Fundado en 1910

26 de abril de 2024

Palco del Camp Nou

Palco del Camp NouEFE

El palco del Camp Nou cotiza a la baja

Artur Mas y el propio Laporta sonreían flanqueando al Rey que, estoicamente, aguantaba las pitadas que sus vecinos de palco habían organizado

El Barcelona está en crisis. Su eliminación de la Champions tras invertir 153 millones de euros en fichajes, entre ellos el de Lewandowsky, es un mazazo económico, deportivo y en su autoestima. En un lugar como Cataluña donde, aunque no sea cierto, se da por supuesto que todo el mundo es del Barça y se le considera algo parecido a una selección nacional catalana, la caída del pedestal europeo del FC Barcelona afecta al estado de ánimo colectivo.
El Barcelona ganó su última liga en 2018-19 y su última Champions se remonta a la edición de 2014-15, pero antes de la mano de Rijkaard, Guardiola, Luis Enrique, Messi, Iniesta, Neymar y una larga lista de estrellas hizo realidad su histórico lema de Més que un club y ganó ligas consecutivas y las Champions caían un año si el otro casi también.
A su llegada a la presidencia en marzo de 2021, Joan Laporta declaró, seguro de sí mismo, como acostumbra: «conmigo no habrá temporadas de transición. Perder tendrá consecuencias». Tras la derrota del Barça en el Bernabéu su entrenador, Xavi Hernández, declaró: «somos un equipo en construcción y no podemos destruirlo». La afición culé que votó por Laporta hace un año y medio por su bravuconería y sus promesas de recuperar viejos laureles vive con frustración que la temporada europea toque a su fin antes de que finalice octubre.
Es la primera vez en el siglo XXI que el FC Barcelona cae dos veces consecutivas eliminado a las primeras de cambio de la Champions League. Laporta cesó a Koeman, héroe de la primera Copa de Europa ganada por el FC Barcelona por sus malos resultados, en sus 50 primeros partidos el entrenador holandés solo había conseguido 33 victorias. La realidad es que Xavi ha empeorado los datos de Koeman y solo ha ganado 28 encuentros.
Imagen del delantero Robert Lewandowski junto a Joan Laporta

Imagen del delantero Robert Lewandowski junto a Joan Laporta

Messi se va a París

La salida, por la puerta lateral, de Messi en verano de 2021, una estrella que trasciende al fútbol y tenía un impacto económico y global sobre Barcelona como ciudad y como marca, es el punto final a una época dorada. El Museo del Barcelona, en el anexo al Estadio, llegó a ser en 2019 el más visitado de la ciudad con 1,8 millones de visitantes y Messi no era ajeno a esa cifra ni al negocio que de la misma se derivaba.
Aunque la decadencia deportiva empezó antes de la salida del astro argentino, desde entonces el FC Barcelona busca volver al olimpo. Entre 2003 y 2010 la presidencia de Laporta no solo se trufó de éxitos deportivos con cuatro ligas y dos Champions, sino que bajo su mandato que, en ese sentido, tuvo continuidad con Sandro Rosell (2010-2014) y con Josep María Bartomeu, el FC Barcelona se convirtió en el máximo exponente del independentismo.

Pitadas al Rey

Con Laporta las pitadas al Rey en las finales de la Copa del Rey se convirtieron en masivas y habituales mientras Artur Mas y el propio Laporta sonreían flanqueando al Rey que, estoicamente, aguantaba las pitadas que sus vecinos de palco habían organizado. También en estos años se empezó a gritar «Independencia» en el minuto 17 con 14 segundos de cada partido como recuerdo al año de la guerra de sucesión.
La cadena humana de la Diada de 2013 cruzó el estadio del FC Barcelona, como no, con autorización del club, y el día del referéndum ilegal del 1 de octubre el Barça decide jugar su partido de Liga pero a puerta vacía. Hay que hacer un gesto hacia el independentismo pero nunca dejar perder el negocio de los derechos televisivos ni los puntos de la clasificación.
El alma separatista del FC Barcelona no era algo nuevo. En la final de Copa de 1968, que ganaron 1-0 al Real Madrid, la esposa del ministro de gobernación felicitó al Presidente del Barça diciéndole: «Felicidades, a fin de cuentas Barcelona también es España ¿Verdad?» a lo que el presidente culé, por aquel entonces, Narcís de Carreras, respondió: «No fotem senyora» (No jodamos, señora)
En la segunda década del Siglo XXI, Cataluña iba huérfana camino de la separación de España y el Barça era su exponente internacional más visible. Tras la encarcelación preventiva de los líderes políticos independentistas por su intento de separación unilateral las pancartas de gran formato dentro del estadio exigiendo su liberación se convirtieron en habituales, obviamente todo eso no podía suceder sin la colaboración activa de las sucesivas directivas.
El Rey Felipe VI en el palco del Barça

El Rey Felipe VI, en el palco del BarçaEP

Una sociedad anónima deportiva

Las palancas o venta de diversos derechos de imagen y televisión impulsada por la junta directiva del FC Barcelona es una apuesta arriesgada dado que reduce de forma drástica los ingresos del club durante los próximos años y, en consecuencia, la única forma de suplir esta caída es obtener éxitos deportivos que revaloricen al Barcelona.
La eliminación de la Champions League deja la estrategia de Laporta tocada de muerte y acerca al Barcelona a la conversión en sociedad anónima deportiva dado que la caída de ingresos del club a futuro a cambio de dinero para hacer frente a la presente temporada es de 700 millones de euros.
En estas condiciones parece imposible que no sea necesaria una aportación adicional de capital. La caída de ingresos en la temporada 23-24 obligará al FC Barcelona a recortar en 400 millones su masa salarial lo que implicará vender jugadores franquicia o pactar drásticas reducciones de salarios.
La caída de ingresos se verá agravada por las obras del estadio y el traslado por dos temporadas al estadio olímpico en Montjuïc que tiene un aforo menor y por lo tanto se reducirán los ingresos por abonos y ticketing.
Goldman Sachs es el principal acreedor del FC Barcelona, al que ha prestado 600 millones y monitoriza la gestión financiera de la junta presidida por Laporta. A finales de julio cuando se anuncio la cesión del 25 % de los derechos de televisión a Sixth Street desde el banco de inversión, se exigió la amortización de 100 millones del préstamo. La deuda total del club a 30 de junio era de 875 millones de euros.
Los jugadores del Barcelona celebran uno de los goles

Los jugadores del Barcelona celebran uno de los golesAFP

Una gestión cuestionada

La gestión financiera del FC Barcelona es un misterio. A pesar de la salida de Messi, la masa salarial del Barcelona ha crecido 140 millones de euros hasta alcanzar los 656 millones, un 77 % de los ingresos ordinarios del club. La junta directiva no ha hecho público el contrato con Spotify a cambio de dar su nombre al estadio ni el precio por el que se ha vendido un 15 % adicional de los derechos de TV.
El cambio de auditor en agosto, pasando de E&Y a Grant Thornton no estuvo exento de polémica por las discrepancias en la valoración de activos entre el auditor saliente y el club. Días después del cambio, la agencia Fitch pasaba la calificación de la deuda del Barça de BBB estable a BBB negativa.
El club es una organización presidencialista donde Laporta ejerce de presidente ejecutivo y el CEO de la institución abandonó hace meses el club tras cobrar un finiquito para él y su equipo de 3,3 millones de euros. El presidente del Barcelona se ha rodeado de un núcleo fiel en el que hay familiares directos como una hermana, un cuñado y una prima.
En un contexto de dudosa profesionalidad se han tomado decisiones polémicas y difícilmente justificables como rescindir el contrato para la construcción del Espai Barça, el entorno del Estadio, al gabinete Nikken Sekkei, una referencia de prestigio internacional, para encargárselo a una ingeniera local. Además el proyecto ha visto incrementar el precio previsto en 610 millones hasta los 1.500 millones.
Laporta controla las críticas y consigue acallar a la oposición a través de ataques en las redes sociales orquestados desde su entorno. Es un proceder parecido al del Barça Gate que atenaza judicialmente al anterior presidente, Josep María Bartomeu. La tabla de salvación de Laporta es fantasear con la vuelta de Messi al Spotify Camp Nou pero la realidad es que ya prometió que el astro argentino permanecería en Barcelona y al fin termino en París.

Temas

Comentarios
tracking