Sánchez firma en Chile una declaración «en defensa de la democracia» que no condena las dictaduras de Cuba, Venezuela o Nicaragua

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha trasladado a Chile para participar en la Reunión de Alto Nivel «Democracia Siempre» convocada por el presidente de aquel país, Gabriel Boric. A ella han acudido han acudido también el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Uruguay, Yamandú Orsi, y el presidente de Colombia, Gustavo Petro.

Tras ese encuentro, los cinco mandatarios han comparecido ante los medios para enunciar sus conclusiones, momento en el que Pedro Sánchez ha llamado a los «gobiernos progresistas» a unirse y «pasar a la ofensiva» en defensa de la democracia frente a la que denomina la «internacional reaccionaria del odio y la mentira».

«Una internacional del odio y la mentira que avanza peligrosamente, por desgracia, en ambos continentes, poniendo en riesgo los derechos y libertades por los que las generaciones que nos precedieron lucharon tanto, a veces sacrificando la propia vida», añadió.

Antes de esa comparecencia, tal y como figura en la propia web de la Moncloa, los cinco mandatarios han aprobado una declaración conjunta que plantea «la necesidad de promover un multilateralismo renovado, reformar el sistema de gobernanza internacional, fortalecer una diplomacia democrática activa e impulsar una narrativa alternativa al retroceso democrático». La declaración, indica la Presidencia del Gobierno, constata un periodo de «profunda incertidumbre» mundial en el que los valores democráticos «son desafiados de forma permanente».

A pesar de que el motivo de la reunión era «defender la democracia» ni Sánchez ni el escrito alude a las dictaduras de izquierdas que siguen vigente en el continente americano, como son los casos de Venezuela, Cuba o Nicaragua, donde están muy lejos de respetar algunas de las libertades individuales más básicas.

Según el Índice de Democracia de The Economist, que goza de prestigio internacional, estas tres dictaduras de izquierdas obtienen unas de las peores puntuaciones en los estándares de calidad democrática.

Según ese listado, Nicaragua figura en el puesto 147 sobre 167, estando incluso por detrás de China tras haber caído decenas de puestos en apenas una década. Por su parte, Venezuela ocupa el puesto 142 a pesar de que hace apenas diez años obtenía un aprobado raspado.

En cuanto a Cuba, la isla figura en el puesto 135 sobre 167, estando por detrás países como Vietnam o Zimbabue.