
La exalcaldesa de Barcelona Ada Colau, en una imagen de archivo
Energía
La energética de Colau que quería revolucionar el mercado y se ha quedado por el camino
Barcelona Energia no alcanza sus objetivos de facturación y tiene tarifas más caras que su competencia
Durante los ocho años que Ada Colau fue alcaldesa de Barcelona se pusieron en marcha una serie de empresas públicas con el ánimo de convertir la ciudad en paradigma de la sostenibilidad. Se crearon las superilles, se peatonalizaron ciertas calles, se luchó por reducir el número de coches, se creó una funeraria pública… y se impulsó Barcelona Energia, una empresa pública de electricidad que debía ser la competencia de las grandes compañías energéticas.
Dicen que el papel todo lo aguanta, pero la realidad se impone: esta empresa nunca ha conseguido hacerle sombra a las grandes energéticas. La empresa tenía el objetivo de facturar, en 2024, 56 millones de euros. La realidad es que solo han ingresado 42,6 millones de euros. En 2023 facturó 47,8 millones de euros, siendo el objetivo de 93,8 millones de euros. Y en 2022 ingresaron 62,5 millones de euros.
Barcelona Energia fue creada por Enginyeria Sense Fronteres (ESF), vinculada a los Comunes, el partido de Colau. En ESF trabajaba Eloi Badía Casas, actualmente diputado de los Comunes en el grupo de Sumar en el Congreso de los Diputados. Entre 2015 y 2023 fue concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica en el Ayuntamiento de Barcelona. Badía, ingeniero industrial, fue uno de los principales artífices de la creación de Barcelona Energia, empresa de titularidad pública que empezó a operar como comercializadora de energía en el ámbito metropolitano en enero de 2019.
Barcelona Energia no pudo dar energía más barata; sólo tramitó un bono social igual que el resto de las eléctricas a familias desfavorecidas, pero a través de las grandes compañías. No era más barata, tampoco verde. Solo en 2020 perdió 307.000 euros y en 2021 la pérdidas fueron de 867.481,63 euros.Sueños y realidad
El objetivo de Barcelona Energía era conseguir, anualmente, 5.665 abonados. La realidad, como hemos visto, es muy diferente. Y el motivo es claro. A pesar de la publicidad, que vendía esta energía como 100 % renovable y 100 % honesta, la realidad es muy diferente. Tenía que entrar en los precios de mercado y las subidas y bajadas se repercutieron a los clientes. Por ejemplo, el mayor ingreso lo tuvo en 2022 motivado por el alza coyuntural del precio de la luz, no por un aumento de clientes, pues ese año sólo tenía 5.130 usuarios.

Logo de Barcelona Energia
Hablando de usuarios, ¿quienes consumen la electricidad de esta empresa? De los 16.139 cliente que hay actualmente, la mitad son puntos de titularidad pública. El resto son particulares. Hogares que decidieron cambiar de suministradora y que continúan teniendo a Barcelona Energia como empresa eléctrica. De los puntos de titularidad pública tenemos, como principal cliente, el Ayuntamiento de Barcelona.
Además también son clientes los ayuntamientos de Sant Boi de Llobregat; Sant Vicenç dels Horts; Santa Coloma de Gramenet; Sant Feliu de Llobregat; Castellbisbal; El Papiol; Sant Just Desvern; Esplugues de Llobregat, Santa Coloma de Cervelló, Hospitalet de Llobregat, El Prat de Llobregat, Montcada y Reixach, San Adrián del Besós, Badia del Valles, Molins de Rey o Sant Just Desvern, entre otros.
A pesar de haber ganado en 2019 el premio Transformative Cities en la categoría de energía. A pesar de promocionar que era la energía de la ciudadanía para la ciudadanía. A pesar de que uno de los elementos claves de la transición hacia la soberanía energética es la misma ciudadanía. Además del empoderamiento, la realidad es que las tarifas son más caras que las de cualquier otra energética.
No es competitiva por dos motivos. Primero, porque no puede suministrar más allá del área metropolitana de Barcelona, y segundo porque, cuando hablamos del mercado libre, no puede competir. Con lo cual, la empresa pública de Colau seguirá suministrando a los vecinos e instituciones del área metropolitana, hasta que se decida si su futuro es o no viable.