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La líder de Podemos, Ione Belarra, el martes en el Congreso

La líder de Podemos, Ione Belarra, el martes en el CongresoEFE

Quieren reventarlo todo

Podemos eleva al máximo la tensión en el bloque de Sánchez: «Están pasados de rosca»

El Gobierno y sus socios creen que los morados están forzando la máquina hasta ver si consiguen que el presidente adelante los comicios y poder ajustar cuentas con Sumar y el PSOE

«En Podemos están pasados de rosca. Quieren ya elecciones de Sánchez contra (Irene) Montero y todo lo demás les sobra», se lamenta uno de los socios habituales del Gobierno. La actitud de los morados en este inicio de curso, su oposición a todo, tiene enfadados al PSOE, a Sumar y a los aliados de Pedro Sánchez que tradicionalmente han tenido una buena relación con Podemos: ERC, Bildu y el BNG.

Entre todos ellos ha calado la idea de que Pablo Iglesias –que sigue moviendo los hilos sin demasiado disimulo– ha decidido forzar la máquina hasta ver si consigue que el presidente adelante los comicios y poder enfrentarse por fin a Sumar y al PSOE. Porque la otra opción para acabar con la legislatura, la de que sus cuatro diputados apoyaran una moción de censura de Alberto Núñez Feijóo, es política ficción.

Saltan chispas entre Montero y Belarra

Si ayer hubo un cara a cara duro durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso fue el que mantuvieron María Jesús Montero e Ione Belarra. La líder de Podemos hizo un discurso inflamado en el que acusó a los socialistas de haber sido tibios con Israel y de haber mandado a la UIP a «dar porrazos» a niños y ancianos el pasado domingo en la Vuelta. «Esto huele a electoralismo barato», llegó a señalar. Y Montero estalló. «Ustedes se empeñan en distanciarse. Y no estamos entendiendo la posición de Podemos, ni en este tema ni en muchos otros temas. ¿Por qué ese intento de aparentar que cosas que cuando ustedes estaban en el Gobierno apoyaban, ahora transmutan y no apoyan?», preguntó a Belarra, recordándole su propio pasado y el de Podemos en el Consejo de Ministros la anterior legislatura. «La gente quiere que ustedes arrimen el hombro».

La vicepresidenta Montero, dirigiéndose a la líder de Podemos desde su escaño

La vicepresidenta Montero, dirigiéndose a la líder de Podemos desde su escañoEFE

Los ánimos están caldeados. En el Parlamento se respira la tensión entre los morados y el resto del bloque de Sánchez. El martes, Podemos amenazó con aliarse con el PP y Vox para forzar al presidente a comparecer en la comisión de investigación sobre la dana. El miércoles, el partido de extrema izquierda denunció al Ministerio de Economía por presunta prevaricación administrativa en modalidad omisiva. Lo acusa de no haber detenido el comercio de armas con Israel ni haber impedido el tránsito de material militar por España desde febrero de 2024 pese a estar obligado, porque no respondió a dos solicitudes registradas por los morados y ese silencio administrativo «tiene efectos positivos», según interpretan ellos.

Y aún van a tensar más la cuerda el próximo martes, cuando sus cuatro diputados tumbarán la admisión a trámite de la proposición de ley del PSOE y Junts para delegar las competencias en materia migratoria a la Generalitat. Un texto que socialistas e independentistas pactaron en marzo y cuya aprobación depende de los morados.

Oficialmente, el argumento de Podemos es que se trata de una norma «racista», únicamente pensada –según su versión– para que Junts pueda contrarrestar el discurso extremista de Alianza Catalana. Extraoficialmente, nadie en la mayoría Frankenstein tiene dudas de que esta decisión forma parte de la estrategia rupturista de los morados.

«Están en el 'no' a todo»

«Están en el ‘no’ a todo, y así no hay manera», se quejan desde el ala socialista del Ejecutivo, donde albergan muy pocas esperanzas, por no decir ninguna, de poder pactar los Presupuestos Generales de 2026 con los morados. De entrada, Podemos ha puesto unas condiciones que Hacienda considera del todo inasumibles: reducir por ley un 40 % el precio de los alquileres y romper toda relación diplomática y comercial con Israel. Por no hablar de la desconfianza mutua: los morados sospechan que la decisión de Sánchez de llevar al Congreso las cuentas públicas es, en realidad, un truco. «Yo no descarto para nada que esto pueda ser una jugada política para ir a un adelanto electoral», declaró Belarra hace unas semanas.

Como contó El Debate el miércoles, en el Consejo Ciudadano Estatal que Podemos celebró el pasado sábado, algunas voces advirtieron de que no deben de equivocarse de enemigo, porque el auténtico es el PSOE, no Vox. «A nosotros nos hundió el PSOE», llegó a sostener uno de los intervinientes.

Este periódico también ha revelado que la cúpula morada asegura haber recibido y rechazado una oferta de Sumar para unirse en una candidatura conjunta liderada por el secretario general de Comisiones Obreras, Unai Sordo. Desde el sindicato afirman que Sordo «no liderará ninguna candidatura» porque acaba de ser reelegido al frente de CC.OO. para un tercer y último mandato, aunque no desmienten que haya habido un ofrecimiento.

Los de Belarra sigue con la firme intención de presentar su propia lista a los próximos comicios, con Irene Montero como candidata. Y, si acaso, que se les una quien quiera. Y lo mismo en Andalucía, donde han rechazado reeditar una candidatura conjunta con Izquierda Unida, Sumar e Iniciativa del Pueblo Andaluz como la de 2022.

«Lo de Podemos no se sostiene (…). Quieren matar por este orden a Sumar y al PSOE, a costa de lo que sea», se lamenta un destacado costalero parlamentario del Gobierno de Sánchez.

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