Pedro Sánchez se dirige a Alberto Núñez Feijóo, este miércoles en el Congreso
Un Gobierno agitador
Sánchez y sus ministros revientan otra sesión de control en el Congreso para huir de la corrupción
Ya es costumbre que ni el presidente ni el resto de los miembros del Ejecutivo respondan a lo que les pregunta la oposición, pero este miércoles fue más descarado que nunca
Acababa de terminar su intervención la ministra de Defensa, Margarita Robles, cuando la presidenta del Congreso interrumpió la sesión de control al Gobierno abruptamente para pedir a Alberto Núñez Feijóo que mandara callar a sus diputados cuando los ministros hablan.
En el PP sospechan que Francina Armengol no actuó motu proprio, sino animada por el ministro Óscar López, con quien la vieron hablar en el pasillo. En cualquier caso, sus palabras en el hemiciclo fueron: «Hay una estrategia deliberada de hacer ruido cuando hablan miembros del Gobierno. Esto no es posible, porque los ciudadanos merecen oír las explicaciones de todos, aquí todo el mundo tiene derecho de expresarse dentro del respeto a la cámara parlamentaria. Les ruego que, igual que hacen los demás, mantengan silencio cuando habla el Gobierno. Y se lo pido a la dirección del partido y a la dirección del grupo parlamentario, y al señor Feijóo expresamente».
La presidenta del Congreso, Francina Armengol
Los diputados del PP pasaron de la sorpresa a la incredulidad y, de ahí, al enfado. Afirman que el Gobierno ha convertido las sesiones de control parlamentarias en meras «tertulias» para no responder a nada de lo que los diputados preguntan a sus miembros, básicamente sobre corrupción. Y que, pese a todo, Armengol no solo les deja hacer, sino que además se dedica a llamar la atención casi cada semana a la oposición por hacer precisamente eso: oposición. «En las sesiones de control nosotros preguntamos y ellos tienen que contestar a lo que se les pregunta, así funciona. Pero semana tras semana no contestan, hablan de lo que les da la gana, atacan y aquí no pasa nada», se quejan desde la dirección del grupo parlamentario popular.
En la de este miércoles fue, si acaso, más indisimulado. Alberto Núñez Feijóo preguntó a Pedro Sánchez por las llamadas de Santos Cerdán a constructoras -reconocidas por el secretario de Organización del PSOE el martes- y el presidente replicó: «Hay que ver para lo que ha quedado. Salir de Galicia para acabar gobernado desde un ático de Chamberí».
Cuca Gamarra preguntó a María Jesús Montero por el rescate de Air Europa y la vicepresidenta salió con su particular versión de las ‘manzanas traigo’. «Ustedes están en la bronca, en la difamación y sobre todo en el desprestigio de un Gobierno salido de las urnas (…). Lecciones suyas en materia de corrupción, ninguna». Elías Bendodo volvió a la carga con Montero, y le preguntó por tercera vez en las últimas semanas si alguien de su equipo se reunió con el empresario Víctor de Aldama en el Ministerio de Hacienda. Y la aludida utilizó el comodín del machismo: «Deje de utilizar ese tono de superioridad moral que tiene en sus intervenciones, no sé muy bien si porque soy mujer, socialista o andaluza. O las tres cosas: mujer, socialista y andaluza».
Cayetana Álvarez de Toledo preguntó a Félix Bolaños por los ataques de Gobierno a los jueces y el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes se dirigió a Feijóo para decirle, jocoso: «Si me permite un consejo, yo a la señora Álvarez de Toledo la pondría en la nueva dirección del PP. Tiene una acreditada trayectoria para que forme parte del PP de los bulos». Pepa Millán también preguntó a Bolaños, en su caso por el límite de imputados que se ha puesto el Gobierno, y la respuesta del ministro a la portavoz de Vox fue: «Usted y (Miguel) Tellado son portavoces intercambiables. La señora Álvarez de Toledo se fotografía con el señor Espinosa de los Monteros… fusiónense, déjense de disimular».
A todo esto, el verdadero protagonista de la mañana fue alguien que no intervino en la sesión de control: el diputado Cerdán. En el Gobierno y en el PSOE siguen a la espera de ese informe de la UCO al que el propio secretario de Organización dio carta de naturaleza el martes, cuando se defendió en el patio del Congreso. Allí reconoció que ha hecho «muchas veces preguntas sobre obras» en Navarra, pero que «ninguna de ellas es constitutiva de delito».
Desde la Moncloa se quejan de tener que estar respondiendo a los «condicionales» que plantea un informe que aún nadie ha visto y desde la oposición consideran que el alegato de Cerdán fue más inculpatorio que otra cosa, porque un secretario de Organización no se dedica a llamar a las constructoras para ver cómo van las obras de su circunscripción.