Juan y Miriam Álvarez, padre e hija, posan en la base de las FAMET

Juan y Miriam Álvarez, padre e hija, posan en la base de las FAMETDaniel Vara

Ejército de Tierra  Sargento primero Álvarez: «Cuando me fui mi hija era una niña y al regreso me encontré con una mujer de uniforme militar»

La vocación militar en muchas ocasiones se contagia dentro de una familia, de abuelos a nietos, de tíos a sobrinos o de padres a hijos. Este el caso de los protagonistas del último vídeo de Defensa en sus redes sociales que se ha hecho viral. Juan Antonio Álvarez, sargento primero del Ejército de Tierra volvía de su misión en Mali cuando su hija, Miriam, le esperaba con el uniforme de gala del cuerpo. Ambos se fundieron en un cálido abrazo y se emocionaron tras mucho tiempo sin verse.
La experiencia laboral de Juan es muy amplia, empezó con 15 años en el Instituto Politécnico nº 2 del Ejército de Tierra, en Calatayud, y desde entonces ha ido ascendiendo con esfuerzo, sacrificio y dedicación. Ha estado en tres misiones en el extranjero y tiene historias dignas de contar.
En el caso de Miriam, su experiencia está limitada por sus años, pero su corazón noble, su amor y dedicación la harán despuntar dentro del Ejército. Ella ha preferido entrar en la especialidad de Infantería, destinada en el Regimiento Asturias 31, ubicado en la Base El Goloso. Por su parte, su padre está en el Grupo Logística de las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra). Ambos tiene un amor incondicional por nuestro país.
–¿Cómo se fraguó la sorpresa?
–Miriam: Yo estaba en el periodo de instrucción en Cáceres y tenía la idea de que mi padre iba a venir dentro de una semana, hablé con él telefónicamente desde allí y él en Mali y mi idea era darle una sorpresa, engañarle diciéndole que tenía servicio esa semana porque quería despedirme de mis compañeros que teníamos ya diferentes destinos. Llegué a donde él llegaba de la misión y fueron mi madre y mi hermana a recibirle. Ellos ya traían el material para volver a casa y no se imaginaba que yo le estaba esperando allí con el uniforme de presentación. Él (por su destino de trabajo) no estuvo en mi jura de bandera y no pudo ver a su hija, algo que le producía mucha ilusión y por eso le di la sorpresa. Él se pensaba que era su madre la que le visitaba, pero yo me cuadré ante él y nos dimos un fuerte abrazo.
El sargento primero Juan Antonio Álvarez y su hija, la soldado Miriam Álvarez, en la base de las Famet en Colemenar Viejo (Madrid)

El sargento primero Juan Antonio Álvarez y su hija, la soldado Miriam Álvarez, en la base de las FAMET en Colmenar Viejo (Madrid)Daniel Vara

–¿Qué significa para ti como padre que tu hija pueda lucir un uniforme militar?
–Juan: Lo primero orgullo paternal y una satisfacción plena como padre de haber cumplido, haber puesto la primera piedra porque en ningún momento se le obliga a un hijo a decidir su futuro, pero bueno, ella de pequeña veía lo que yo hacía, le acercaba a los acuartelamientos para que viera como es la vida militar, que no es ningún misterio, estamos ya de pleno metidos en la sociedad. Y bueno, a ella le gustó y claro, la sensación es sobre todo orgullo.
–¿Qué fue lo primero que sentiste al ver a tu hija aquel día?
–Juan: Lo primero que sentí fue esa emoción, pero lo que más me impactó fue que cuando yo me fui de misión la dejé como una niña, con su pelo suelto y vestida de civil, y la primera imagen que veo cuando llego es vestida con uniforme y que ya no es una niña, sino una mujer, y ya es la emoción y ese orgullo como padre de verla con el mismo uniforme que prácticamente uno lo lleva tatuado en el cuerpo, que lo lleva mi primogénita.

Cuando yo me fui de misión la dejé como una niña, con su pelo suelto y vestida de civil, y la primera imagen que veo cuando llego es vestida con uniformeJuan Antonio ÁlvarezSargento primero del Ejército de Tierra

–¿Qué fue lo primero que sentiste al ver a tu padre aquel día?
–Miriam: Emoción tras verle después de tanto tiempo porque no estuvo presente en mi incorporación a la instrucción ni en mi jura de bandera y echándole de menos tras estar presente y su gran ayuda en mi comienzo en la vida militar.
–Descartas en algún momento servir en el extranjero como tu padre?
–Miriam: La verdad que no descarto irme de misión como hace mi padre porque pienso que es una experiencia inolvidable, creo que allí se aprende mucho, es un trabajo constante y requiere mucho esfuerzo.
–Podrán trabajar padre e hija codo con codo?
–Juan: Hombre, no es un objetivo a corto plazo, aquí la prioridad es que ella cuanto antes ingrese en las academias y bueno, nunca se sabe, si coincidimos es difícil porque llevamos diferentes especialidades, ella ha cogido infantería mientras que yo soy especialista, pero bueno, si algún día se da el caso yo sobre todo como padre con la mayor responsabilidad y espero que esté a sus órdenes, eso siempre.
Juan Antonio y Miriam Álvarez

Juan Antonio y Miriam Álvarez durante un momento del encuentro con El DebateDaniel Vara

–¿Cuáles son las metas de ambos después de cumplir un objetivo tan grande como es en tu caso (Juan) servir a tu país y ver a tu hija de militar y por tu parte (Miriam) haber podido entrar en el cuerpo?
–Juan: Mi objetivo siempre ha sido crecer profesionalmente dentro de mi trabajo, que en mi caso es ser militar, y bueno, la siguiente meta es el siguiente ascenso en el que aspiro a brigada. Seguir cultivándome profesionalmente es un objetivo diario, no tenemos metas lejanas, es el día a día y como militar es demostrar lo profesionales que somos diariamente.
–Miriam: Mi objetivo es aumentar mi aprendizaje dentro de la vida militar y seguir estudiando y creciendo para entrar en la escala de oficiales.
–¿Cómo es el día a día de un militar fuera de España?
–Juan: Desde mi experiencia que llevo tres misiones, las tres las he hecho con las FAMET (Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra), en la última que fue cuando me dio la sorpresa mi hija volvía yo de Malí, de la misión de UTM, nosotros hemos ido allí de entrenamiento al ejercito maliense y en lo que es mi caso de apoyo logístico. Nosotros el día a día es muy parecido a lo que hacemos aquí, yo fui jefe de abastecimiento, de servicio contraincendios y de combustible para suministrar y apoyar en seguridad a la salida y entrada de nuestros helicópteros en las diferentes misiones que hacíamos en Mali.
Un militar debe saber que cuando se va de misión se incrementa ese tanto por ciento de disciplina, deber, obligación hacia nuestro trabajo, y bueno, allí prácticamente se puede decir que son 24 horas de activación total fuera de España, estás ayudando a otro país y es una responsabilidad mayor, uno lo lleva como puede porque a la misma vez renuncias y sacrificas tu vida, y también la de tu familia.

Mi objetivo es seguir estudiando y creciendo para entrar en la escala de oficialesMiriam ÁlvarezSoldado del Ejército de Tierra

–Por qué decidiste irte de misión?
–Juan: Eso es para mí como militar una obligación, poder demostrar al resto del mundo lo profesionales que somos los militares españoles en el que estamos para proteger, servir y ayudar al país que lo necesite. Es una experiencia única porque contiene mucha información de trabajo que te puede ayudar en un futuro en territorio nacional.
–¿En que cosiste la misión militar fuera de España?
–Juan: España como aliado de todos los organismos internacionales contribuye a las diferentes misiones participando de una forma activa y fiable dando una seguridad colectiva al país que lo necesite. En nuestro caso, dentro de mi parcela donde yo estoy destinado en las FAMET, también hacemos lo que son ayudas humanitarias: transporte, helicópteros de maniobras y siempre apoyando de forma logística a los diferentes ejércitos internacionales que tenemos a lo largo del mundo.
–¿Cómo es el día a día de un militar dentro de España?
–Miriam: Puesto que estoy comenzando ahora mismo en la compañía, me considero una 'esponja', absorbiendo y aprendiendo de la información que recibo de mis superiores. Nos preparamos mucho físicamente y todo eso conlleva un periodo de adiestramiento y ejercicios que realizamos en un tiempo concreto.
Juan Antonio y Miriam Álvarez en la base de las FAMET

Juan Antonio y Miriam Álvarez en la base de las FAMET; al fondo, la torre de control de la baseDaniel Vara

–¿Qué significa tanto para padre como para hija servir fielmente a nuestro país?
–Juan: Para mí servir es prácticamente una obligación, no es un derecho, esto lo lleva uno por dentro y es la mayor responsabilidad que tengo aparte de ser padre. Servir a mi país diariamente los 365 días del año es posiblemente mi mayor honor.
–Miriam: es una vocación que se ha tratado en casa de forma especial, en la que se puede ver que hay mucha disciplina y hay un fuerte sentimiento hacia nuestra bandera.
–¿Qué es lo que os motiva para servir a nuestro país?
–Juan: Lo que me motiva es esta profesión que está vinculada directamente con lo que es España, con su bandera, entonces esta profesión es muy distinta a las demás, aquí lo que me impulsa son unos valores que tiene el Ejército que son: el patriotismo, la lealtad, el deber, la disciplina, la obligación y la entrega sin esperar nada a cambio.
–Miriam: En mi caso, aspirar a tener una vida diferente, llena de emociones y experiencias inolvidables, disfrutando de un ambiente de trabajo dinámico.

Para mí servir es prácticamente una obligación, esto lo lleva uno por dentro y es la mayor responsabilidad que tengo aparte de ser padreJuan Antonio ÁlvarezSargento primero del Ejército de Tierra

–¿Cómo es la vocación militar?
–Juan: Es un estilo de vida, esto más que un trabajo te tiene que gustar, enamorarte de él que es de donde nace la vocación porque es una entrega, una generosidad sin esperar nada a cambio. Renuncias y sacrificas cosas que quieres como es la familia por este trabajo y como decía Confucio «si eliges el trabajo que te gusta, ya dejarás de trabajar día a día», ya no será un trabajo, será parte de tu vida y eso es lo que es la vocación.
–¿Qué mensaje les darías a los chicos que quieren formar parte del Ejército?
–Miriam: El mensaje que le doy a mis futuros compañeros es que se adentren a este trabajo, si son chicos o chicas que están predispuestos a trabajar y ser disciplinados y mantener el compañerismo tanto dentro como fuera que entren, que van a tener conocimiento de diferentes culturas y pueden seguir diferentes caminos que es lo que se les ofrece.
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