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José Ignacio Palacios ZuastiFue senador por Navarra

La riada de Valencia de 1957, cuando gobernar es servir, no servirse

Actualizada 04:30

Riada en Valencia del 15 de octubre de 1957

Riada en Valencia del 15 de octubre de 1957

En 1957, cuando todavía no se hablaba del calentamiento del planeta, cayeron copiosas lluvias sobre la Comunidad Valenciana que produjeron una importante crecida del rio Turia, cuyas aguas, desbordadas de su cauce, inundaron extensas zonas rurales e invadieron dos tercios del núcleo urbano de la ciudad de Valencia. Cuando las aguas se fueron retirando se pudo apreciar la magnitud de la catástrofe que alcanzó, también a otros municipios como Catarroja, Chiva, Massanassa, Albal, Algemesí, Carlet, y Orihuela, en la provincia de Alicante. Hubo más de 86 muertos, de los que 54 fueron en Valencia capital, y unas 1.200 personas se quedaron sin hogar, fundamentalmente en las zonas del Puerto y de Nazaret.

Franco, se encontraba en ese momento visitando Barcelona y se desplazó hasta la zona para conocer personalmente el alcance de los daños y el estado de ejecución de las diversas medidas que se habían adoptado.

En Capitanía General le prepararon una exposición con las fotografías más representativas de la riada y un plano sobre lo que podía ser la solución definitiva, que evitara a Valencia futuras inundaciones, que era lo que se denominaría 'Plan Sur', que el Gobierno aprobó nueve meses después de la riada para desviar el río de la ciudad y consistió en un nuevo cauce, de unos 12 kilómetros de longitud y 175 metros de ancho, capaz de desaguar 5.000 metros cúbicos por segundo en una nueva desembocadura, tres kilómetros al sur de la existente.

Esas obras comenzaron en 1964 y finalizaron –sin completar el programa inicial, que incluía otras infraestructuras de saneamiento hidráulico– en 1973. El Estado se hizo cargo del 75% del coste, el Ayuntamiento de Valencia y los municipios agrupados en la corporación Administrativa Gran Valencia del 20% y la Diputación de Valencia aportó el 5% restante. Recuerdo que se emitieron unos sellos de Correos, que los niños aficionados a la filatelia de entonces buscábamos con avidez, ya que por una ley de 23 de diciembre de 1961 se «...autorizo al Ayuntamiento de Valencia a recaudar tributos especiales entre 1962 y 1971…», entre ellos «…la imposición de un sello especial de 25 cts., (de peseta) en la correspondencia que se determine, circulada en todas las poblaciones de la denominada Gran Valencia…»

Ahora, como acaba de explicar el catedrático de Ingeniería Hidráulica en la Politécnica de Madrid, Luis Mediero, cuando todavía todo la Comunidad Valenciana está anegada por las aguas caídas como consecuencia de lo que desde hace unos pocos años denominamos DANA, «gracias a esas obras -del Plan Sur- se ha evitado una catástrofe como la ocurrida en los años cincuenta», «El esfuerzo de aquellos ingenieros ha funcionado, pues con estas lluvias, el caudal hubiera desbordado el río y se hubiera inundado la zona urbana de Valencia y el área metropolitana. Ahora el río rodea la ciudad y el agua va directamente al mar» y el antiguo cauce se ha convertido en zonas recreativas, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias, que se construyeron una vez que esa obra finalizó.

En 1957, cuando Franco terminó de ver la exposición, sin palabras huecas como a las que nos tiene acostumbrados el actual presidente del Gobierno tanto cuando lo del volcán de la Palma como ante el desastre de ahora, y tal y como cuenta Vicente Mortes Alfonso, que fue enviado por el Gobierno para tomar las decisiones más inmediatas ante esa catástrofe, se quedó unos instantes pensando y les dijo: «Bueno, bueno, esto está muy bien, pero Valencia está intransitable, inhabitable. ¿Qué han pensado ustedes para retirar rápidamente todo el barro que hay en la ciudad?» El general jefe de Ingenieros de la III Región Militar le contestó que según sus cálculos y en base a los medios de transporte de que disponían, que era el principal estrangulamiento, estimaban que se necesitaría como unos tres meses para dejar limpia toda la ciudad. Entablándose el siguiente diálogo:

- «¿Y se quedan ustedes tranquilos pensando que los valencianos van a pasar las Navidades envueltos en barro?»

- «No vemos otra solución, mi General»

- «Si dispusieran ustedes de más camiones podría ganarse tiempo, ¿no es así?» Asintieron y siguió diciendo: «En mi último recorrido desde Rota a Jerez me crucé y conté más de 100 camiones transportando escollera para el puerto de Rota. Por las noticias que tengo, las obras deben estar prácticamente terminadas, y seguramente esos camiones estarán disponibles,» y dirigiéndose a Camilo Alonso Vega, ministro que le acompañaba, le pidió que llamara al embajador de Estados Unidos y le preguntara si tales camiones podían desplazarse a Valencia. Así dispusieron de 120 camiones más y los valencianos pasaron las Navidades sin barro.

Esto lo pudo hacer Franco porque pisaba suelo y circulaba por la carretera contando camiones, cosa que difícilmente podría hacer Pedro Sánchez ya que, como de La Moncloa se desplaza a Torrejón en helicóptero y, después, en Falcon a sus destinos, desde el aire no se puede percatar de la realidad de España.

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