Cádiz
«Ponerse como un sollo»: averigua la relación de esta expresión con el río Guadalquivir
La coloquial afirmación hace referencia a la subida de peso de una persona o animal
El dicho «ponerse como un sollo» tiene sus orígenes en una cuestión relacionada con la desembocadura del río Guadalquivir que, una vez conocida, da sentido a la manifestación.
Los refranes y dichos, algunos anclados en la terminología de antaño, son muy comunes en las tierras andaluzas, que con un toque de gracia acaban dando respuesta a muchas cuestiones cotidianas del día a día. Sin embargo, son muchas las afirmaciones que se usan constantemente desconociendo su verdadero significado. La evolución del lenguaje las ha llevado hasta la jerga actual y se utilizan siendo contextualizadas en el habla popular.
Un claro ejemplo de ello es el dicho «ponerse como un sollo», que está estrechamente vinculado con el río Guadalquivir. El por qué de este asunto recae en el propio sollo, un pez que iba subiendo el río partiendo desde su desembocadura.
El sollo, o esturión según la Real Academia Española (RAE), es un «pez marino de color gris con pintas negras por el lomo, y blanco por el vientre, con cinco filas de escamas a lo largo del cuerpo, grandes, duras y puntiagudas en el centro, cabeza pequeña, la mandíbula superior muy prominente, y delante de la boca cuatro apéndices vermiformes, cola ahorquillada y esqueleto cartilaginoso, y con cuyas huevas se prepara el caviar».
Las hembras de esta especie comenzaban el recorrido partiendo desde Sanlúcar de Barrameda e iban aumentando su tamaño por el acopio de huevas en su interior. Cuando llegaban a la zona de Trebujena es cuando realizaban el desove.
Estos animales podían adquirir un tamaño descomunal, alcanzado los cinco metros de largo, y un peso acorde a dicho portento. De ahí viene la relación de «ponerse como un sollo» con el hecho de haber subido de peso. Desgraciadamente, la presencia de sollos en el río Guadalquivir en la actualidad es inexistente.
Cabe mencionar, que hoy en día esta expresión ha caído en el desuso gracias a la inteligencia emocional que cada vez más va adquiriendo la sociedad, insistiendo en la importancia de no menospreciar o desvalorar a nadie por sus condiciones físicas.