La fuente de Neptuno, en la plaza de la Merced de Barcelona

La fuente de Neptuno, en la plaza de la Merced de BarcelonaWikimedia

Historias de Barcelona

La estatua que Barcelona dedicó a Neptuno, dios del mar, no está mirando al mar: tiene una explicación

La fuente que hoy está frente a la Basílica de la Merced ha viajado por toda Barcelona

La plaza de la Merced de Barcelona es conocida especialmente porque alberga la Basílica de Nuestra Señora de la Merced, patrona de la ciudad. Sin embargo, frente al templo hay un monumento a menudo pasado de largo por turistas, vecinos y estudiantes, pero que tiene tras de sí una historia muy interesante. Se trata de la fuente de Neptuno, una escultura neoclásica que representa al dios romano del mar y los océanos mirando al infinito.

Ahora bien, ¿a dónde mira? De hecho, si es el dios del mar y el Mediterráneo está a dos calles de distancia, ¿por qué no está en primera línea de playa, mirando al horizonte más allá de las olas? Lo cierto es que esa era su ubicación original: cuando la Junta de Obras del Puerto de Barcelona encargó a Adrián Ferran la escultura –más tarde Celdoni Guixà realizó las esfinges a los pies de la deidad–, el objetivo era instalarla en el Muelle de la Riba, entonces conocido como Muelle del Rebaix.

Una postal de época en la que se puede ver la fuente en su ubicación original

Una postal de época en la que se puede ver la fuente en su ubicación originalBarcelofilia

Allí se inauguró el 14 de abril de 1826, con una placa que hacía notar que se había erigido en honor al rey, Fernando VII. «Un día, [este Neptuno] fue el rey indiscutible del frente marítimo barcelonés», explica el historiador Daniel Cortijo en un artículo en Nació en el que señala que las crónicas de la época relatan «barcos decorados, una gran asistencia de público y un fuerte orgullo ciudadano».

La escultura custodiaba una fuente de agua dulce que servía para abastecer a los barcos que llegaban al puerto, con tanto éxito, señala Cortijo, que se puso una verja y una taquilla para cobrar por ello. Era un enclave muy popular, pero no llegó a durar ni un siglo en aquel lugar: en 1919, en plenas obras para preparar la Exposición Internacional que tendría lugar una década después, la estatua se trasladó a los Jardines de Laribal, en Montjuic.

Los viajes de Neptuno

Allí estuvo hasta que, en 1975 y como consecuencia de las obras para construir la Fundación Miró, volvió a ser trasladada. Aún queda como vestigio un nombre en aquel lugar: plaza de Neptuno, como homenaje a la estatua que estuvo fugazmente allí. Pasó un tiempo escondida en los almacenes municipales y, en 1983, llegó a su actual emplazamiento, frente a la basílica.

El libro Monuments de Barcelona consta que en su momento hubo protestas por parte de algunos concejales de Convergència i Unió (CiU), que criticaban que se colocase a un dios pagano frente al templo católico de la patrona de Barcelona. Como sea, allí se quedó, y lleva más de 50 años en esta plaza, sin poder ver el mar a pesar de tenerlo tan cerca.

Cabe señalar que no es la única estatua de Neptuno que ha tenido Barcelona: hubo otra donde hoy está la Estación de Francia, que realizó Joan Enrich en 1784 y fue desmontada en 1877, y el patio del palacio de la Lonja de Barcelona también tiene una fuente de Neptuno, obra de Nicolau Travé.

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