La Generalitat ya tiene el anteproyecto de ley del impuesto sobre la contaminación de los grandes barcos en los puertos catalanes, con el que espera recaudar 7,5 millones de euros anuales. Impuesto, que, si no hay ninguna traba, entrará en vigor el primer trimestre del próximo año. En concreto, gravará las emisiones de óxidos de nitrógeno y partículas de los grandes barcos que atraquen en los puertos, y les obligará a pagar 1 euro por cada kilo emitido. El Govern estima que un 80 % de los buques que atracan en la capital catalana estarán obligados a abonarlo.
La medida afectará a los buques de más de 5.000 toneladas, es decir, portacontenedores, petroleros, barcos de carga, tanques, y por supuesto, los cruceros. Lo deberán pagar las navieras y los armadores. Quedarán exentas aquellas embarcaciones que presten servicios públicos, las que se vean obligadas a atracar o fondear en caso de peligro o fuerza mayor y las que realicen actividades de ayuda humanitaria. También habrá bonificaciones para los barcos que utilizan energía eléctrica y para los que efectúen escalas en «las líneas de interés público» con origen o destino en Palma, Maón o Ibiza.
El departamento de Acción Climática calcula que los barcos pagarán de media 759 euros. En concreto, estiman que el 78 % tendrá una cuota inferior a los mil euros; el 60 %, de 500 euros o menos, y el 44 %, inferior a los 300 euros. Y de media, los cruceros pagarán 1.440 euros por atraco, los petroleros 3.000 y los portacontenedores, 445 euros.
Según el consejero David Mascort, no se trata de «grandes cuotas que disuadan a los barcos de venir a Barcelona». Y ha dejado claro que este impuesto tendrá un carácter finalista, ya que se destinará a consolidar la «transformación verde» de los puertos catalanes, y en el caso de las instalaciones de Barcelona, ayudará a su ampliación.
Lo cierto es que Cataluña será la primera comunidad autónoma que aplique una medida de este tipo. En Europa, la Generalitat dice que sólo tiene constancia de que se paga en los países bálticos. Y aunque en un primer momento se había previsto una recaudación creciente cada año, es decir, ir aumentando el impuesto, se ha optado por mantener los criterios durante tres años. Aun así, el consejero de Acción Climática ha advertido que «si estos años no hay evolución positiva, tendremos que aumentar la cuota». Ha defendido una medida así porque los barcos, en Cataluña, generan el 19 % de las emisiones.
Sin efecto disuasorio, según el Govern
Lo cierto es que el impuesto es menos ambicioso de lo que se había previsto en un primer momento. La Generalitat tenía previsto recaudar en 2026 hasta 34 millones de euros, porque se iba a aumentar de forma progresiva, pero finalmente ha optado por mantenerlo esos tres años.
David Mascort confía en que la medida no tenga un efecto disuasorio, es decir que lo que acabe provocando es que los cruceros no vengan a Barcelona, un sector que tiene un peso importante en la economía de la capital catalana, especialmente. Hay que tener en cuenta que el Puerto de Barcelona ha registrado, hasta agosto, 2,2 millones de cruceristas. Y sólo es superado por los puertos del Caribe.
Como decíamos, es un sector que tiene un gran empuje económico. Por poner un ejemplo, en Barcelona, si un turista se deja 138 euros al día, los cruceristas gastan unos 187 euros diariamente. Y no sólo eso, según un estudio de la Universidad de Barcelona, el 4,1 % de los turistas que visitarán Barcelona este año serán cruceristas y dejarán en la ciudad el 13 % de la tasa turística que recauda el Ayuntamiento, unos ocho millones de euros.
De esta forma, los cruceros que atracan en Cataluña tendrán otro impuesto más. En este que grava la contaminación, hay que tener en cuenta la tasa turística, que, eso sí, la pagan los pasajeros, y que se ha visto incrementada este año al menos para los barcos que pasan menos de 12 horas en Barcelona: se ha pasado de un euro a tres. Para los que están más de este tiempo, se ha bajado y pagarán dos euros, en lugar de los tres que había que abonar anteriormente. La Generalitat quiere demostrar, con esta medida, que apuesta por que el 75 % de los cruceros tengan Barcelona como base. Y a esta tasa turística hay que añadir el recargo municipal de Barcelona, que este año es de 2,75 euros, un euro más que en 2022, y el próximo año subirá a los 3,25 euros.