El líder de Vox en Palma, Fulgencio Coll, en una imagen de archivo

El líder de Vox en Palma, Fulgencio Coll, en una imagen de archivoEuropa Press / Tomás Moyà

Vox insiste en recuperar el topónimo «Palma de Mallorca» pese al portazo del PP: «Mire en su DNI lo que pone»

Fulgencio Coll responde que «sí hay debate» y volverá a presentar la propuesta pese a que ya fue rechazada por mayoría hace semanas

Fulgencio Coll no afloja. El líder de Vox en el Ayuntamiento de Palma insiste en reabrir el debate sobre el nombre oficial de la capital balear, a pesar del rechazo que sufrió hace apenas unas semanas en el pleno del 25 de septiembre, donde su propuesta fue desestimada por amplia mayoría. «Nosotros sí exigimos debate», recalcó este jueves en rueda de prensa, en respuesta a la negativa del equipo de gobierno del PP, que votó en contra e intenta no darle más recorrido político.

Hace unas semanas, el primer teniente de alcalde, Xavier Bonet (PP), fue tajante en la sesión plenaria y dijo que «no hay debate». Sin embargo, Coll intensifica la presión: «Si alguien tiene dudas, que mire en su DNI lo que pone», en alusión a que numerosos documentos oficiales aún recogen el topónimo «Palma de Mallorca».

Vox volverá a presentarlo en el pleno del próximo 30 de octubre. Para Vox, recuperar el «de Mallorca» no es un capricho, sino una medida que evita equívocos internacionales. Insisten en que usar sólo «Palma» puede generar confusión a nivel global, debido a que existen otras ciudades con el mismo nombre en distintas partes del mundo. Su moción fue rechazada por el PP, que gobierna el consistorio, y el resto de partidos de la oposición.

Según el partido de Santiago Abascal, la fórmula completa aportaba claridad geográfica, contaba con un reconocimiento global consolidado y poseía una sólida tradición histórica. Además, subrayan que el nombre «Palma de Mallorca» reflejaba el origen romano de la ciudad y reforzaba su vínculo con la isla y su identidad cultural.

El nombre de la capital balear ha sido objeto de una batalla simbólica que ya suma tres cambios legales en menos de veinte años, marcados siempre por el signo político del Parlamento balear y del Ayuntamiento.

Aunque el Estatuto de Autonomía establece «Palma» como denominación oficial, durante años el Ayuntamiento empleó el topónimo completo «Palma de Mallorca». En 2008, bajo un gobierno de izquierdas, se aprobó la Ley de Capitalidad, que eliminó la coletilla insular y fijó legalmente el nombre corto: Palma.

Cuatro años después, en 2012, el PP, con mayoría absoluta, revirtió la decisión y recuperó «Palma de Mallorca» como nombre oficial, argumentando que reforzaba la identificación geográfica de la ciudad y evitaba confusiones.

El último giro se produjo con el regreso de un pacto de izquierdas en el Ayuntamiento y en el Parlamento regional, que volvió a modificar la ley para dejar el topónimo en «Palma». Este cambio contó con el respaldo del PSOE, los nacionalistas de MÉS y Unidas Podemos, y fue rechazado por PP, Ciudadanos y El Pi, que defendían al menos la opción de usar «Palma de Mallorca» en la promoción turística, por su mayor reconocimiento internacional. El PP desistió ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con los partidos de izquierda, que defendía que «Palma» era el nombre histórico de la ciudad, avalado por expertos en toponimia, y consideraban «provinciano» el argumento de añadir «de Mallorca» sólo para diferenciarla de otras Palmas del mundo.

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