Fundado en 1910

Don Juan Carlos en el Capitolio de Estados Unidos en 1976Europa Press

Casa Real  El Rey Juan Carlos: «Mi Monarquía no podía ser falangista, sino inclusiva. Sin el PCE la democracia no sería total»

Describe ​la Transición como «un caballo al galope cuyo jinete evitaba que se fuera demasiado a la derecha o a demasiado a la izquierda»

El Rey Juan Carlos describe la Transición como «un caballo lanzado al galope» y a sí mismo como «el jinete que la controlaba para impedir que se fuera demasiado a la izquierda o demasiado a la derecha».

También afirma en sus memorias que «el mismo Franco estaba seguro de que mi Monarquía no podía ser falangista. Me dijo: 'Yo no puedo hacerlo, usted hará la apertura'». «Mi Monarquía debía ser inclusiva, democrática, para instalarse de forma duradera en España. Sin el PCE, esa democracia no sería total».

La primera vez que habló de democracia

En el libro Reconciliación, Don Juan Carlos recuerda el discurso que pronunció en el Capitolio de Estados Unidos en junio de 1976, donde se comprometió por primera vez a traer la democracia a España. Aquel discurso fue clave para la Transición: «Tenía un plan en mente y estaba dispuesto a pasar a la acción».

«Ante esa audiencia de dignatarios estadounidenses prometí claramente la democracia a los españoles. Era la primera vez que pronunciaba públicamente ese compromiso. Sentí el orgullo y la fuerza de hacer esta promesa porque sabía que podía hacerla realidad a mi retorno a España».

Don Juan Carlos cuenta que recibió ayuda estadounidense en ese viaje y que a partir de ese momento la Transición se aceleró. Para eso, era necesario que Carlos Arias Navarro presentara su dimisión como presidente del Gobierno, y que el Rey pudiera nombrar a Adolfo Suárez, que «encarnaba él mismo la reforma sin ruptura que pretendía lograr».

Suárez y Primo de Rivera

«Gracias a su dinamismo, arrastró a toda España. Consiguió convencer a los franquistas para que renunciaran a ciertos valores y garantizaran su supervivencia, y a la oposición para que entrara en un proceso de negociación que emanaba de una legalidad heredada del franquismo», señala.

Don Juan Carlos destaca el papel que jugó Miguel Primo de Rivera, «el mismo que de joven me sacaba a la discoteca cuando estaba recluido cerca de El Escorial» después, en la Transición, defendió la Ley de Reforma Política. Gracias a su apellido, explica el Rey, logró el apoyo de muchos legisladores franquistas.

También se muestra agradecido con el hecho de que Franco firmara en 1969 un decreto que consideraba prescritos los delitos cometidos antes del 1 de abril de 1939: «Entendí que Franco, que estaba a punto de nombrarme sucesor, no quería hacerme cargar con el peso de dramas de la Guerra Civil».

Contacto con Carrillo

Esa medida permitió que el líder comunista Santiago Carrillo no fuera detenido cuando regresó de forma clandestina a España. Según Don Juan Carlos, fue «una etapa crucial» la legalización del Partido Comunista de España (PCE), en la que asegura haber jugado un papel importante.

Don Juan Carlos ya había mantenido algún contacto con Carrillo antes de su proclamación como Rey, a través de Nicolau Ceaucescu, presidente de Rumanía, donde el líder comunista español pasaba sus vacaciones.

El Rey relata que su amigo el diplomático Manuel Prado y Colón de Carvajal estableció contacto con el dictador comunista rumano para que transmitiera a Carrillo su compromiso de que iba a legalizar todos los partidos, incluido el PCE. Pero, para eso, debía poder hacer una Transición pacífica.

Reivindicación de su legado

En otro momento, Don Juan Carlos reivindica su legado como el Rey que trajo la democracia a España y destaca que la Corona española «reposa enteramente» en él, como establece la Constitución.

Esta reivindicación también está presente en la conversación que mantuvo con su hijo, el Rey, cuando Don Felipe le retiró su asignación anual y renunció ante notario a su herencia y a la que correspondiese a su hija, la Princesa de Asturias. Una conversación que Don Juan Carlos ha querido hacer pública y en la que él le dijo al Rey: «No olvides que heredas un sistema político que yo forjé. Me puedes excluir sobre el plano personal y financiero, pero no puedes rechazar la herencia institucional sobre la que reposas. Entre los dos, solo hay un paso».

«Espero, mientras viva, tener una jubilación tranquila, retomar una relación armoniosa con mi hijo y, sobre todo, regresar a España, a mi hogar», añade Don Juan Carlos, quien atribuye el alejamiento de su hijo a presiones del Gobierno.

Además, llama a que el espíritu de la Transición, «que nos unió a todos, persista». Y termina definiéndose como un «hombre que se entregó enteramente a su país», donde espera ser «enterrado con honores». «España decidirá, la Historia nos juzgará».