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30 de abril de 2024

La portavoz del Gobierno compareció este martes acompañada de tres ministros

La portavoz del Gobierno compareció este martes acompañada de tres ministrosEFE

Dice estar tranquilo

El Gobierno se adelanta a los tribunales y proclama la «legalidad» de todos sus contratos de la pandemia

Pilar Alegría sostiene que estos ya fueron auditados por el Tribunal de Cuentas y la Intervención del Estado. Su argumento choca con la decisión del ministro de Transportes de hacer una auditoría

El Gobierno intentó este martes que se hablara de todo menos del caso Koldo y de José Luis Ábalos en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, pero no lo consiguió. Y ello a pesar de que, junto a la ministra portavoz, que esta vez compareció también como ministra de Educación, salieron a la palestra los titulares de Economía, Cultura y Derechos Sociales. En total, cuatro cancerberos para echar los balones fuera, aunque ni todos los ministros juntos lo habrían conseguido en un día como hoy. El día en el que se cumple el ultimátum dado por la Ejecutiva Federal del PSOE al exministro de Transportes y exsecretario de Organización del PSOE.
La portavoz, Pilar Alegría, llevaba el pareado escrito y lo repitió varias veces a lo largo de la comparecencia. «Este Gobierno es implacable contra la corrupción e impecable en su comportamiento», sostuvo.
Alegría defendió que todos los contratos de la Administración General del Estado durante la pandemia se hicieron «conforme a la legalidad» y que estos ya han sido auditados por el Tribunal de Cuentas y por la Intervención General del Estado. Un argumento que choca frontalmente con la decisión del actual ministro de Transportes, Óscar Puente, de encargar una auditoría para aclarar las circunstancias de una compra de mascarillas de más de 20 millones de euros por parte de Puertos del Estado y otra de 12,5 millones por Adif.
«Este Gobierno llegó con el máximo compromiso con la transparencia y ese principio sigue tan vigente hoy como el primer día», insistió Alegría, despejando todos los balones. No quiso hablar de cómo está encajando este escándalo el Gobierno, ni de si Ábalos tiene con qué chantajear al presidente. Que eso es, precisamente, lo que está dejando caer su entorno desde hace días.
A su lado, el ministro de Cultura y portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, también se puso los guantes de portero: «Todo el Gobierno está comprometido en la lucha contra la corrupción y es inquebrantable», zanjó. Y asimismo el titular de Economía, cuando negó que ninguna autoridad europea le haya transmitido su inquietud por las noticias que se están conociendo, puesto que alguno de esos contratos puso haberse costeado con fondos europeos.
La ronda de preguntas fue breve y la ministra Alegría tenía prisa por marcharse porque, según ella, la estaban esperando. Aunque en su agenda no figura nada hasta las siete de la tarde, y en Madrid.
Acabada la comparecencia, fuentes gubernamentales insistieron en que en el Ejecutivo están «tranquilos», aunque no es eso lo que aparentan. Y menos después de que Ábalos esté llevando su pulso hasta el final, dispuesto a irse al Grupo Mixto del Congreso aferrado a su escaño.
El enfado del PSOE con él es creciente, aunque los socialistas recuerdan que no pueden arrancarle el escaño de las manos. Desde el entorno de Pedro Sánchez defienden que han seguido los pasos que debían. Primero, esperando a que se levantara el secreto del sumario -el pasado viernes- para fijar postura; después, intentando convencer a Ábalos en privado y por las buenas; por último, recurriendo a las malas.
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