Detalle de una armadura
Leyendas de Barcelona
La leyenda del general de la Corona de Aragón que secuestró a una hermosa viuda en Barcelona
La truculenta historia de los últimos días de Pedro de Castellvell
Pedro de Castellvell fue un personaje histórico, aunque no se encuentra mucha información específica sobre él. Se menciona como un general de la armada real de la Corona de Aragón que participó en la conquista de las islas de Ibiza y Formentera, así como en la conquista del reino de Valencia, bajo el mandato del arzobispo de Tarragona y con la aprobación del rey.
También se le asocia con la resolución de conflictos entre Don Nuño y el rey por la posesión de ciertos condados. De este personaje se cuenta una historia que podemos incluir dentro de las leyendas. Según esta, el 13 de octubre de 1457 entró Pedro en el pueblo de Caldes de Montbui, al frente de una partida compuesta de 30 o 40 infantes y 10 o 12 caballos.
Allí se llevó por la fuerza a una hermosa dama, joven y viuda, hija del notario del Consejo, llamado Juan Romeu. A la muerte de su marido, que había sido víctima de la peste en Barcelona, la dama en cuestión se había ido a vivir a esta población, huyendo del azote, y también de la persecución del noble Castellvell, que quedó perdidamente enamorado de ella, y esclavo de una pasión a prueba de desdenes, buscaba ocasiones de satisfacer su criminal amor.
La dama en cuestión vivía en Barcelona en la calle de la Vidriería, muy cerca de la plaza del Borne. Al tenerse noticias de los hechos, los consejeros enviaron precipitadamente un correo para que se enterase de la verdad, y a su regreso, cuando ya no pudo quedar duda del desafuero por el señor de Castellvell cometido, pasaron a reunir los individuos del Consejo de ciento y los prohombres que se hallaban a la sazón en Barcelona.
En esta sesión se acordó sacar la bandera de Santa Eulalia, llamar a somatén, y proceder contra Pedro de Castellvell, como culpable de haber atentado a la honra de una dama y haber ultrajado la familia de un ciudadano barcelonés.
Llamada al somatén
Se transmitieron al efecto las oportunas órdenes al veguer, que era el encargado de la proclamación del somatén, y el domingo 16 de octubre se sacó a la ventana de las Casas Consistoriales la bandera de Santa Eulalia, con reducido ceremonial por causa de la peste, donde estuvo hasta el 22 del mismo mes, en cuyo día fue trasladada a la Puerta Nueva.
El mismo día o al siguiente salió la hueste ciudadana con la bandera y el veguer en dirección a Sant Celoni, donde se había refugiado el de Castellvell, y hubo necesidad de poner sitio al castillo en que este señor se había hecho fuerte. Se le intimó en nombre de la ciudad de Barcelona que entregase y devolviese la hermosa joven que indignamente arrebatara de los brazos de su desconsolada familia, pero con brío y audacia dignos de mejor causa se negó a ello Castellvell, manifestando que antes le alcanzarían muerto que le rendirían vivo.
Como un león acorralado
Pedro de Castellvell se defendió como león acorralado, al frente de 40 o 50 hombres que tenía a sus inmediatas órdenes, efectuando varias vigorosas salidas, una de las cuales hubo de ser fatal, pues pereció en el combate. Muerto este, el castillo y la hermosa viuda quedaron a buen recaudo del somatén de Barcelona. Esta regresó a Barcelona el 3 de noviembre de 1457.
El 4 de noviembre, según consta en algún documento, el cuerpo de Castellvell fue traído de Sant Celoni, muerto en la caja con que lo habían enterrado, y el veguer de Barcelona, para el proceso del somatén lo hizo desenterrar y exponer fuera de la Puerta de Santa Clara, cerca la capilla, en medio de la carretera, entre esta y la casa de los guardas de dicha Puerta.
Esta era la entrada de las personas que venían de Francia, el Valles y Vic. Después de la guerra de Sucesión al haberse derribado la existente, se levantó una y se conoció como Puerta Nueva. El 5 de noviembre el cuerpo de Castellvell, a las cuatro de la tarde, fue sepultado en la Seo.