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27 de abril de 2024

El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, en Bruselas

El ministro de Exteriores, José Manuel AlbaresEFE

Investigación

Exteriores confirmó a El Debate la llamada a la Embajada de Ecuador: «Los coches oficiales no están para irse de copas»

El Ministerio de Exteriores confirmó a El Debate antes de la publicación de la polémica fiesta en Madrid del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, que una alto cargo del ministro José Manuel Albares llamó a la Embajada de Ecuador para trasladar molestia por el uso de los coches oficiales para irse de ocio nocturno. En cambio, cuando este periódico reveló los detalles del incidente, el mismo portavoz de Exteriores que había confirmado esta llamada de malestar a la oficina diplomática del país andino omitió su existencia a los medios de comunicación ecuatorianos.
Seis días antes de la publicación de los detalles de la polémica fiesta de Noboa en Madrid, El Debate se puso en contacto con el gabinete de prensa de Exteriores. Este periódico tenía el dato de que María Sebastián de Erice, Introductora de Embajadores, había llamado al día siguiente de la fiesta para expresar su molestia por un incidente. La persona que atendió la comunicación respondió que tenía que consultar y minutos más tarde confirmó que, en efecto, nuestra información era cierta: Erice llamó a la Embajada para expresar malestar. El motivo de la molestia fue el uso indebido que Noboa hizo de los medios oficiales que se le pusieron.
Las palabras literales que según este portavoz de Exteriores pronunció Erice en la llamada a la Embajada fueron estas: «Que no hagan un abuso de los coches, que si van a una cena y después se van de copas que no se pueden ir de copas en coches oficiales». Con esta afirmación, Exteriores confirmó a El Debate tres cuestiones. En primer lugar que la llamada de molestia había tenido lugar. Seguidamente que el motivo de la comunicación había sido indicar que el despliegue oficial que se le puso al presidente ecuatoriano no era para irse de fiesta. Por último, calificó el episodio de «abuso». «La llamada, evidentemente, yo te confirmo que se produjo», insistió el portavoz de Exteriores.
Al ver que en el momento en el que este periódico reveló el episodio se generó una gran repercusión mediática en Ecuador, este mismo portavoz se desdijo de la llamada inicial y pidió que se insistiera en que «oficialmente las únicas llamadas a la Embajada fueron exclusivamente para cuestiones de coordinación logística». Varios periodistas ecuatorianos llamaron a este portavoz para consultar si, como había contado El Debate, Exteriores había llamado a la Embajada. En cambio, Exteriores se limitó a responder «que no hubo ninguna queja formal» y «que si los hechos sucedieron no tenemos por qué saberlo», omitiendo lo más importante, que el ministerio sí trasladó molestia por el episodio del uso indebido de los coches.
Después de que Exteriores confirmara a El Debate que llamó a la Embajada para expresar su malestar, el portavoz trató de quitarle importancia al episodio explicando que este tipo de comportamientos suelen ser habituales en algunos Jefes de Estado. Concluyó su conversación con este periódico indicando que intentan hacer ver a los mandatarios extranjeros que «el parque móvil del Estado no está para estas cosas».
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