
En lo alto del cimborrio de la Catedral de Barcelona hay una escultura
Historias de Barcelona
Ni la Virgen ni la patrona de la ciudad: ¿qué santa romana corona la fachada de la Catedral de Barcelona?
Una curiosidad del templo gótico, cuya fachada actual no se construyó hasta el siglo XIX
Aunque la actual Catedral de Barcelona se remonta al siglo XIII y es un ejemplo paradigmático del gótico catalán, la espectacular fachada que se puede ver actualmente sólo tiene de gótico el nombre: se construyó entre 1887 y 1890, en plena Revolución Industrial, gracias al mecenazgo del banquero Manuel Girona y a los planos de Josep Oriol Mestres.
Los hijos de Girona completaron la empresa, con la construcción del cimborrio, que se finalizó en 1913. El punto más elevado de este, a 70 metros de altura, está coronado por una poderosa imagen femenina, pero no representa ni a la Virgen María —que, en su advocación de la Merced, es patrona de Barcelona— ni a Santa Eulalia, la joven mártir romana copatrona de la ciudad.
No, la figura que se yergue en lo más alto del cimborrio de la Catedral de Barcelona no es otra que santa Elena, la madre del emperador Constantino. El motivo de que sea esta santa romana la elegida para este lugar tan destacado es que el templo está dedicado a la Santa Cruz —de hecho, su nombre completo es Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia—, y fue Elena de Constantinopla quien, según la tradición, encontró los restos del madero donde crucificaron a Jesucristo.
Patrona de los arqueólogos
Santa Elena, patrona de los arqueólogos, viajó a Tierra Santa. En el monte Calvario, donde se dice que recuperó los restos de la Vera Cruz, mandó demoler el templo dedicado a Venus que se levantaba en aquel lugar. En el Santo Sepulcro de Jerusalén —que se yergue allí donde Elena localizó el Calvario— hay una capilla armenia dedicada a la santa emperatriz que data del siglo XII.
Todo ello confluye en la escultura que corona el cimborrio de la sede barcelonesa, una estatua creada por el artista Eduard Alentorn a principios del siglo XX. No es, ni mucho menos, la única curiosidad histórica de la Catedral de Barcelona: otro ejemplo son las 13 ocas que viven en el claustro, una por cada uno de los años que tenía santa Eulalia antes de que la martirizasen por no renunciar a su fe cristiana.