La Armada analiza el presente y se prepara para el futuro

Durante los pasados 5 y 6 de febrero, la Armada ha reunido en la Escuela de Guerra Naval en Madrid a todos sus Almirantes y Generales, en activo y en la reserva con destino, para analizar el presente de la Armada y para debatir sobre su futuro.

Recientemente se presentó, junto a la Ministra de Defensa, el documento Armada 2050, que describe el escenario estratégico futuro y marca el camino a seguir para continuar siendo relevantes en el cumplimiento de su misión: Defender España y a los españoles en y desde la mar.

El AJEMA ha querido orientar estas jornadas en torno a la presentación de sus Líneas Generales, un documento que materializa el horizonte que ya viene definido en el «Armada 2050», y establece el rumbo a seguir durante el periodo de su Mando, es decir, unas líneas de trabajo a corto plazo.

El encuentro se organizó en cuatro paneles temáticos que facilitaron un análisis profundo de los principales desafíos a los que se enfrenta la Armada, y permitieron enriquecer el debate mediante la participación activa y abierta de todos los Oficiales Generales. Una oportunidad clave para llevar a cabo una reflexión profunda y compartir ideas con la base inalterable de que España necesita, y seguirá necesitando, una Armada decisiva y relevante.

En la actualidad la Armada atraviesa un momento de gran dinamismo, con gran presencia de buques en la mar, desplegando Grupos de Combate, participando activamente en los foros más relevantes, y su compromiso con la OTAN es incuestionable. Además, están llegando nuevas unidades, con proyectos ilusionantes y en un proceso de renovación de la Flota realista y a la vez ambicioso.

Frente a esta realidad, y sin perder de vista los retos que se presentan en el horizonte, la gestión de la Armada a corto plazo se articula mediante dos ejes interrelacionados: progresar en la modernización de la Flota para ser decisivos, relevantes; y mejorar todos los aspectos relacionados con la preparación para el combate.

El contexto económico es favorable para la consecución de estos objetivos, con una previsible tendencia al alza en la inversión en Defensa; en gran parte, a raíz de la situación geopolítica, especialmente después de la invasión de Ucrania. Así, en este marco, la Armada afronta el presente con visión de futuro, y aspira a tener una Flota equilibrada, moderna y bien preparada cuya principal herramienta frente a los conflictos es la disuasión, como mejor forma de evitarlos. Siendo conscientes de que para ello, para lograr esa disuasión, debemos continuar con nuestra preparación para operar en escenarios de alta intensidad, es decir, un escenario que pueda desembocar en un conflicto frente a una fuerza naval convencional similar a la nuestra y consolidar nuestra capacidad de proyección del poder naval sobre tierra.

Este enfoque perfila una Flota con escoltas de última generación, como las fragatas F110 ya en construcción, con vectores de proyección como el helicóptero NH90 y con un arma submarina moderna en la que los submarinos clase «Isaac Peral» serán, sin duda, los grandes protagonistas. Estos son algunos de los proyectos que ya son una realidad, y que conviven con proyectos en desarrollo y otros nuevos en los que se tendrá muy en cuenta a la industria nacional y a las tecnologías emergentes.

Otro foco primordial será el personal. La revolución tecnológica exige que se potencie su formación técnica, pero sin olvidar la formación en valores, tan necesaria en la vida militar y mediante la que se fortalecen cualidades como la lealtad, el espíritu de sacrificio y la disciplina, elementos fundamentales para afrontar las situaciones más demandantes. Además, fomentar el compromiso bidireccional, la motivación y el equilibrio entre las necesidades del personal y de la organización.

En la Armada cada persona es importante y las debilidades de uno son compensadas con las fortalezas de otro. Así funcionan los barcos, como un equipo, y así debe funcionar toda la Institución. Trabajar en equipo a todos los niveles es la clave del éxito, y para ello es imprescindible fomentar el liderazgo, la confianza y la iniciativa.

Por otro lado, para continuar siendo relevantes, la Armada debe seguir el ritmo de los avances tecnológicos, profundizando en la transformación digital y en la innovación, y llevando estos avances a los procesos de la organización, como la contratación, la gestión económica o el sostenimiento.

En ese sentido, se está trabajando ya en impulsar la modernización del apoyo logístico, con el Arsenal Inteligente, optimizando los ciclos de vida y aumentando la disponibilidad operativa de las unidades. Asimismo, se dará prioridad a la sostenibilidad medioambiental mediante la búsqueda de nuevos combustibles, sistemas de propulsión y generación eléctrica.

La acelerada evolución tecnológica debe ir acompañada de un firme respaldo a proyectos de investigación y desarrollo, y de una mayor colaboración con el ámbito académico y la industria nacional. Este enfoque contribuirá a satisfacer las necesidades operativas de la Flota, siempre con el objetivo de alcanzar la máxima autonomía estratégica posible.

Y esta autonomía es importante por dos razones. Por un lado, para potenciar nuestra industria de defensa y por otro, para proporcionar más independencia del exterior en caso de crisis o conflicto, lo que se traduciría, llegado el caso, en una mayor supervivencia propia.

Finalmente, es esencial contar con dos pilares fundamentales que sostengan todos los esfuerzos mencionados: el equilibrio presupuestario y el apoyo social. El primero de ellos trasciende el ámbito de la Armada, pero debe considerarse en nuestros procesos de planeamiento y tratar de aprovechar el recurso disponible de la manera más eficiente posible. El segundo, de vital importancia, debe ser fortalecido para transmitir a la sociedad española que una Armada decisiva y relevante incrementará la seguridad y el bienestar de todos los españoles, allá donde estén.