
NEOS celebra el acto 'Hijos de la Transición. La verdad frente a un relato de ruptura'
NEOS reúne a los hijos de los protagonistas de la Transición para ensalzar su espíritu frente a quienes levantan muros
La fundación que preside Jaime Mayor Oreja organizó este lunes el acto 'Hijos de la Transición. La verdad frente a un relato de ruptura'
NEOS celebró este lunes, en el Auditorio de la Mutua Madrileña, en Madrid, un acto destinado a ensalzar el espíritu de la Transición y lo que ello supuso y supone aún hoy, frente a quienes «pretenden levantar muros» entre los españoles. Y lo hizo de la mano de los hijos de sus protagonistas: Leopoldo Calvo-Sotelo, Juan Fernández-Miranda, Juan José Lavilla, Rodolfo Martín Villa, José María Múgica y Marcelino Oreja Arburúa. Todos ellos analizaron lo que conllevó aquel periodo de nuestra historia reciente, pero sobre todo reivindicaron su actualidad, o, más bien, la necesidad de que ese legado siga vivo hoy.
«Frente a los que pretenden levantar muros o celebrar aniversarios macabros, NEOS ensalza el espíritu que diseñó una España para todos. Frente a su ruptura, nosotros proponemos unión», afirmó el director general de la fundación, Javier Martínez-Fresneda, que presentó y moderó el acto. Subrayó, no obstante, la necesidad de acercarse al período de la Transición «con honestidad», y no cayendo en la mitificación. «Decimos alto y claro que la Transición fue un éxito. El éxito de un proyecto de concordia frente a la ruptura y el enfrentamiento. Y ese espíritu de concordia le otorga a la Transición una altura moral sobre los proyectos de ruptura entre españoles que ni siquiera sus más acérrimos críticos le podrán quitar jamás», afirmó.

Javier Martínez-Fresneda, director general de NEOS
Por otro lado, Martínez-Fresneda señaló que, frente a los relatos que culpan a ese momento de nuestra historia, y lo que de él derivó, la Constitución, de los males a los que asistimos hoy en el ámbito político, desde NEOS no lo hacen. Al contrario, a su juicio, estos son consecuencia precisamente del «abandono del espíritu de la Transición y del intento de perversión del proyecto constitucional», así como de dos elementos que no se preveían entonces: «la mala fe y la deslealtad». «Es necesario reivindicar la Transición como algo digno de reivindicarse hoy y para generaciones futuras. (...) El espíritu de la Transición debe ser irrenunciable», aseguró el director de la fundación.

Javier Martínez-Fresneda, Leopoldo Calvo-Sotelo, Juan Fernández-Miranda y Juan José Lavilla

Leopoldo Calvo-Sotelo
También para Juan Fernández-Miranda, sobrino de Torcuato Fernández-Miranda, el espíritu de la Transición, lo que esta representó, «está plenamente vigente». Defendió que no se trata de hacer una segunda Transición, sino recuperar aquel espíritu, y emplazó a su generación a reivindicarlo de forma activa, a hacer «militancia democrática», ante el auge de los discursos que la critican. Frente a quienes, como el Gobierno, prefieren recordar la muerte de Franco el 20-N, él es partidario, y así lo recalcó, de celebrar el 22 de noviembre, el día en que fue proclamado Rey de España Don Juan Carlos, a quien le reconoció «un acto de alta política» en aquel momento. «No hay suficientes errores en el mundo que pueda cometer una persona que hagan sombra a lo que para cada uno de nosotros, de aquellos de nosotros y de los que vendrán, supone vivir en un régimen democrático como el que surgió de la Transición», afirmó.

Juan Fernández-Miranda

Juan José Lavilla
El papel clave del Rey Juan Carlos lo resaltó igualmente Juan José Lavilla, hijo del ministro de UCD Landelino Lavilla, que se mostró convencido de que la Historia le reconocerá «como uno de los grandes monarcas». También el papel de Adolfo Suárez, de quien elogió su intuición política, su determinación, su prudencia y, a la vez, su audacia. «Ahora que tantos jóvenes dan por sentadas tantas cosas buenas de las que disfrutamos fruto de la Transición», subrayó, se hace necesario «reconocer el acierto» de sus protagonistas, y al mismo tiempo «alertar de los riesgos que acechan a la democracia si no se cuida día a día preservando el espíritu de la Transición».

Javier Martínez-Fresneda, Rodolfo Martín Villa, Marcelino Oreja Arburúa y José María Múgica
Los protagonistas de la Transición «en pocos meses o años escribieron las páginas más brillantes de la Historia de España del siglo XX», expresó Rodolfo Martín Villa, hijo del exministro, que hizo extensivo el orgullo que deben sentir como hijos suyos por «lo que hicieron y lo que nos dejaron». Y ensalzó a aquella generación de políticos, de quienes aplaudió su generosidad, en lo personal y en lo político, su inteligencia, su valentía y su intuición.

Rodolfo Martín Villa
Para mostrar con hechos concretos el espíritu de reconciliación que existía entonces, Marcelino Oreja Arburúa, hijo del ex secretario general del Consejo de Europa y exministro, recordó que a su abuelo le mataron militantes socialistas de la UGT, y ni su padre ni su abuela tuvieron nunca palabras de reproche. Es más, -explicó- su padre mantuvo relaciones cordiales con el PSOE y en su época de ministro tuvo que amnistiar a quienes habían asesinado al suyo. «No hay ningún ejemplo mayor que ese de generosidad y unión entre todos los españoles», destacó.

Marcelino Oreja Arburúa

José María Múgica
«Aquí lo que había era la voluntad de que por una vez salieran bien las cosas», manifestó José María Múgica, hijo mayor del dirigente socialista asesinado por ETA Fernando Múgica. Indicó que el gran enemigo de la sociedad española en la época de la Transición y después, y el «gran obstáculo» en la política de entonces, fue el terrorismo, y lamentó que hoy, en alusión a Bildu, viven «en un estado de impunidad apoyando al Gobierno y consiguiendo extraordinarios beneficios». «Esto es imperdonable», manifestó, recibiendo el aplauso del auditorio. Múgica aseguró, por otro lado, que la Transición «no es únicamente un ejercicio de mirada para atrás, es un ejercicio de mirada permanente y hacia delante, porque no existe otro camino en España que reivindicar los valores de la Transición», recalcó. Cualquier otro «nos llevaría al cainismo, a los demonios insoportables de nuestra historia», advirtió.