El presidente de Junts, Carles Puigdemont, este lunes en Perpiñán
Ruptura con el PSOE
La ruptura 'ma non troppo' de Puigdemont enfría las filas de Junts y envalentona a Aliança Catalana
El expresidente catalán evita pedir elecciones y deja un recado también al PP de Feijóo
En el célebre poema de Cavafis, un imperio decadente espera día tras día a unos bárbaros que nunca llegan. En la no menos célebre novela de Lampedusa, todo cambia para seguir igual. Carles Puigdemont no citó ni el primero ni la segunda, pero el ultimátum ma non troppo que supuso este lunes la oficialización ante las cámaras de su ruptura con Pedro Sánchez trajo ecos de ambas obras.
Lo que sí citó Puigdemont en su largo discurso fue uno de los momentos más bajos de su carrera: la ínclita declaración de independencia de los ocho segundos, de la que ayer se cumplieron ocho años. En 2017, el entonces presidente de la Generalitat proclamó una República catalana «sin efectos, sin consecuencias concretas y sin que la ciudadanía acabase de comprender qué estaba pasando», recordaba, no sin cierta sorna, Oriol March en el digital Nació, afín al independentismo.
Como aquella, la ruptura con el PSOE anunciada a bombo y platillo por Puigdemont –escenificada en Perpiñán ante decenas de periodistas a los que no se dio la oportunidad de preguntar– tampoco tendrá efectos inmediatos ni consecuencias concretas, más allá del fin de las reuniones secretas en Suiza tras 19 encuentros. Como aquella, la ciudadanía –en este caso, los votantes de Junts– tampoco han comprendido bien qué ha pasado.
Puigdemont se cuidó mucho en su intervención de no aclarar el alcance real de su voladura de puentes: no habló de moción de censura –una opción a la que se habían abierto en los días previos– y tampoco pidió explícitamente a Sánchez que convoque elecciones, sino que se limitó a sugerirlo. «El PSOE ha de reflexionar: son ellos los que han de responder de qué manera piensan continuar», dijo.
«Ruptura sin romper»
«Es que estaba cantado», reflexionaba el lúcido Alejandro Fernández, líder del PP catalán: «Ruptura sin romper y consulta a los afiliados, y que el hámster siga rodando… Así llevan diez años tomándole el pelo al personal», escribía en X. Este martes, el consejo nacional de Junts refrendará la decisión y habilitará una consulta entre sus cerca de 6.400 militantes, que podrán votar desde el miércoles a las 10h y hasta las 18h del jueves, momento en que se conocerá el resultado.
El presidente de Junts, Carles Puigdemont, este lunes en Perpiñán
Se espera que el veredicto coincida con lo expresado por la cúpula, pero lo cierto es que el mensaje de Puigdemont no ha levantado pasiones entre los suyos. El equilibrismo del discurso del líder prófugo –en el que ha disparado contra ERC y contra Salvador Illa, y ha jugado a distanciarse del PP igual que de Sánchez, al asegurar que no apoyarán este gobierno «ni otro»– ha confundido a buena parte de sus votantes.
El diario Ara, una de las voces pro-independentistas más escuchadas durante el procés, publicaba una columna justificando el «no» a la decisión de Junts. El digital de cabecera de Junts, El Nacional, publicaba un editorial en el que se destacaba que Puigdemont no ha pedido la convocatoria de elecciones y se lanzaba un ruego a Alberto Núñez Feijóo para que mire con más «prudencia» los temas que tocan intereses de Junts.
Mientras, desde Aliança Catalana –en buena medida responsables de las prisas con las que está actuando Puigdemont, merced a los zarpazos electorales crecientes que pronostican las encuestas– se toman la situación con sorna. Sílvia Orriols y los suyos optaron por ignorar el tema y ayer estaban centrados en celebrar la victoria de Javier Milei en Argentina, pero la alcaldesa de Ripoll sí dejó un recado en forma de bravuconada en X horas antes. «¿Es posible hacer caer el gobierno de Madrid desde la capital del Ripollés? Yo creo que sí».