Pancarta puesta por la Asociación de Vecinos La Roqueta en la fachada de la discoteca Indiana de Valencia.

Pancarta puesta por la Asociación de Vecinos La Roqueta en la fachada de la discoteca Indiana de ValenciaC.L.

Comunidad Valenciana  Ribó aprueba hoy su ordenanza sobre ruido ignorando las quejas vecinales con el ocio nocturno

La nueva norma se centra en aspectos domésticos y pasa de puntillas sobre las aglomeraciones que se producen alrededor de las discotecas

Como cada último jueves de mes, el Ayuntamiento de Valencia celebra su Pleno municipal. Conforme se acercan las elecciones locales y autonómicas, el orden del día es más extenso porque cada vez restan menos sesiones y hay aspectos a aprobar antes de que se conforme la nueva Corporación.
En el de hoy, concretamente, se va a debatir un punto que se prevé especialmente polémico, como es el que se refiere la la nueva ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica.
Gran parte del nuevo texto se centra en regular aspectos de la vida cotidiana dentro de los domicilios particulares.
Por ejemplo, uno de sus artículos estipula que: «queda prohibida la realización de deslizamientos de muebles, traslado de enseres, trabajos, reparaciones, reformas y otras actividades domésticas susceptibles de producir molestias por ruidos y vibraciones en horario nocturno, de domingo a jueves de 22.00 a 08.00 horas, y en viernes, sábado y vísperas de festivos de 22.00 a 09.30 horas del día siguiente».
Del mismo modo, también se prohíbe escuchar música con altavoces en la playa o, incluso, los ladridos altos de perros o el repique de campanas excepto las del Miguelete.
Sin embargo, la norma pasa de puntillas sobre uno de los grandes problemas que padecen los vecinos de Valencia, que son los ruidos y las reyertas en aglomeraciones junto a discotecas y otros lugares de ocio nocturno.

«Muchos años sin dormir»

Al respecto, la ordenanza únicamente aborda la separación que ha de haber entre terrazas de locales que pongan música ambiental y otros aspectos menores más.
Uno de los puntos calientes donde más se sufren los efectos de las fiestas hasta altas horas de la madrugada es en la confluencia entre Plaza de España y San Vicente Mártir, donde se ubica la clásica discoteca Indiana.
Justo encima de su entrada, en la fachada del edificio, la Asociación de Vecinos La Roqueta ha instalado una enorme pancarta en la que se puede leer: «AYUNTAMIENTO, ¡¡¡MUCHOS AÑOS SIN DORMIR!!! FUERA DISCOTECA DE EDIFICIO DE VIVIENDAS. RUIDO, SUCIEDAD E INSEGURIDAD». El mensaje de la lona también está colgado a menor tamaño en decenas de ventanas de las fincas de alrededor.
Una de las vecinas miembro de la Asociación relata a El Debate cómo es un fin de semana junto al local: «El cristal del portal un día lo vimos lleno de sangre», señala.
Junto a su casa hasta hace dos años había unas paradas de autobús, donde la mujer contempló un terrible episodio: «He visto muchachos a los que han sacado a golpes, a palos, a patadas… A uno le pisaron la cabeza. Aquí vivimos barbaridades», relata.
Cuando ocurren hechos de este tipo, los vecinos suelen llamar a la Policía, pero la vecina lamenta que, aunque hay agentes a escasos cincuenta metros, no acuden.
Otro aspecto que resalta es el de la suciedad. La situación es tan límite que incluso reconoce que ha habido días en que ha bajado «con el mocho para fregar».
«Todos los fines de semana la entrada está llena de vasos, suciedad y orines», explica. Además, lo peor para la vecina es cuando tiene que bajar al garaje, que lo tiene junto a su finca.
Para ello, ha de bajar unas escaleras que dan a la calle frente a la que está la discoteca, pero cada peldaño está «lleno de orina y después el coche está una semana oliendo así».
Ante esa «guarrada insoportable», la mujer se ha visto obligada a bajar «por el montacargas».
En cuanto a poder dormir, indica que se reformó la casa para instalarse la habitación «al final» del inmueble. Pero, a su vez, sí subraya que los vecinos cuyo dormitorio da a la calle San Vicente «no pueden dormir».
Uno de los últimos episodios de estas características vividos se dio a propósito de la clásica fiesta de fin de exámenes que los alumnos universitarios organizan.
En palabras de la miembro de la Asociación de Vecinos La Roqueta, el nivel de molestia «fue brutal»: «Eran las seis de la mañana y yo todavía estaba despierta», denuncia.
Para colmo, a los jóvenes no se les acaba la fiesta cuando cierra el local, ya que pared con pared tienen un bar que abre de madrugada y es ahí donde aprovechan para tomarse la última copa y desayunar.
La desesperación vecinal es tan grande que la mujer declara que cuando leyó la reforma de la ordenanza pensó «por fin quitan Indiana».
Pero no va a ser así, por lo que, enojada e irónica, le manda un mensaje al alcalde de Valencia, Joan Ribó: «A mi vecino le puede molestar que ponga la aspiradora a las siete y media, pero no que no puedas pisar o poner una bolsa de la compra porque no te despegas. Increíble», zanja.
En el plano político, el concejal de Vox en el Ayuntamiento levantino Vicente Montañez ironiza con que tiene «poco que decir» porque «se pretende legislar de cara a la galería en aquello que realmente no se actúa».
Así, señala que se establecen «nuevos modelos de niveles de contaminación acústica» mientras desde el Consistorio se permiten «botellones y otras concentraciones de personas y la Policía Local ni está ni se le espera». También critica que haya zonas donde a los vecinos «les es imposible conciliar el sueño».
Por su parte, el portavoz municipal de Ciudadanos, Fernando Giner, considera que la nueva norma es «un ejemplo más del caos de la gestión de Ribó».
En su caso, el concejal naranja apunta a que las familias cuyos recursos no les lleguen para cambiar electrodomésticos como lavadoras por otros nuevos y que hagan menos ruido están abandonadas por el Equipo de Gobierno.
En su opinión, el Ayuntamiento tendría que «facilitar la transición» a estas familias para que puedan compran máquinas más modernas poniendo en marcha un ‘plan renove’: «Es totalmente incomprensible», señala recordando que que los concejales de Compromís y PSPV-PSOE se autodenominan «el Gobierno más social de la historia».
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