Réplica de la Estatua de la Libertad, en la entrada a la Biblioteca Arús.

Réplica de la Estatua de la Libertad, en la entrada a la Biblioteca ArúsBiblioteca Pública Arús

Fuera de ruta

La biblioteca masónica de Barcelona que esconde la mayor colección de Sherlock Holmes de España

La Biblioteca Pública Arús fue fundada por un periodista masón hace 129 años

Bajando por el Paseo de San Juan, a mano izquierda, un fanal de aspecto vetusto nos hace detenernos frente a un portal aparentemente normal, en el número 26. Encajonado entre dos escaparates de un restaurante de comida rápida, solo un cartel rojo con la forma en «B» característica de los letreros municipales permite adivinar que estamos ante una biblioteca pública.

Cruzado el umbral, no obstante, uno descubre rápidamente que este lugar es de todo menos normal. Se trata de la Biblioteca Arús, que cuenta con el triple honor de ser uno de los polos históricos de la masonería en la Ciudad Condal, de contar con una réplica a escala de la Estatua de la Libertad y de albergar, desde 2011, una de las mayores colecciones del mundo sobre Sherlock Holmes. Pero vayamos por partes.

Fundada por un Gran Maestro

Rosendo Arús es uno de los nombres clave de la masonería catalana a principios del siglo XIX. Periodista y escritor, participó en la fundación de la Gran Logia Simbólica Regional Catalana en 1886, y fue escogido Gran Maestro de la misma. Al morir, en 1891, donó al Ayuntamiento de Barcelona tanto su casa en el paseo de San Juan como unos 25.000 volúmenes de su colección particular: este fue el origen, en 1895, de la biblioteca que aún hoy lleva su nombre.

El carácter masón del edificio se percibe nada más poner un pie en el interior: a izquierda y derecha, losas de mármol negro con escuadras y compases dan la bienvenida al visitante. Enfrente, una imponente escalera flanqueada por columnas jónicas conduce hasta el vestíbulo, donde uno se encuentra la segunda sorpresa de la biblioteca: una fidedigna reproducción de la Estatua de la Libertad de Nueva York, de unos dos metros de alto.

Se trata de una réplica de bronce a escala de la monumental escultura de Frédéric Auguste Bartholdi. La estatua oculta en la Arús se realizó en 1894, apenas ocho años después de la neoyorquina, y es obra de Odoardo Luigi Razzauti, a partir de un molde de yeso esculpido por Manuel Fuxà. Solo hay un cambio respecto a la original: en la portada del libro que sostiene no aparece la fecha de la Declaración de Independencia, sino la frase latina Anima Libertas, o «libertad del alma».

Un «templo laico»

El interior de la Biblioteca Arús es una auténtica cápsula del tiempo. Sus responsables han querido preservar los elementos originales del edificio, tanto en las salas de exposiciones –con un icónico globo terráqueo coronando hilera tras hilera de libros antiguos– como en la pequeña sala de lectura, en la que se mantiene el mobiliario de madera que utilizaron literatos como Jacint Verdaguer, Joan Maragall o Eugeni d’Ors.

Sala de exposiciones, en la Biblioteca Arús.

Sala de exposiciones, en la Biblioteca Arús.Biblioteca Pública Arús

Dado que la biblioteca estuvo cerrada entre 1939 y 1967, no se vio afectada por la censura franquista, y su fondo –un ecléctico compendio de temas que van de la filosofía a la botánica– ha llegado hasta hoy casi intacto. Para David Domènech, bibliotecario de la Arús desde hace más de dos décadas, el edificio es «un templo laico consagrado a la libertad», según explicó a El Punt Avui.

«Elemental, querido Arús»

En 2011, una donación particular del coleccionista barcelonés Joan Proubasta añadió un nuevo núcleo a la colección de la biblioteca, que para entonces se había convertido en un centro de investigación especializado en temas como la masonería, el movimiento obrero, el republicanismo federal o el anarquismo.

Un busto de Sherlock Holmes, en la biblioteca.

Un busto de Sherlock Holmes, en la biblioteca.Biblioteca Pública Arús

Proubasta donó a la biblioteca la Colección Sherlock Holmes. Unas 12.000 piezas, reunidas a lo largo de medio siglo por este enamorado de la obra de Arthur Conan Doyle, que se exhiben en la Arús a lo largo de varias salas. No obstante, muchas de las piezas aún no están catalogadas, y –por tanto– siguen sin poder ser consultadas por el público, 13 años después.

La fascinación de Proubasta con el célebre detective privado comenzó en los años 50, en un viaje a Francia durante su adolescencia para aprender francés. Allí compró Estudio en escarlata, y empezó una relación de amor de varias décadas. Hay, además, otro vínculo entre Sherlock Holmes y la Arús: tanto el escritor como el fundador de la biblioteca eran masones. «Elemental».

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