La realidad de algunas de las barriadas más deprimidas de Andalucía: «No trabaja nadie, vivimos de la paga»

En Andalucía encontramos algunos de los barrios más deprimidos de España. Cada una de estas zonas tiene sus propias particularidades, pero la mayoría de ellas están marcadas por la droga, la exclusión social, altos niveles de analfabetismo y absentismo escolar y por consiguiente, la tasa del paro disparada.

Este contraste se deja notar en la ciudad de Córdoba, que con sus cuatro reconocimientos de la UNESCO –la Mezquita-Catedral, el Centro Histórico, la Fiesta de los Patios y Medina Azahara–acoge en el otro extremo alguno de los barrios más desfavorecidos, como Las Palmeras o Distrito Sur.

Este último, compuesto por Sector Sur, Campo de la Verdad y barrio del Guadalquivir, surgió a raíz de la construcción de varias viviendas sociales destinadas a personas que emigraba desde las zonas rurales a la ciudad. Ha sido desde sus orígenes una zona de acogida.

Actualmente, acoge a un alto porcentaje de inmigración extranjera –las nacionalidades presentes en mayor medida son marroquí, colombiana, rumana y ecuatoriana–lo que conlleva mucha diversidad que, a su vez, desemboca en conflictos vecinales. La situación sociolaboral de la mayoría de la población, lejos de atenuar este contexto, lo empeora, dando lugar a una convivencia inestable.

Los vecinos llevan años lamentando que el barrio se encuentra totalmente abandonado por el estigma que sufre la zona.

La zona de 'Los Vikingos'

Estas zonas fueron en el pasado objeto de atención por parte de programas televisivos, que al estilo callejero, radiografiaban su día a día para conocer cómo sobrevivían sus habitantes.

El último en hacerlo ha sido el programa de Antena3 'Espejo Público', que se ha adentrado en la zona popularmente conocida como 'Los Vikingos', que corresponde a la tristemente popular calle Torremolinos.

Allí, los reporteros del programa han constatado lo que a todas luces es una verdad ya sabida: aparte del menudeo, el trapicheo, la chatarra y otros trabajos, una parte de sus habitantes se beneficia de las subvenciones reconociendo a cámara que no tienen ningún propósito de encontrar trabajo. Esa paga se conoce como «la vital».

El programa comprueba como el lugar se ha convertido en un intento fallido de reinserción a través de la incentivación económica estatal.

«¿A qué os dedicáis vosotros?», pregunta el reportero a un par de varones que parecen ociosos. «Comemos del Estado, de 'la vital'», le responden. «Ya», insiste el periodista del programa, «¿pero no buscáis trabajo?». «Para qué, si ya ven la dirección y es que no nos dan trabajo».

«O sea, que vivís de lo que pagamos los contribuyentes», concluye el periodista. «Claro», reconocen al unísono, y sin ningún vestigio de vergüenza ante la cámara, añaden: «Así que ya sabéis, veníos pá Andalucía, que es donde mejor se vive».