El desconocido refugio antiaéreo de la Guerra Civil en el Altozano de Albacete que tienes que visitar

Albacete propaga el eco de su nombre a través de su cuchillería y, como no, por su Feria, una de las mejores del mundo. Los visitantes que disfrutan de unos días en la ciudad, salen encantados por su gastronomía, el ocio de su famoso tardeo y los agradables paseos por el centro a través del Pasaje Lodares o la Plaza del Altozano.

A veces, los clichés pueden llevar a la confusión y es cierto que todo lo mencionado forma parte de la bandera cultural albaceteña, pero hay mucho más por descubrir. En pleno corazón de la ciudad, bajo la Plaza del Altozano, se conserva con vida el refugio antiaéreo construido durante la Guerra Civil.

Albacete contó con un papel de importancia durante el desarrollo del conflicto que partió España y por ello, este espacio ha sido rehabilitado para sumar a la memoria histórica albaceteña. La ciudad sufrió numerosos bombardeos protagonizados por ambos bandos y esta iniciativa ejecutada en 1937 logró salvar miles de vidas.

Albacete en la Guerra Civil

El conflicto entre Republicanos y Sublevados dejaría miles de muertos en toda la geografía española entre los años 1936 y 1939. En este periodo, Albacete sufrió diferentes bombardeos, que podrían cifrarse en diez, según la investigación de Antonio Selva. Las bombas cayeron en suelo albaceteño desde 1936 hasta 1938, ambos bandos protagonizaron su lanzamiento y dejaron un total de 121 muertos.

El primero de los ataques aéreos por bombardeo acontecido en Albacete, fue a mandos de los aviones republicanos. Integrantes del bando ‘nacional’ se habían sublevado en la ciudad y permanecieron atrincherados en el cuartel de la Guardia Civil. Con intención de rendir el acuartelamiento, la zona fue atacada hasta en cuatro bombardeos diferentes entre el 18 y el 25 de julio del primer año de conflicto. No hay demasiados datos sobre el número de víctimas, pero los diversos estudios cifran esta primera oleada en una veintena de muertos y unos cincuenta heridos.

Los republicanos atacaron con aviones despegados desde Los Alcázares y el día 25 de julio llegaría la primera respuesta de los sublevados. Enviado desde Sevilla, un avión bombardeó Albacete en apoyo al bando nacional, pero con la ciudad totalmente perdida en favor de los republicanos. Ese día coincidieron bombas de ambos bandos, ya que en la mañana los republicanos golpearon de nuevo para tomar la ciudad.

La Legión Cóndor en Albacete

Albacete quedó señalada para el resto de la contienda como base de las Brigadas Internacionales y durante la batalla del Jarama, se prepararía el gran bombardeo que aconteció durante la guerra en Albacete. Los republicanos lograban sostener Madrid junto a los combatientes de las Brigadas y el día 15 de febrero de 1937 realizaron uno de los grandes contraataques, con combates de mucha sangre en los tres días siguientes.

La Legión Cóndor enviada por Adolf Hitler sería la encargada de dar el gran golpe a las Brigadas. El 19 de febrero, los aliados del bando nacional iniciaron un bombardeo nocturno sin precedentes para Albacete. Dentro de la batalla del Jarama y con Madrid en juego, los aviones alemanes lanzaron sus bombas durante seis largas horas y cada quince minutos. Bombas de racimo y proyectiles cayeron en la Plaza del Altozano, la base de Los Llanos y la estación de ferrocarril donde se ubicaban hasta trescientos vagones con material de ayuda y también destinado a fines bélicos.

Un golpe estratégico dirigido a debilitar la fuerza con la que actuaban en aquel momento las Brigadas Internacionales y que resultó en 83 muertos, que pudieron ser más de no estar habilitados los diferentes refugios del Hospital, Fortín, calle Concepción, Muelle o Cervantes. En aquellos días de bombardeo de los aliados alemanes, el refugio de la Plaza del Altozano se encontraba todavía en construcción.

El búnker del Altozano

Antes del gran ataque de la Legión Cóndor, el ejercito de los sublevados atacó los días 2 y 4 de enero de 1937, dejando un total de 10 muertos, en los que suponían el sexto y séptimo bombardeo desde el inicio de la guerra.

Aquel 2 de enero, se comenzó a organizar la defensa de la ciudad y más concretamente la protección de la ciudadanía. El Partido Comunista de Albacete promovió la idea y el 12 de enero se formó la comisión para planificar la construcción de los refugios. Esta ‘Comisión de Protección y Refugios de la Población Civil contra Ataques Aéreos’ pronto encontró diversos problemas de financiación para los proyectos de carácter urgente y tras el ataque del 19 de febrero la ciudad estaba tocada.

El Consejo Municipal absorbió a la Comisión y lideró el desarrollo final de las obras. Con la llegada de mano de obra altruista e incluso el trabajo de algunos presos, los refugios pudieron ver finalmente la luz. Son varios los presentes en Albacete, pero el más importante y mejor conservado es el del Altozano. Una superficie de 20x20 con pasillos de casi dos metros de ancho, se reforzaba con ladrillo y mortero de cemento de 0,14 metros de espesor. Contaba con bancos para poder sentarse, no se permitía fumar y se llamaba al orden con la cartelería.

El desarrollo contemporáneo de la ciudad ha terminado con la existencia de muchos de los refugios, pero el del Altozano todavía sobrevive y puede visitarse. Además, recién terminada la guerra, la dictadura de Francisco Franco prestó atención a los planos de los diferentes búnkeres para estudiar la defensa de la ciudad en una hipotética entrada en la Segunda Guerra Mundial en alianza con la Alemania nazi de Adolf Hitler.

Restauración y visita

Tras el fin de la guerra muchos de estos refugios simplemente perecieron, pero el del Altozano pronto encontró una nueva utilidad. En 1953 se autorizó como cueva de cultivo de champiñones, aunque pronto ingresaría en el más profundo olvido.

Con motivo de mantener la memoria histórica y adecuar un lugar por la pervivencia de la paz tras el conflicto, el refugio se restauró por primera vez en el año 2000. Además, desde 2007 allí se ubica la oficina de turismo y el Centro de Interpretación para la Paz. Las visitas no darían comienzo hasta el 2011.

Nuevas adaptaciones cerraron sus puertas con el objetivo de mejorar la accesibilidad, incluir aseos y un ascensor, durante la pandemia. Una oportunidad para conocer de primera mano uno de los testimonios más vivos y recientes de la historia de Albacete, que ya se puede volver a visitar. Concienciar, no olvidar y aprender de lo ocurrido, porque el olvido solo pospone el regreso del horror.