Imagen de los dos Tornillos de Arquímedes instalados en Burriana, Castellón

Imagen de los dos Tornillos de Arquímedes instalados en la localidad castellonense de BurrianaAyuntamiento de Burriana

Los Tornillos de Arquímedes: la tecnología con más de 2.000 años para evitar inundaciones cuando llega una dana

El Ayuntamiento de la localidad castellonense de Burriana ha instalado este mecanismo de 40 toneladas para evacuar hasta 2.900 litros por segundo para proteger la costa

Inventados hace más de 2.000 años, los Tornillos de Arquímedes siguen demostrando hoy por qué se consideran una de las soluciones más ingeniosas de la historia de la ingeniería hidráulica adaptada a los retos actuales. Con un peso total de cuarenta toneladas, estos dos tornillos son capaces de elevar el agua hasta 2,20 metros por encima del nivel del mar, evacuando hasta 2.900 litros por segundo, 1.450 cada uno, desde la red de colectores.

Una idea tan simple como eficaz que, pese a su antigüedad, sigue aplicándose en la gestión de inundaciones, drenaje agrícola, desaladoras, centrales hidroeléctricas y depuradoras de aguas residuales en todo el mundo.

El funcionamiento del Tornillo de Arquímedes es sencillo y brillante a partes iguales. Se trata de un ingenioso mecanismo atribuido al matemático griego y consiste en una hélice de grandes dimensiones, situada dentro de un cilindro ligeramente inclinado. Al girar, el tornillo atrapa el agua en las espirales y la impulsa hacia arriba, hasta que rebosa por el extremo superior y se vierte al mar. Es un sistema que no depende de la presión del agua, lo que lo hace especialmente útil en terrenos llanos o costeros, donde no existe suficiente pendiente para que el agua escurra por gravedad.

Imagen del traslado de los Tornillos de Arquímedes a la Serratella, Burriana

Imagen del traslado de los Tornillos de Arquímedes a la Serratella, BurrianaAyuntamiento de Burriana

Su capacidad para mover grandes caudales de agua con un consumo energético moderado los convierte en una herramienta clave contra las inundaciones, especialmente en un contexto donde los fenómenos de lluvias torrenciales o dana, como la que arrasó la provincia de Valencia el pasado 29 de octubre, se han vuelto más frecuentes y destructivos. Países como Alemania, Países Bajos o Italia llevan décadas confiando en esta tecnología, que también empieza a implantarse en España.

Existen colecciones científicas que todavía conservan modelos antiguos de este mecanismo, como la de la Universidad de Granada, que muestra ejemplos junto a otros inventos hidráulicos históricos. Los romanos los usaban para desaguar minas y drenar espacios encharcados, incluso uniendo varios en serie para salvar mayores desniveles. Hoy, pese al paso de los siglos, su aplicación sigue siendo fundamental en sistemas de riego, depuradoras, dragados y hasta para la generación de energía cuando se invierte el sentido del giro.

El Ayuntamiento de Burriana, una localidad costera de Castellón, comenzó la instalación de estos tornillos siendo parte de un proyecto que arrancó en febrero de 2024, adjudicado en dos lotes diferentes con un presupuesto que supera el millón de euros. Desde el pasado mes de octubre, la empresa encargada del suministro y montaje disponía de un plazo máximo de cuatro semanas para ponerlos en marcha, mientras la adjudicataria de la obra civil finalizaba la ejecución de la línea eléctrica que alimenta la infraestructura.

La apuesta por los Tornillos de Arquímedes no surge de la nada: se trata de una demanda histórica de los vecinos de la Serratella, cansados de ver sus calles anegadas cada vez que el mar se revolvía o la lluvia caía con fuerza. «La diferencia de cota entre las parcelas que quedan al oeste del camino de la Serratella se sitúan por debajo del nivel del mar y por ello, es una zona fácilmente inundable por que además el camino actúa como barrera. En estos casos utilizar los Tornillos de Arquímedes es la opción más eficiente y segura permitiendo evacuar hasta 3.000 litros por segundo y vertiendo al mar con una altura máxima de 70 centímetros por encima del nivel medio existente», así lo explica a este periódico el Segundo Teniente de Alcalde y Concejal de Obras Públicas, Proyectos y Urbanismo, Juan Canós.

Imagen del plano del proyecto de los Tornillos de Arquímedes

Imagen del plano del proyecto de los Tornillos de ArquímedesMarian Moncho

El objetivo de la implantación de estos tornillos no es otro que recuperar la capacidad de drenaje natural que tuvo la costa burrianense hasta que, décadas atrás, se cerraron las antiguas golas que vertían el agua directamente al mar entre el Camí Ballester y la Coixa. Ahora, gracias a esta obra, la ciudad puede volver a respirar un poco más tranquila cuando se anuncia temporal. «Otra gran ventaja frente al bombeo convencional es que los tornillos pueden elevar troncos, cañas y otros materiales que arrastran las aguas torrenciales», asegura Canós.

En el caso de Burriana, precisa, «el sistema cuenta con doble alimentación eléctrica: una conexión a la red pública y un sistema redundante formado por dos generadores diésel que entran en funcionamiento ante una caída de tensión».

El Ayuntamiento ha complementado esta actuación con otras medidas de prevención, como la limpieza de las golas, la señalización de caminos vulnerables y la activación de espacios de refugio en la Llar Fallera, la Escola de la Mar y el Pabellón de la Bosca. Además, se ha reforzado la vigilancia en puntos críticos como el Río Anna, el Marjalet y el Barranco de Betxí, especialmente sensibles a los episodios de lluvias torrenciales.

Dana del pasado 12 de julio

La primera gran prueba para los Tornillos de Arquímedes no ha tardado en llegar. El pasado 12 de julio, gran parte de la Comunidad Valenciana vivió una dana que, en Burriana, dejó hasta 50 litros por metro cuadrado en apenas una hora, acompañados de fuertes rachas de viento y granizo que llegaron hasta los 106 km/h. La intensidad de la tormenta activó automáticamente los tornillos, que «funcionaron a pleno rendimiento y sin contratiempos» para bombear el agua acumulada hacia el mar. Gracias a su increíble actividad, se evitó que una de las zonas más vulnerables ante la lluvia sufriera una inundación más grave, demostrando la utilidad inmediata de esta brillante inversión.

Imágenes de los desperfectos causados por la dana el pasado 12 de julio en Burriana

Imágenes de los desperfectos causados por la dana el pasado 12 de julio en BurrianaMarian Moncho

El edil concluye que, aunque durante las precipitaciones las instalaciones funcionaron correctamente, «debemos esperar a próximos episodios para poder evaluar la suficiencia del sistema», y no descarta que, «en función de los resultados, el Ayuntamiento se plantee la construcción de nuevos tornillos más al sur, en la zona del Camí la Ralla, donde actualmente existe un grupo de bombeo del Sindicato de Riegos».

Jorge Monferrer Daudí, el alcalde de Burriana destaca que la puesta en marcha de los tornillos es un claro ejemplo de «política útil» y de la importancia de anticiparse a las emergencias. El resultado fue que, pese a la violencia del episodio, la ciudad logró evitar daños mayores y mantener a salvo a la población.

Más allá de la tensión vivida durante las horas de lluvia, la dana del 12 de julio dejó también importantes consecuencias en el término municipal. Las intensas precipitaciones y el granizo provocaron daños en los cultivos, especialmente en campos de cítricos y hortalizas de la zona, afectando tanto a la producción como a la estructura de algunas explotaciones agrícolas. Los agricultores de Burriana lamentan el deterioro de infraestructuras como acequias, caminos rurales y vallados, lo que agrava la incertidumbre de un sector ya castigado por otras adversidades.

Imagen del tornado que arrasó la localidad castellonense de Burriana el pasado 12 de julio

Imagen del tornado que arrasó la localidad castellonense de Burriana el pasado 12 de julioMarian Moncho

El temporal también pasó factura a numerosos vehículos estacionados en calles anegadas o junto a zonas de drenaje, que sufrieron desde golpes por arrastre hasta lunetas agrietadas y averías en sistemas eléctricos e interiores inundados. Aunque gracias al funcionamiento de los Tornillos de Arquímedes se evitó una inundación mayor, los daños materiales recordaron la vulnerabilidad de determinadas áreas del municipio ante fenómenos meteorológicos extremos, reforzando la necesidad de mantener y ampliar las medidas de prevención para proteger tanto a los vecinos como a sus bienes.

El Ayuntamiento ya ha iniciado los trámites para solicitar al Gobierno de España la declaración de zona catastrófica. Pero mientras avanza la burocracia, la realidad se impone: esta vez, Burriana ganó tiempo al agua. Y lo hizo gracias a dos tornillos gigantes que, desde ahora, forman parte del paisaje y de la seguridad de su costa.

Este episodio confirma que la apuesta por esta histórica tecnología no solo responde a una demanda vecinal, sino que representa una solución moderna, eficaz y necesaria para un problema que, lejos de desaparecer, se agrava con los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes. Una inversión que, más allá de la ingeniería, devuelve la confianza a toda una ciudad acostumbrada a mirar con recelo cada nube cargada que asoma por el horizonte.

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