Los niños raritos también pueden triunfar
El hedonismo galáctico y pop de La Casa Azul convierte La Axerquía en una fiesta
La Casa Azul
Comencemos casi por el final. Guille Milkyway acaba de terminar una versión demoledora de ‘La revolución sexual’ como primer cierre del concierto en Córdoba y está emocionado. Trata de contener las lágrimas pero alguna se le escapa. Y con una voz un tanto quebrada agradece a sus seguidores la fidelidad y el cariño demostrado durante todos estos años, algo más de los veinticinco que dan razón y motivo para la gira de La Casa Azul. Es la gratitud del niño que desde su habitación en un piso de Barcelona soñaba con canciones y estrellas. Un sueño convertido en realidad frente a las casi dos mil personas que le aplauden con pasión en el Teatro de La Axerquía, donde todo ha sido magia y neón, confeti y sabor a Mirinda desde el comienzo del concierto que les ha traído al festival de la Guitarra.
La Casa Azul viene de triunfar en Madrid y Barcelona, entre otras plazas, y es algo que sigue sorprendiendo a Guille aunque no debería de extrañarle, pero que demuestra la humildad de quien, a pesar de los aplausos, no se ve particularmente grande siendo, como es , un artista enorme.
La Casa Azul
Compositor, músico, DJ y productor, Milkyway - nacido Guillem Vilella Falgueras en 1974 y residente en San Cugat del Vallès- es un marciano con un universo propio que también está compartido por muchos, un lugar donde se baila el amor, se canta al desamor, a las meriendas de infancia, a los amigos de siempre y a la gente que pasó por nuestras biografías durante solo unos minutos. La Casa Azul le canta a la vida, la llena de ritmos electrónicos y luces y acaba ofreciendo un espectáculo que es tan grande en factura- o más- como los precendentes de Texas y Viva Suecia en este festival. Hay que aplaudir la elección de estos chicos en el cartel de la 44 edición, sin duda.
La noche ya prometía
La noche sideral ya prometía cuando los otrora galácticos comenzaban a morder el polvo frente al París Saint Germain en esa cosa del mundialito, que es lo primero que uno comenta entre risas con el compañero Cantador, periodista de cromosomas colchoneros y cronista rockero expectante ante lo del escenario, donde seis músicos parapetados entre dos pantallas-soporte y una gigante de fondo abrieron el manual del pop, la luces imposibles y la felicidad.
La Casa Azul
‘La fiesta universal’ , ‘No más Myolastán’, ‘Los chicos hoy saltarán a la pista’ y ‘Hasta perder el control’ formaron parte de un inicio que a los pocos minutos casi había dejado sin aliento al fan más entregado. Un sonido potente, arrollador, como hace tiempo que no se escucha en la Axerquía (ni casi en ningún sitio) para un setlist largo y generoso, en el que se repasaron canciones de ayer y hoy, algunas casi estrenadas en vivo por primera vez, sacadas del baúl de los primeros tiempos. Para ‘La Gran esfera’, Guille se confiesa: gracias a la gente que le empujó a salir de su cuarto-universo puede estar ahí haciéndonos bailar. Mucho se habla de las empresas que nacen en un garaje, pero son bastantes más los grandes artistas que se gestaron en un dormitorio pequeño de vivienda de VPO. Ese sí que es uno de los grandes triunfos de la clase trabajadora.
La Casa Azul
La noche, algo más fresca que las anteriores, alcanzó grados superiores con ‘C’est fini’, ‘El momento’,’Prometo no olvidar’ y ‘El final del amor eterno’, uno de los grandes éxitos de La Casa Azul y preludio de uno de los mejores homenajes que se puede hacer a las mujeres en general y a las cantantes en particular - todas se suceden en la pantalla gigante- con ‘Esta noche solo cantan para mí’, y que han sido apoyo y salvavidas en muchos momentos y días en la vida de Milkyway.
La Casa Azul
‘Yo también’, despojada de la rumba setentera original pero no del Goya que ganó en 2010, suena solo con un piano que la hace incluso más hermosa de lo que ya es, y que deja el ambiente perfecto para recibir a Soleá Morente como sorpresa invitada en ‘Vamos a olvidar’. Aunque el público esperaba más, se agradece y mucho esta única colaboración en un concierto que se transforma de repente en programa de radio con la música de Paul Mauriat y su versión de ‘Attends ou va ten’, sintonía mítica del programa de Radio 3 ‘Flor de pasión’ . En la pantalla el gran Juan de Pablos y su voz presentando la primera maqueta de Guille: ‘Tang de naranja, Colajet de limón’. Milkyway sigue agradeciendo todo lo bueno de estos años y no olvida aquella primera oportunidad antes de seguir con la coreada (y botada) ‘Galletas’ y ‘Hoy me has dicho hola por primera vez’ , y que a muchos nos trae recuerdos de La Pandilla.
Soleá Morente
‘No hay futuro’ o ‘Todas tus amigas’ sirvieron para rubricar un final espectacular de un concierto de algo más de dos horas en el que nadie se sintió defraudado.
Guille Milkyway- La Casa Azul
Guille seguía en su habitación de adolescente, tras una gafas futuristas enormes y unos auriculares blancos, casi ortopédicos, que no se quitó en ningún momento. Ese niño tímido y artista compartía desde el escenario la felicidad con su gente, veinticinco años de canciones frescas y hedonismo pop, que es la perfecta válvula de escape para los que son considerados raritos. Pura envidia de los mediocres. Esos no estaban anoche en la Axerquía.