El PP se presenta como el partido del «humanismo cristiano» tras dos congresos sin ponencia

El Partido Popular clausuró este domingo su XXI Congreso Nacional sumido en un estado general de euforia. En primer lugar, por las encuestas, que le dan un notable incremento tras el reventón del caso Cerdán. Y en segundo lugar, por la comparación directa con su rival, el PSOE, que ha celebrado un Comité Federal marcado por la dimisión de Paco Salazar —otro hombre de confianza de Sánchez— por acusaciones de acoso sexual.

Son muchos los aspectos que han hecho distinto a este XXI Congreso Nacional del PP, pero quizá el primero ha sido la publicación de una ponencia, cosa que no ocurrió en las últimas ediciones (las de los años 2018 y 2022) tras las salidas de Mariano Rajoy y Pablo Casado.

En el caso de ese penúltimo congreso no faltaron voces, como la de Cayetana Álvarez de Toledo, que pedían poner, negro sobre blanco, los principios ideológicos del partido. En aquella primavera de 2022, la hoy portavoz adjunta en el Congreso advertía en su página web:

«Nos estamos jugando (...) la propia existencia del PP como fuerza hegemónica en el centro-derecha y alternativa al socialismo. Y, por tanto, también el futuro de España. La supervivencia del PP nos emplaza. Y nos exige dos cosas: claridad en el análisis de las causas de esta crisis. Y valentía en las soluciones», escribía entonces.

Pues bien, tras ese abrupto relevo, y con el partido recuperado electoralmente, el PP ha podido publicar una ponencia donde se define abiertamente como un «partido de centro-reformista que aspira a ser la casa común de liberales, democristianos y conservadores para representar a todos los que defienden la democracia liberal, la economía social de mercado, la libertad, el Estado de derecho, la igualdad ante la ley y la dignidad de toda vida humana», algo que no ponían por escrito desde 2017 con motivo del XVIII Congreso Nacional, todavía con Rajoy.

A mayores, en la ponencia aprobada este fin de semana, los populares señalan que sus valores «nacen del humanismo cristiano: la dignidad de la vida humana, la libertad, la responsabilidad, la justicia, la igualdad, la solidaridad y el carácter subsidiario del Estado. El Estado debe estar allí donde la persona y la sociedad organizada no pueden llegar y no debe aspirar a reemplazarlos».

Feijóo calificó el congreso de este fin de semana como el «acto fundacional de un nuevo tiempo». Un nuevo tiempo que, sin embargo, incluye aspectos de ese viejo PP que se convirtió, tal y como señalan, en la casa común de «liberales, democristianos y conservadores».