
Excavaciones en el yacimiento Cerro Macareno.
Sevilla
El cerro a 5 kilómetros de Sevilla que encierra los secretos de la desconocida cultura turdetana
Los arqueólogos regresan a este yacimiento para saber más sobre el pueblo que tomó el testigo de Tartessos y que fue elogiado por los romanos
Para los romanos, los turdetanos eran los más 'civilizados' de los pueblos iberos. El padre de la Geografía, Estrabón, dejó por escrito la grata impresión del Imperio sobre ellos: «Son considerados los más cultos de los iberos, ya que conocen la escritura y, según sus tradiciones ancestrales, incluso tienen crónicas históricas, poemas y leyes en verso que ellos dicen de seis mil años de antigüedad».
No es extraño si se tiene en cuenta que los turdetanos, que ocuparon lo que hoy es Andalucía Occidental y una franja del Algarve, tomaron el testigo de Tartessos, la cultura boyante que había crecido al calor del comercio fenicio. Frente a pueblos más aislados como, por ejemplo, vetones o astures, Roma encontró en Turdetania un pueblo menos belicoso y culturalmente más afín. De hecho, historiadores como Tito Livio destacan la romanización temprana de esta zona.
Pero quizás esa asimilación más sencilla ha opacado a la cultura turdetana, que sigue siendo una gran desconocida. Buena parte de sus claves permanece enterrada en un cerro que no dista más de cinco kilómetros de Sevilla. Se trata del Cerro Macareno, en el término de La Rinconada, una elevación bastante evidente del terreno que, sin embargo, no es de origen natural. Se trata de un 'tell', palabra de origen árabe que designa a un montículo artificial producto de la acumulación de restos arqueológicos de unas civilizaciones sobre otras. Desde el año pasado, este lugar es Bien de Interés Cultural.
Metalurgia y alfarería
Los arqueólogos trabajan en esta zona desde 2018 para arrojar luz sobre este pueblo. La nueva campaña del Proyecto General de Investigación 'Cerro Macareno', dirigido desde la Universidad de Sevilla y que cuenta con la colaboración del Ayuntamiento de La Rinconada y el Museo de la localidad, ha arrancado después de un parón desde 2021. La campaña se centra en la excavación y documentación del corte 2, un área artesanal de finales del siglo V e inicios del IV a.C. que ya se conocía desde las excavaciones de emergencia llevadas a cabo en 1974 por el Museo Arqueológico de Sevilla.
El entorno que ahora se 'peina' se compone de una serie de estancias de planta rectangular y orientaciones regulares, alternadas probablemente con espacios abiertos, domésticos y de trabajo. El director del proyecto y profesor del Departamento de Prehistoria y Arqueología de la Universidad de Sevilla, Francisco José García Fernández, señala que ya se ha registrado un área de 16 x 10 metros «compuesta por un gran horno destinado a la cocción de recipientes cerámicos, asociado a su correspondiente vertedero, un auténtico archivo de datos sobre los procesos productivos, pues en él se conservan restos de ánforas modeladas sin cocer, ánforas con defectos de cocción, algunas con marcas de alfarero (grafitos), restos de arcilla, restos de combustible así como, partes del horno procedentes de sus sucesivas reparaciones y reconstrucciones».

Vista general del Cerro Macareno, formado por acumulaciones arqueológicas
Un BIC «de primer orden»
El yacimiento se remonta al siglo VIII a.C. Previamente a su configuración en el siglo V a.C., esta área estuvo ocupada por una serie de instalaciones destinadas a la producción metalúrgica, en concreto cobre y plomo obtenidos a partir de minerales llegados muy probablemente de Aznalcóllar. Para los expertos, las excavaciones llenan un vacío temporal: el tránsito de Tartessos a Turdetania en esta zona.
Para Francisco José García Fernández, su equipo «no solo están documentando en extensión un periodo poco conocido en el bajo Guadalquivir, el siglo V a.C., es decir, la transición del mundo tartésico al turdetano, sino que están ofreciendo una compleja secuencia de ocupación, con niveles de hábitat, de abandono y de reocupación». La directora del Museo de La Rinconada, Maribel Rodríguez Achutegui, valora que se trata de «una oportunidad para conocer las formas de vida de las comunidades turdetanas y su evolución en un espacio muy singular del asentamiento, donde convivirían los obreros y artesanos con las instalaciones artesanales».
Por su parte, la delegada de Cultura de la localidad, Raquel Vera, defiende la importancia de Cerro Macareno como centro logístico de transporte y distribución de productos a través de barcos por el río Guadalquivir: «Podemos concluir que Cerro Macareno es un caso absolutamente único en Andalucía para saber de los turdetanos, de los que precisamente se conoce muy poco y que convierten este yacimiento en un BIC de primer orden, no sólo en Andalucía, sino también en España».