Playa abarrotada de turistas en Ibiza
Un calco entre ambos lugares
Ibiza, el espejo en el que Málaga debe mirarse para parar el éxodo de su población residente
El colapso vital y el encarecimiento extremo de la isla balear sirven de advertencia para una Costa del Sol en plena ebullición turística y residencial
Málaga vive un momento dulce, pero bajo la superficie acecha un riesgo que Ibiza conoce demasiado bien. La isla, según expertos y colectivos ciudadanos, se ha convertido en el paradigma de un éxito que expulsa a sus propios habitantes. El modelo de turismo de lujo y residencia internacional, sin control, ha generado una presión insoportable sobre la vivienda y los servicios básicos. Una sombra que ya se proyecta sobre la capital de la Costa del Sol.
Lecciones de un paraíso asfixiado
«Lo que está pasando en Málaga es un calco de lo que vivimos en Ibiza. Si no se toman medidas, se repetirá el mismo drama social», advierten desde el colectivo ibicenco Prou Eivissa. Su advertencia no es retórica: según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Ibiza perdió un 11.4 % de su población empadronada entre 2014 y 2022, mientras el alquiler se disparaba.
La tensión en el mercado de alquiler es el síntoma más visible. En Málaga capital, el precio por metro cuadrado ha subido un 58 % desde 2018, según el portal Idealista. La vuelta de tuerca llegó con la «guerra» a la oferta irregular de plataformas como Airbnb, un frente que Ibiza decidió no volver a perder.
Fuentes del sistema de inteligencia turística de las Pitiusas explican que alrededor del 70 % de viajeros que antes se alojaban en oferta irregular pasaron en 2025 a hacerlo en alojamiento legal, mientras que cerca de un 30 % dejó directamente de ir a la isla. Lo cierto es que el mensaje fue claro: se acabó la impunidad para quienes convertían cualquier piso en un hotel encubierto, aunque eso supusiera asumir una posible caída de visitantes a corto plazo.
Málaga pisa el freno
Málaga, que comparte con Ibiza un nivel de turistificación «desorbitado» según distintos estudios, ha comenzado a reaccionar antes de llegar al mismo extremo. El Ayuntamiento ha aprobado una moratoria de tres años que suspende las nuevas licencias de viviendas turísticas en todo el término municipal, después de que en algunos barrios estos pisos superaran el 8 % del parque residencial.