Es la hora de regenerar el PSOE
Pedro Bofill fue miembro la Ejecutiva Federal del PSOE y director de El Socialista. También fue diputado durante tres legislaturas y exdiputado del Parlamento europeo. En este artículo reclama a Pedro Sánchez su dimisión inmediata como secretario general
La sucesión de escándalos que afectan a la vida pública en España ha alcanzado en las últimas semanas tal grado de toxicidad que el ambiente se hace opresivo e inquietante. Está seriamente dañada la estabilidad institucional y debilitada la confianza de los ciudadanos en los fundamentos de nuestro Estado de derecho. Ha llegado la hora de regenerar la vida pública española y eso pasa previamente por la regeneración del PSOE, lo que es incompatible con la continuidad de la actual secretaría general.
No resulta políticamente aceptable que los dirigentes del Partido Socialista continúen relativizando los hechos e ignorado la existencia de una corrupción de carácter estructural que afecta tanto al propio partido como al Ejecutivo al que sustenta. La reciente aparición de un nuevo caso de presunta corrupción que involucra a Santos Cerdán —persona de máxima confianza del secretario general y sucesor de José Luis Ábalos, también vinculado a diversas irregularidades durante su desempeño como secretario de Organización y ministro del Gobierno— reviste tal gravedad que obliga a una reacción inmediata y proporcional por parte de la dirección del partido.
El intento del secretario general de eludir su responsabilidad, alegando desconocimiento del proceder presuntamente delictivo de dos de sus principales colaboradores, carece de fundamento desde el punto de vista político y ético, y podría incluso interpretarse como una dejación de funciones. La responsabilidad en casos de esta magnitud no puede ser diluida por la vía de la ignorancia, sino que debe ser asumida conforme a los principios de diligencia debida, rendición de cuentas y responsabilidad política. Por mucha que sea la decepción que Pedro Sánchez nos muestre con Ábalos y Cerdán, ello no le exime de la grave responsabilidad que le atañe, bien por su desconocimiento o bien por su dejadez.

Rueda de prensa de Pedro Sánchez tras la reunión de la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ha sido un actor político fundamental en la consolidación de las libertades, la igualdad, la solidaridad, la justicia, así como en la defensa del Estado de derecho y de la integridad territorial de España. No obstante, hoy se observa con creciente preocupación una deriva que pone en riesgo esa herencia histórica y arruina la posibilidad de que el PSOE vuelva a ser un partido hegemónico, como lo fue en tiempos todavía recientes de los que guarda memoria y reconocimiento la sociedad española.
Frente a la gravedad de los hechos que nos ocupan, la respuesta ofrecida por la dirección del partido —materializada en una rueda de prensa desafortunada— es clamorosamente insuficiente, como refleja todo el arco mediático, incluidos medios proclives a los dictados del Gobierno. En dicha comparecencia no solo eludió ofrecer explicaciones claras y contundentes, sino que el resultado fue el contrario a sus pretensiones, al verse agravada la desconfianza ciudadana por su negativa a asumir las responsabilidades políticas directas que se derivan para él en su doble vertiente de secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, después del demoledor informe de la UCO. En particular, sigue sin esclarecerse la presunta manipulación de las votaciones internas que lo llevaron a ocupar la Secretaría General del partido, que deja en entredicho la limpieza de aquel proceso.
Asimismo, no puede obviarse que el actual secretario general del PSOE parece haber renegado de los principios que invocó al promover la moción de censura que lo condujo a la Presidencia del Gobierno: la lucha contra la corrupción y la regeneración democrática de la vida pública en España. Dichos principios, lejos de fortalecerse, se ven hoy erosionados desde el poder por un comportamiento fraccional y divisorio de la sociedad, por la falta de transparencia, la opacidad en la rendición de cuentas y la creciente desconexión con el sentir ciudadano.
A los graves escándalos de naturaleza económica se suman prácticas sistemáticas de corrupción política alentadas desde el propio Ejecutivo, presidido por el Partido Socialista. Estas prácticas no constituyen meros desvíos administrativos, sino que representan una alteración sustantiva —y en muchos casos irreversible— de nuestro orden constitucional. Entre los hechos que acreditan esta deriva institucional se encuentran: la ausencia deliberada de Presupuestos Generales del Estado, el vaciamiento funcional del poder legislativo, el incumplimiento reiterado de compromisos electorales, la degradación del principio de legalidad, el ejercicio abusivo del poder mediante decisiones marcadamente arbitrarias, las negociaciones espurias con individuos prófugos de la justicia (obtención de votos a cambio de una dudosa amnistía) y una preocupante opacidad en la acción de gobierno, cada vez más asentada sobre la manipulación y el engaño sistemático a la ciudadanía.
Tal como he expresado en reiteradas ocasiones, esta conducta no solo traiciona los fundamentos democráticos que el Partido Socialista Obrero Español ha defendido históricamente, sino que vulnera de forma grave su coherencia ideológica y sus cimientos éticos.
Es por eso por lo que como socialista militante antes que como militante socialista, siento la obligación de dirigirle a Pedro Sánchez este mensaje directo:
Estimado secretario general, en tu condición de máximo responsable del PSOE recae sobre ti la responsabilidad ineludible de haber liderado, prometido y, sin embargo, frustrado el compromiso de regenerar la vida pública en España. Dicha regeneración pasa hoy necesariamente por una profunda transformación del propio partido. Una transformación, que, a la luz de los hechos, ni puedes ni debes encabezar. Tras siete años de ejercicio del poder, lo que se ha consolidado no es un fortalecimiento de las instituciones, sino su progresivo deterioro; no una cultura democrática, sino su desmantelamiento; no una convivencia sólida, sino una polarización alimentada desde el poder.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante una rueda de prensa, en la sede del PSOE
Creo que, por respeto a los españoles, para preservar la dignidad de nuestros votantes, así como restituir el buen nombre del Partido Socialista Obrero Español y la dignidad de sus militantes, sería ejemplarizante y reparadora tu dimisión inmediata como secretario general y la constitución en el próximo Comité Federal de una Comisión Gestora que asuma con garantías la transición interna.
Como presidente del Gobierno de España, sería un acto clarificador y de regeneración democrática presentar una cuestión de confianza, conforme al artículo 112 de la Constitución. Este gesto no solo fortalecería la legitimidad del gobierno de coalición y del bloque parlamentario que lo respalda, sino que también obligaría a cada grupo y cada diputado a asumir públicamente su responsabilidad política. Permitiría desenmascarar los intereses particulares y tácticos de aquellos que, bajo el pretexto de representar al pueblo, anteponen estrategias partidistas a los intereses generales, contribuyendo así a la erosión del Estado democrático.
Al mismo tiempo, haría visible cómo ciertos sectores autodenominados progresistas priorizan la permanencia en el poder, incluso a costa de renunciar a sus principios fundacionales, relativizar agresiones institucionales y silenciar las demandas de los colectivos sociales que afirman defender. En esa contradicción —entre el discurso transformador y la práctica acomodaticia— se refleja una crisis de coherencia que muchas fuerzas de izquierda se niegan a reconocer, perdiendo con ello la oportunidad de construir una alternativa sólida y creíble ante la ciudadanía.
Convéncete, abrir la puerta a la regeneración del PSOE es la mayor contribución que puedes hacer a la regeneración de la vida pública española. El PSOE te lo reconocerá, porque a veces un paso atrás es el gesto más honorable que caracteriza a un dirigente político.
Pedro Bofill
Fue miembro la Ejecutiva Federal del PSOE y director de El Socialista.
Diputado durante tres legislaturas y exdiputado del Parlamento europeo.