El PSOE se hunde en Extremadura y pierde otro de sus bastiones históricos

El PSOE ha sufrido un nuevo retroceso electoral en Extremadura, profundizando una tendencia a la baja que se arrastra desde varias convocatorias autonómicas. Tras alcanzar su techo en 2019, cuando logró el 46,7 % de los votos y 34 escaños, los socialistas iniciaron una caída que se acentuó en las elecciones del 28 de mayo de 2023, cuando, pese a volver a ser la fuerza más votada, el empate en escaños con el Partido Popular le impidió a Guillermo Fernández Vara revalidar la Presidencia de la Junta. Aquel resultado, que puso fin a su etapa al frente del Ejecutivo autonómico, evidenció la pérdida de la mayoría suficiente para gobernar en un Parlamento cada vez más fragmentado.

En ese contexto, el Partido Popular logró articular una alternativa de gobierno con María Guardiola al frente, gracias a los 28 escaños obtenidos por su formación y al apoyo de los cinco diputados de Vox, que entró por primera vez en la Asamblea como fuerza decisiva. La actual convocatoria electoral se produce tras aquel escenario de equilibrio ajustado y bloqueo institucional, y confirma ahora un nuevo paso atrás del PSOE, que pierde uno de sus bastiones históricos en un escenario marcado por la consolidación del bloque de centroderecha y la dificultad de los socialistas para recuperar la hegemonía que mantuvieron durante décadas en la comunidad.

Los resultados de los comicios de este domingo han dado la victoria a Guardiola, que ha conseguido el 43,1 % de los votos, lo que se traduce en 29 escaños, 1 más que en 2023. Los socialistas han logrado solo el 25,8 % de los votos, 18 escaños, 10 menos que en 2023.

La situación del PSOE

El retroceso del PSOE en Extremadura se enmarca en un contexto más amplio de debilitamiento territorial del partido en el conjunto de España. Tras la pérdida de la mayoría de gobiernos autonómicos en los últimos ciclos electorales, los socialistas mantienen actualmente el poder solo en tres comunidades: Castilla-La Mancha, con Emiliano García-Page; Asturias, bajo el liderazgo de Adrián Barbón; y Cataluña, donde Salvador Illa preside la Generalitat.

Este escenario refleja una reducción significativa del peso autonómico del PSOE y refuerza la lectura de las elecciones extremeñas como parte de una tendencia nacional de repliegue territorial. La dificultad para conservar bastiones históricos y para recuperar posiciones perdidas ha limitado la capacidad del partido para proyectar una alternativa sólida en varias comunidades.

A este contexto se suma un momento especialmente delicado para el PSOE en el ámbito nacional, marcado por el impacto político de distintos escándalos de corrupción y por denuncias relacionadas con acoso sexual que han tensionado el debate público en los últimos meses. Aunque la dirección socialista ha tratado de desvincular estos episodios de los resultados electorales, su coincidencia temporal contribuye a un clima de desgaste que añade presión a un partido ya inmerso en una fase de repliegue territorial.