2024

Pedro Sánchez y, en primer término, Alberto Núñez Feijóo

Pedro Sánchez y, en primer término, Alberto Núñez FeijóoEFE

Una misión imposible

Sánchez inicia una carrera frenética para salir del «bucle» de la amnistía y frenar la sangría

La tramitación de la ley de amnistía es un pesado lastre que arrastrará el PSOE desde los primeros compases del nuevo Gobierno de coalición. Lo sabe Pedro Sánchez y lo saben sus diputados, que este jueves se pusieron eufóricos cuando escucharon a Francina Armengol proclamarle presidente con 179 votos a favor.
La sangría que han padecido las siglas del PSOE en estos meses de negociación con los independentistas es mayúscula. Y Sánchez se ha propuesto hacer un torniquete de emergencia, una vez apagadas las luces de la investidura.
El objetivo es actuar rápido para desviar la atención de la amnistía, mientras ésta continúa su trámite parlamentario. La Mesa del Congreso tendrá que calificar la proposición de ley registrada por el PSOE el próximo martes, el día en que previsiblemente se reunirá el nuevo Consejo de Ministros por primera vez. Ese día, Francina Armengol y el resto de los miembros del órgano de gobierno de la Cámara Baja escucharán por boca del secretario general del Congreso, máximo funcionario de la Cámara y jefe de la Asesoría Jurídica, el informe –no vinculante– sobre la iniciativa del PSOE.

Cinco días frenéticos

Estos cinco días van a ser de una intensa actividad. Sánchez quiere marcar la agenda para que no se la marque la amnistía, teniendo en cuenta que este sábado al mediodía hay convocada una nueva manifestación en Madrid, a cargo de la Fundación Foro Libertad y Alternativa.
Por lo pronto, el presidente electo se reunirá este viernes en la Zarzuela con el Rey para comunicarle la composición del nuevo Gobierno de coalición, cuya estructura ha estado cerrando con Yolanda Díaz en las últimas horas. A pesar de la insistencia de la prensa, nadie de su entorno confirmó ayer cuándo comparecerá en la Moncloa para dar a conocer los nombres de los elegidos. Sin embargo, todo apunta a que será a lo largo del fin de semana (sábado o domingo, no está claro) para que el lunes puedan tomar posesión y el martes estrenar Gobierno.
Los ministros Albares y Ribera, haciéndose un selfie con varios diputados

Los ministros Albares y Ribera, haciéndose un selfie con varios diputadosEFE

Este jueves, al término de la votación de investidura, el presidente se reunió en el Congreso con sus ministros en funciones, en un ambiente de euforia. Hubo abrazos, vítores y aplausos, aunque varios de los allí presentes aún no saben que su suerte está echada.
La expectación creada en torno a los nombres de su futuro Ejecutivo, de los que ha venido informando El Debate, le servirá a Sánchez como distracción en los próximos días. Y, en el primer Consejo de Ministros, el presidente tiene intención de dar un golpe de efecto y reiniciar su «agenda social» para salir del «bucle de la amnistía», en palabras de uno de sus colaboradores.
El líder del Ejecutivo quiere materializar varias decisiones de aquí a fin de año. Una de ellas será prorrogar hasta junio de 2024 la exención del IVA de los alimentos básicos y la rebaja al 5 % en el caso del aceite y la pasta. También, la gratuidad del transporte público para jóvenes y desempleados a partir del 1 de enero (algunos abonos ya lo son). Además, de cara al año 2024 el Gobierno mantendrá el bono cultural joven, las pensiones se revalorizarán conforme al IPC y el bono para el alquiler joven aumentará su cuantía, según el compromiso del presidente.
Asimismo, antes de fin de año el nuevo Gobierno pretende aumentar de 30.000 a 38.000 el umbral para acogerse al llamado «alivio hipotecario», que de momento ha resultado un fiasco por el exceso de requisitos exigidos a los potenciales beneficiarios. Y porque los bancos no están obligados.
Ya en el último Consejo de Ministros en funciones, Sánchez y su Gobierno aprobaron una transferencia de mil millones de euros a las comunidades para alimentar el Sistema Nacional de Dependencia. Una decisión de la que el presidente presumió durante su discurso de investidura.

Una agenda endiablada

Por más que quiera desviar el foco, la agenda de la ley de amnistía es endiablada. Después de que sea calificada por la Mesa del Congreso, el Gobierno dará la conformidad a su tramitación parlamentaria (tiene 30 días, pero lo hará muy rápido). A partir de ahí, la Junta de Portavoces decidirá cuándo el Pleno debate y vota su toma en consideración, un primer debate obligatorio al tratarse de una proposición de ley y no de un proyecto de ley. Ese primer Pleno será de alto voltaje.

Junts ha confirmado que no presentará enmiendas a la ley de amnistía, pero ERC y Bildu se mueven en la ambigüedad

Una vez admitida a trámite, los grupos parlamentarios podrán presentar sus enmiendas. Las del PP y Vox serán enmiendas a la totalidad. Las de otros grupos, parciales. Junts ha confirmado que no presentará ninguna enmienda, puesto que está conforme con el texto, pero ERC se mueve en la ambigüedad. Fueron precisamente las dudas de Esquerra las que hicieron que, el lunes, el PSOE decidiera registrar la proposición de ley en solitario. Para no «marear más la perdiz», argumentaron los socialistas.
Tampoco Bildu ha aclarado si va a intentar enmendar la ley de amnistía. De hecho, este jueves el PP se mostró preocupado por los añadidos que Sánchez y sus socios puedan introducir a la ley en el trámite de enmiendas. Esteban González Pons incluso deslizó que Bildu podría aprovechar la ocasión para barrer para casa: «Yo no descarto que haya una enmienda de Bildu pidiendo que sean incluidos también los presos de ETA. ¿Por qué no?», se preguntó.
El PSOE ha pedido la tramitación por el procedimiento de urgencia para acortar los plazos a la mitad. A ello podría sumarle el atajo de atajos: la lectura única, que es cuando las enmiendas a la totalidad y parciales se debaten y aprueban en el mismo Pleno, antes de enviar el texto al Senado. Allí, el PP aprobó el martes la reforma del reglamento que le permitirá retrasar su aprobación -que no impedirla-, al dar a la Mesa de la Cámara Alta potestad para decidir si decidir si aplica o no el procedimiento de urgencia en las proposiciones de ley.
A mayores, el debate sobre la amnistía discurrirá en paralelo por otra carretera: la europea. El ministro de la Presidencia ha solicitado una reunión con el comisario europeo de Justicia y la vicepresidenta del ramo para asegurarse el plácet de la Comisión Europea, y el próximo miércoles el Parlamento europeo debatirá sobre la situación del Estado de Derecho en España.
Así que a Pedro Sánchez le será complicado pasar de pantalla.
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