Valentina Lisitsa ofrece un concierto improvisado en Mariúpol, ciudad ucraniana tomada por el ejército ruso, en mayo de 2022. La imagen está tomada de redes sociales.

Lisitsa en un concierto improvisado en Mariúpol, ciudad ucraniana tomada por el ejército ruso, en mayo de 2022. La imagen es de redes sociales.La Voz

Cultura

Valentina Lisitsa, estrella del FIP: la brillante pianista ucraniana que apoya a Rusia

La intérprete ha defendido durante años la independencia del Donbás, lo que le ha costado la supensión de conciertos en todo el mundo; el de Córdoba es uno de los pocos que dará en Europa

La pianista Valentina Lisitsa, de origen ucraniano pero con pasaporte de EE.UU., es sin duda la estrella del próximo Festival Internacional de Piano (FIP) Guadalquivir, con un concierto que tendrá lugar en el Gran Teatro de Córdoba el 23 de septiembre. Con una técnica impecable y un virtuosismo que ha enamorado a millones de personas en Internet, Lisitsa está considerada como una de las mejores pianistas del mundo en la actualidad.
La pianista nació en Kiev en 1973 y se formó como intérprete en la capital ucraniana -aunque iba para jugadora de ajedrez en la infancia-. Sus ancestros hunden las raíces en familias ucranianas, polacas y rusas, y aunque domina el idioma ucraniano, asegura que nunca lo ha utilizado para soñar o cantarles nanas a sus hijos. Así lo apunta en sus redes sociales. Lisitsa siempre ha defendido su origen ruso, una minoría en Ucrania que se concentra en las zonas del este y del sur del país - el Donbás- ahora ocupadas por las tropas del Kremlin.
La pianista nunca ha ocultado sus opiniones políticas. Es delicada y brillante cuando se expresa con el piano, pero lenguaraz y agresiva cuando lo hace con palabras. Sus comentarios prorrusos en redes sociales han sido en su mayoría eliminados -Twitter le baneó hace años una cuenta con seudónimo con 13.000 comentarios y 9.000 seguidores-, pero pueden rastrearse a través de otras plataformas, blogs y medios de comunicación. No se cortó cuando llamó «nazis» a los ucranianos proeuropeos, o cuando comparó las tradiciones de su país de origen con las de una tribu africana.
Su postura a favor de Rusia y la secesión del Donbás le ha traído a Lisitsa numerosos problemas en el plano artístico. Sus opiniones no encajan con las ideas generalizadas en Occidente sobre el país de los zares, una discrepancia que pudo pasar desapercibida, o al menos tolerada, hasta la revuelta del Euromaidan a principios de 2014. Aquellas manifestaciones populares terminaron con la huida del presidente comunista aliado del Kremlin Viktor Yanukóvich. Lisitsa tomó partido por la facción prorrusa y apoyó más tarde la secesión del Donbás, región con mayoría de población rusa, en un referéndum que no reconoció nadie salvo Moscú.
La pianista calificó aquel conflicto como una «guerra civil» y llegó a compararla con la de España en 1936. Sus ataques en redes sociales al nuevo gobierno de Kiev, de tendencia europea y al que los rebeldes prorrusos consideraban fascista y neonazi, le costó la primera anulación de un concierto que fue muy sonada en su momento. Ocurrió en abril de 2015, cuando estaba prevista su actuación junto a la Orquesta Sinfónica de Toronto (TSO por sus siglas en inglés). El presidente de la TSO, Jeff Melanson, justificó su decisión así: «Como una de las instituciones culturales más importantes de Canadá, nuestra prioridad debe seguir siendo el ser un escenario para las grandes obras musicales del mundo, y no para opiniones que algunos consideran profundamente ofensivas».

Amenazas e insultos

Lisitsa se defendió en público de un despido en el que la TSO, quizás avergonzada, iba a pagar íntegramente el caché de la pianista -ya por entonces conocida mundialmente- sin tocar ni una sola tecla. En uno de sus pocos mensajes en redes sociales que aún se conserva (puede leerse íntegro aquí en inglés), Lisitsa argumentó que muchas de sus críticas estaban hechas con humor e ironía que no habían sido entendidas. También relató que «con el tiempo mis actividades -en apoyo de los rusos de Ucrania- atrajeron a un montón de haters viciosos. Yo era un objetivo importante por ser ucraniana, y por tanto una traidora». Recibió amenazas de muerte para ella y su familia y calificativos como «puta pagada por el Kremlin». Y aunque reclamó apoyo a sus seguidores en redes para impedir la cancelación del concierto en Toronto, finalmente su recital no se celebró.
Hubo más reacciones, pero Lisitsa siguió con su carrera con cierta normalidad. De hecho, un par de años después consiguió uno de sus mayores logros artísticos precisamente en España, cuando interpretó en una sola sesión los cuatro conciertos para piano y orquesta de Rachmaninov -compositor que Lisitsa adora y que suele incluir en sus recitales, como ocurrirá en Córdoba con las piezas Elegía y Humoresque -, algo que al parecer nadie había hecho con anterioridad. Fue en marzo de 2017 con la Orquesta y Coro Nacionales de España bajo la dirección de Ramón Tebar.

Mis actividades atrajeron a un montón de 'haters' viciosos"Valentina LisitsaPianista

Su gesto más polémico tuvo lugar el 7 de mayo de 2022, pocas semanas después de la invasión rusa de Ucrania. Ese día, Lisitsa improvisó una actuación en plena calle en Mariúpol, ciudad entonces asediada por las tropas del Kremlin. Mientras Lisitsa tocaba en la calle, los soldados rusos tomaban al asalto el último foco de resistencia ucraniana en la ciudad, la acería de Azovstal. La fecha era una declaración que hay que leer entre líneas: ese día toda Rusia celebra el Día de la Victoria, en conmemoración del triunfo en la Segunda Guerra Mundial.
A partir de entonces Lisitsa vio cómo le cancelaban conciertos. Ya no era el mismo caso de 2014, cuando apoyaba la independencia de una región que casi nadie en Europa conocía. Había una guerra. Sonada fue la reacción del teatro La Fenice de Venecia, uno de los grandes escenarios líricos europeos, que canceló sus recitales previstos para abril de este mismo año debido a la furia desatada en redes sociales. «No éramos conscientes de su activismo político ni de la polémica que la rodeaba», justificó Sonia Finzi, la presidenta de la organización Musikcàmera, organizadora de los conciertos. El teatro Isla Margarita de Budapest (Hungría) hizo lo mismo.
Lisitsa vio cómo su carrera internacional decaía. Le anularon otros contratos, pero también recibió el apoyo de orquestas e instituciones de prestigio. La Orquesta Sinfónica de Pasadena (California), tan rigurosa que despidió a su director David Lockington en 2021 por no vacunarse contra el Covid, analizó el discurso de Lisitsa, le pidió explicaciones y concluyó en abril de 2022, unos días antes de su polémica interpretación en Mariúpol, que no había motivos para suspender la actuación. Otras ciudades, entre ellas París, siguieron el mismo ejemplo. En la última temporada, casi todos sus conciertos han sido en ciudades rusas, según aparece en su página web. También en ciudades del Donbás.

Las explicaciones de Lisitisa

¿Y qué piensa la intérprete? Es difícil encontrar una entrevista a Lisitsa en un medio occidental. Tampoco se pronuncia en redes sociales. En enero de 2023, la web Russian Media Monitor (que se define como una plataforma contra la propaganda rusa) divulgó un extracto de una entrevista en la televisión estatal rusa subtitulado al inglés. En ella, Lisitsa se lamenta de su situación actual, con una carrera internacional truncada. «La gente que antes me apoyaba de pronto han enseñado los dientes», dice la intérprete. En un momento dado, la periodista rusa le suelta la pregunta clave: «¿De qué vives?». Tras una diatriba sobre el sueño americano, esta es su respuesta literal: «Comprendo que no tengo ni un solo concierto, no tengo a nadie con quien practicar. Ese fue el punto más bajo de mi vida (...) Estoy sola en Moscú». Su marido, según relata en la entrevista, se quedó en Estados Unidos y ejerce de taxista en Nueva York para pagar las facturas.
El caso de Lisitsa plantea un debate de fondo soslayado en una sociedad: ¿Hay que valorar exclusivamente a un artista por sus méritos como creador o hay que tener en cuenta también sus opiniones políticas y su comportamiento? ¿Debemos hacer un juicio artístico o también un dictamen moral? Lo paradójico es que esa discusión se plantea en países que abanderan la libertad de expresión. A Lisitsa la han castigado por hablar (pero hablará, con su piano, en Córdoba). A otros los han condenado por callarse: Valery Gergiev, reputado director de orquesta y amigo personal de Putin, fue despedido a principios de 2022 de La Scala Milán por no pronunciarse contra la invasión de Rusia.
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