Es una de las fiestas más emblemáticas de Galicia
La fiesta que honra a un santo que une Lugo y León y guarda un curioso vinculo con la monarquía de España
Cada octubre, Lugo se transforma en un hervidero de música, gastronomía y siglos de tradición
Cuando el verano queda atrás, Galicia sigue vibrando con festividades que llenan de color y vida sus ciudades. En estos días, Lugo se prepara para las Fiestas de San Froilán, la celebración que marca la llegada del otoño y que combina historia, folklore y gastronomía. Pero detrás de la diversión, los desfiles y el pulpo á feira, se esconde la historia de un santo que une Lugo y León y cuyo nombre guarda un curioso guiño a la realeza española.
¿Quién era San Froilán?
San Froilán nació en el año 832 en O Regueiro das Hortas, en Lugo, en el seno de una familia acomodada. Curiosamente, no vivía dentro de la muralla, como era habitual entre los nobles, sino en los alrededores de la ciudad.
Desde joven se formó como sacerdote, aunque nunca llegó a ordenarse. Conocido por su humildad y dedicación, San Froilán se convirtió en obispo de León y su vida se rodeó de milagros y leyendas que aún hoy se celebran en Galicia y Castilla.
Uno de los milagros más famosos es el del lobo: según la tradición, su asno, encargado de llevar sus libros, fue amenazado por un lobo durante un viaje. San Froilán logró domar al animal, que desde entonces se convirtió en su fiel compañero, transportando los libros del santo. Por eso, en altares y representaciones iconográficas es habitual encontrar la figura del lobo.
Aunque Lugo es el epicentro de las fiestas, León también honra a San Froilán, recordando su paso por Castilla. La conexión histórica entre ambas ciudades refuerza la relevancia cultural del santo.
Además, curiosamente, el nombre Froilán se ha mantenido vivo hasta hoy en la realeza española, con Froilán, sobrino del rey Felipe VI, generando un guiño inesperado entre historia, tradición y actualidad.
La fiesta que transforma Lugo
San Froilán nació como una feria de ganado profundamente ligada al sentir de los lucenses y, con el tiempo, se convirtió en un símbolo compartido por toda Galicia. Su origen está en la devoción al santo patrón, pero pronto sumó la celebración de la cosecha y el tradicional mercado de ganado. Con el tiempo, San Froilán inspiró una celebración que abarca casi tres siglos y que marca la llegada del otoño gallego.
La celebración tendrá lugar del 4 al 12 de este mes. Uno de los días más esperados es el ‘Domingo das Mozas’ (Domingo de las mujeres), dedicado al traje tradicional y al folclore gallego. Desfiles de gigantes y cabezudos, pasacalles, mercados, espectáculos de magia y malabares llenan las plazas del casco antiguo, declarado Patrimonio de la Humanidad por su muralla romana.
Para los más pequeños, el San Froilanciño ofrece teatro de marionetas, juegos y competiciones de ajedrez, asegurando diversión para toda la familia.
La gastronomía es uno de los grandes atractivos de San Froilán. El pulpo á feira, cocido en ollas de cobre y servido con cachelos, sal, pimentón y aceite de oliva, es imprescindible. Además, las castañas, los grelos y el lacón completan un festín que refleja la riqueza de los productos gallegos de temporada.
La Feria Medieval, que se celebra junto a la catedral de Santa María y la muralla romana, es otro de los grandes atractivos de la fiesta. Se trata de una feria que recrea el pasado histórico de la ciudad con juglares, caballeros, exhibiciones de cetrería y banquetes tradicionales. Los fuegos artificiales nocturnos ponen el broche final a una semana de música, tradición y diversión.
Las Fiestas de San Froilán son mucho más que un evento religioso. Son un punto de encuentro de generaciones, un escaparate de la cultura gallega y una celebración del otoño con música, gastronomía y folklore. Cada octubre, Lugo demuestra que el final del verano no significa el fin de la alegría: San Froilán vuelve a llenar las calles de historia, color y tradición, recordando que Galicia sabe celebrar con intensidad.