El Congreso aprueba la impunidad del procés entre gritos de «traidores» y amenazas a los jueces

Subió Gabriel Rufián a la tribuna de oradores y proclamó: «Ésta la primera derrota del régimen del 78». Y luego: «Siguiente parada: referéndum». El Pleno del Congreso aprobó este jueves de manera definitiva la ley de amnistía, con 177 votos a favor de levantar el veto del Senado (uno más de la mayoría absoluta requerida), 172 en contra y la ausencia de la diputada de Podemos Martina Velarde por enfermedad de un familiar. Y lo hizo en un ambiente de máxima tensión.

La presidenta del Congreso, Francina Armengol, tuvo que interrumpir la sesión después de la intervención de Santiago Abascal, que había calificado la norma como «corrupción política» y había lamentado: «Hoy se produce el atentado más grave a los españoles honrados desde 1978». Pero Armengol solo llamó al orden a dos diputados de Vox, José María Figaredo y Manuel Mariscal, que profirieron gritos de «traidores» contra la bancada del PSOE.

El diputado socialista Artemi Rallo llamó a los parlamentarios de Vox «neofascistas y filonazis» no desde su escaño, sino desde el atril. Pero él no fue llamado al orden. Pedro Sánchez no asistió al espectáculo, no dejó que le salpicara: solo entró en el hemiciclo a la hora de votar, entre aplausos de los suyos. «Pregúntense por qué es tan cobarde que ni siquiera comparece hoy aquí», afirmó Alberto Núñez Feijóo, dirigiéndose a los socialistas.

En la tribuna asistían a la sesión, con aire triunfal, varios de los amnistiados. Oriol Junqueras, Dolors Bassa, Carmen Forcadell, Jordi Turull… «Hoy es un día histórico. Hoy no se perdona, hoy se gana», proclamó la portavoz de Junts, Míriam Nogueras. «Esta ley no es perdón ni clemencia, es victoria. Una victoria democrática y colectiva», continuó.

«Nos dijeron que no habría amnistía y hoy tendremos amnistía. Y nos dicen que nunca habrá independencia y hoy tenemos más claro que es de ustedes de quienes menos depende. Depende del pueblo de Cataluña», terminó Nogueras, desafiante.

Durante el debate hubo alusiones a la fase en la que entra ahora la norma, una vez que sea publicada en el BOE. Algo que no ocurrirá de forma inmediata, sino más bien hacia la próxima semana. Y hubo amenazas a los jueces, que tendrán que aplicarla. El PSOE y Carles Puigdemont perderán el control sobre ella. «Sabemos que esta ley tendrá que esperar un tiempo para ser efectiva y que habrá que ponerle muchos esfuerzos para que algunos jueces reaccionarios apliquen una ley emanada de un parlamento democrático», advirtió el diputado de Podemos Javier Sánchez Serna. «El partido judicial español votará, y todo el mundo sabe lo que votará», pronosticó Rufián.

También Feijóo hizo un pronóstico, pero uno bien distinto: «La legislatura empieza y puede acabar aquí, con la amnistía. Si esta ley llega a aplicarse, al independentismo le van a servir ustedes (dirigiéndose a los socialistas) de muy poco. Y si finalmente no se aplica, los independentistas no lo van a perdonar», auguró.

El líder de la oposición retó al presidente ausente a retirar la ley, convocar elecciones, incluirla en su programa electoral y dejar que los españoles se pronuncien. «No se atreven», dijo. «Hoy hemos asistido al acta de defunción del PSOE», concluyó.

La votación fue por llamamiento de cada uno de los diputados. Al llegar al turno de Sánchez, varios parlamentarios de Vox volvieron a gritar «traidor». También cuando votaron María Jesús Montero y Félix Bolaños. A su término, el PSOE y sus socios se arrancaron a aplaudir, entusiasmados.