El alcalde de Valencia, Joan Ribó, junto a la candidata del PP, María José Catalá, reunidos en el Consistorio.

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, junto a la candidata del PP, María José Catalá, reunidos en el ConsistorioEFE

La batalla de...  Valencia: máxima igualdad en la batalla por la joya de la corona municipal

Al igual que a nivel regional, las encuestas pronostican un resultado muy ajustado en el que la Alcaldía para Joan Ribó o María José Catalá dependería de un solo concejal de diferencia

Un solo concejal. Ese es el margen que la mayoría de encuestas da al bloque de centro-derecha de Partido Popular y Vox para consumar el vuelco político en la ciudad de Valencia y sustituir al nacionalista Joan Ribó, en el poder desde junio de 2015.
Las elecciones en la capital autonómica a priori se decidirán por una estrecha diferencia, siguiendo así la tónica de Castellón y de los propios comicios a nivel regional, con una pugna más que igualada para saber si el próximo presidente seguirá siendo el socialista Ximo Puig o el PP retorna a la Generalitat de la mano de Carlos Mazón.
Como viene siendo habitual, el verso suelto en lo que a demoscopia se refiere es el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), a cuyo mando se encuentra el socialista José Félix Tezanos. En su último estudio, se desmarca por completo del resto de empresas privadas y otorga una cómoda mayoría a la izquierda.
Según el organismo público, la papeleta de Compromís encabezada por Ribó obtendría entre 11 y 12 concejales, es decir, uno más que en 2019. Le seguirían la popular María José Catalá, con diez ediles –dos más que hace cuatro años– y el PSPV-PSOE de Sandra Gómez, actual vicealcaldesa, con siete escaños, repitiendo resultados.
Por su parte, Vox alcanzaría entre cuatro y cinco regidores, mientras que Unidas Podemos, que esta legislatura no tuvo representación, estaría en disposición de lograr uno. La cocina de Tezanos de nuevo vuelve a dejar más sombras que luces en el tablero político.

Ejes de la campaña

Según sus cálculos, nacionalistas y socialistas podrían seguir gobernando sin mayor inconveniente porque la suma de PP y Vox tendría menos concejales que en 2019 a pesar del desgaste evidente de Ribó, del efecto Sánchez y de que los votos de Ciudadanos, que tenía seis asientos, los asumen los populares en gran medida, aunque también una parte los de Santiago Abascal.
Los cálculos del CIS distan mucho de otras encuestas, que dibujan un panorama de enorme igualdad entre ambos bloques. En ese contexto, el PP sería la fuerza más votada por delante de Compromís y María José Catalá sería la nueva alcaldesa de Valencia los siguientes cuatro años si consiguiese el apoyo de Vox.
Ambas formaciones sumarían 17 ediles –el número fijado para la mayoría absoluta– con alguna posibilidad de incrementar esa ventaja hasta los dos de diferencia.
En esta línea, salvo el de Tezanos, los demás sondeos apuntan a que el PSPV-PSOE volvería a repetir como tercera fuerza, Unidas Podemos se volvería a quedar fuera de la Corporación municipal y Ciudadanos también perdería todos sus escaños y desaparecería del Consistorio levantino.
La campaña para lograr la Alcaldía valenciana el próximo 28 de mayo va a girar sobre cuatro ejes fundamentales: inseguridad, suciedad, atascos y catalanismo. En todos ellos, Valencia ha sufrido un visible e indudable aumento que ha provocado el malestar generalizado de los vecinos.

Plagas de ratas y cucarachas

Respecto al primero, la capital regional es donde más han crecido los delitos desde 2019 de las grandes ciudades de España. En ese alarmante aumento destacan las notables subidas de las reyertas, los robos con violencia e intimidación, así como las agresiones sexuales con penetración, que se han acrecentado un 97,1 % en tres años.
Tal como viene informando El Debate, la delincuencia se ha extendido por todos los barrios de la ciudad, dejando de ser un problema aislado para llegar incluso a las calles del centro, que tradicionalmente ha sido una de las zonas más seguras.
Ante este panorama que se ve agravado por las riñas que se producen durante los innumerables botellones que se celebran en muchas áreas de Valencia sin control alguno, los sindicatos policiales siguen clamando para que el Ayuntamiento les dote de más medios técnicos y personales.
Sin embargo, estos no terminan de llegar, llegando a provocar situaciones del todo surrealistas para la tercera ciudad de España como que agentes estén dejando de interponer denuncias porque ni siquiera cuentan con boletines para ello.
Contenedores sin recoger en Valencia.

Contenedores sin recoger en ValenciaAA.VV. Penyaroja

Cruce entre las avenidas Pérez Galdós y el Cid en Valencia.

Cruce entre las avenidas Pérez Galdós y el Cid, en ValenciaC.L.

Por su parte, la suciedad en la calles es una de las señas que resume la gestión de Ribó. Las aceras sin limpiar, con restos de porquería durante días, contenedores a rebosar continuamente, árboles sin podar y alcorques olvidados son el día a día de cualquier valenciano que pise la calle.
Si a esto se le unen las innumerables plagas de ratas y cucarachas que han proliferado por los cuatro costados del municipio, no resulta extraño que la suciedad sea permanentemente uno de los asuntos que más quejas recibe por parte de los vecinos. De hecho, ha habido casos en que los roedores han llegado hasta las casas trepando por los árboles que, precisamente, no estaban podados.
El tercer eje de la campaña será el tráfico. Este jueves Alberto Núñez Feijóo criticó que Pedro Sánchez haya antepuesto la «ideología» a la «tecnología» en el tema del agua. Ribó ha hecho exactamente lo mismo con el urbanismo y la movilidad, siempre dependientes de un nacionalismo con retórica ecologista, pero cuyo balance es cambiar el verde de los árboles por el gris del asfalto y de tantos coches parados en los infinitos atascos.
Por último, el alcalde de Valencia ha destinado casi un millón de euros para subvencionar y apoyar a entidades catalanistas que promueven abiertamente los mitológicos 'Países Catalanes'. Frente al flirteo con los separatistas, y tal como han declarado a este periódico reconocidas personalidades culturales de la ciudad, los escritores y asociaciones que defienden que el valenciano no es catalán han sido condenados a la «marginación» por parte del Ayuntamiento.
Una ciudad sucia, con ratas por doquier, insegura, en la que se sufren interminables atascos por mera ideología y un alcalde en pleno compadreo con quienes quieren catalanizar a los valencianos. Ese es el legado de Ribó, tan alejado de lo prometido y de las preferencias de los vecinos como las predicciones de Tezanos y la realidad.
El 28 de mayo se verá si el sociólogo socialista acierta o no, pero, a tenor de sus antecedentes y del clima que se respira en Valencia, pintan bastos para Ribó.
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