Imagen de las calles del centro de Carricola, un pueblo de la comarca de la Vall d'Albaida, Valencia

Imagen de las calles del centro de Carricola, un pueblo de la comarca de la Vall d'Albaida, ValenciaTurismo Comunidad Valencia

El pueblo ecológico de Valencia con menos de 100 habitantes que ha conquistado a 'National Geographic'

El prestigioso medio de viajes recomienda este destino desconocido para muchos por la singularidad de su entorno

En el interior de la provincia de Valencia, lejos de las zonas más visitadas y de los circuitos turísticos habituales, se encuentra un pequeño pueblo que resume como pocos la esencia más silenciosa y auténtica de la Vall d'Albaida. Con apenas un centenar de habitantes y un caserío que no supera las pocas decenas de viviendas, este núcleo rural ha logrado destacar por la singularidad de su entorno y por un modo de vida que ha llamado la atención de viajeros curiosos. Tanto es así que National Geographic lo ha recomendado como uno de esos lugares discretos pero memorables, un refugio donde la sostenibilidad, la historia y la naturaleza se entrelazan de forma ejemplar.

El interés por este enclave no nace de grandes monumentos ni de la magnitud de su casco urbano, sino de la manera en que ha sabido reinventarse sin perder su identidad. Lo que comenzó como un asentamiento islámico, rodeado de bancales y olivares, evolucionó con el tiempo hacia un pequeño núcleo feudal que siempre mantuvo un vínculo estrecho con la agricultura. Y aunque parecía condenado a convertirse en uno más de los pueblos remotos que se desdibujan con los años, ocurrió todo lo contrario. En los años ochenta, su comunidad apostó por un cambio valiente: adoptar la agricultura ecológica cuando apenas se hablaba de sostenibilidad. Este giro transformó sus campos, introdujo nuevas técnicas y acabó sentando las bases para que el municipio se convirtiera en uno de los referentes verdes de la provincia.

Vistas de Carricola, un pequeño municipio de menos de 100 habitantes en Valencia

Vistas de Carricola, un pequeño municipio de menos de 100 habitantes en ValenciaTurismo Comunidad Valencia

El compromiso ambiental no fue la única revolución que vivió el pueblo. En 2010 nació el proyecto Biodivers, una iniciativa cultural que convirtió el paisaje en un espacio expositivo abierto. Artistas de diferentes países y generaciones crearon obras e intervenciones integradas en el entorno, respetando barrancos, huertas y caminos ancestrales. Estas piezas dialogan con la naturaleza sin imponerse, hasta el punto de que muchas parecen haber surgido directamente de las rocas y la vegetación. El proyecto, además, recuperó zonas deterioradas y reforzó la idea de que la cultura puede ser una herramienta poderosa para revitalizar territorios rurales.

La identidad del pueblo se descubre paso a paso. Un cartel da la bienvenida con el lema «La xispa de la Vall», un apodo que se comprende al recorrer sus calles tranquilas y al contemplar la armonía entre arquitectura, arte y paisaje. En lo alto del cerro se alza el Castillo, una fortaleza de origen almohade cuyos muros, construidos entre los siglos X y XII, evocan episodios de un pasado feudal todavía visible en su estructura. Más abajo, en el corazón del núcleo urbano, la Iglesia de San Miguel Arcángel recuerda que el lugar fue en su día una mezquita. Conserva un altar mayor neoclásico y una escultura barroca del patrón que preside la vida religiosa de la comunidad.

Rodeando el pueblo, la naturaleza despliega un catálogo de rutas que lo conectan con su legado hidráulico. Los senderos conducen a antiguas arcadas islámicas que, pese a su antigüedad, siguen cumpliendo funciones de canalización de agua. Caminos que llevan a la Arcada de la Fuente del Gatell, a la del Barranco de Les Passeres o a la del Barranco del Arcano permiten entender cómo se aprovechaba el agua en un territorio seco y montañoso, y muestran la estrecha relación entre la población y su entorno a lo largo de los siglos.

Este pequeño rincón valenciano ha demostrado que no hace falta una gran extensión ni una posición privilegiada para convertirse en un destino singular. Su combinación de historia, arte y ecología, sumada al compromiso de sus habitantes, lo ha convertido en un ejemplo de revitalización rural. En un momento en el que cada vez más viajeros buscan autenticidad y sostenibilidad, este pueblo se ha ganado, con discreción y constancia, un lugar en el mapa de los que saben apreciar la verdadera esencia del interior valenciano.

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