González Calvo, Mosquera y Juanito

González Calvo, Mosquera y JuanitoJesús Caparrós

CCF

Las claves y los culpables de la debacle del Córdoba

No cabe duda -por más que se niegue- que se hace evidente que en el vestuario debe haber sucedido algún tipo de crisis y no pequeña

Cuando comenzó la actual campaña, entre la afición del Córdoba CF se respiraba un optimismo que no era tal desde hacía muchísimos años. Desde aquel ascenso a Primera, todo habían sido contratiempos: la desastrosa temporada en la máxima categoría, la crisis social con el entonces propietario del club, el casi descenso a Segunda B, el milagro de Jesús León que derivó en la judicialización de la entidad, la venta de la unidad productiva, la llegada de Bahrein y el posterior descenso a Tercera (Segunda Federación).
Pero en aquella bajada a los infiernos, Infinity montó un proyecto que se presumía sólido y se reflejó en una fulgurante temporada, ascenso incluido a Primera Federación, y un comienzo brillante de la actual campaña. El mismo duró hasta la jornada 15 cuando, con un menos casi todo el partido, el Córdoba venció al Pontevedra y, líder en solitario y con cinco puntos sobre el segundo, comenzó la debacle.
Con 13 puntos de 57 posibles, el Córdoba ha caído a la zona media de la tabla, mostrando un derrumbe, casi insólito, del que pocos precedentes hay (salvando las distancias, el Real Madrid de Queiroz es uno de ellos) ¿Cuáles son las claves y, si los hay, los culpables?

Claves

Juanito, el director deportivo del Córdoba, hacía este jueves una ronda por diversos medios locales, reconociendo errores y poniendo el foco en las dos derrotas seguidas de diciembre y en el último partido de la primera vuelta ante la Balona, como origen de la crisis, sin olvidar las salidas y entradas del mercado invernal.
Esas son algunas de las claves, no cabe duda, pero también -por más que se niegue- se hace evidente que en el vestuario debe haber sucedido algún tipo de crisis y no pequeña. Fuentes consultadas por este periódico insisten en que el problema se produjo casi al inicio de la campaña, cuando el Córdoba goleó 0-3 a la Cultural. En aquel encuentro la superioridad blanquiverde fue demoledora y, tras ello, el entonces entrenador, Germán Crespo, sguió con sus rotaciones masivas, algo que habría sentado mal a algunos jugadores. Entre tanto, al técnico nazarí se le renovó en octubre (época del año poco usual para esos menesteres), por lo que el mensaje a los que jugaban poco fue demoledor.
Tanto fue así que, en un equipo que entonces marchaba primero, seis jugadores salieron en el mercado invernal y entraron otros tantos, de modo que la estabilidad de año y medio se había roto. A lo que hay que sumar que tras partidos como el del Celta B y el Castilla, con derrotas elocuentes sobre el tono del Córdoba (nefasto), no se decidió cambiar al inquilino del banquillo (sin detrimento de una remodelación de la plantilla en junio) y, cuando se hizo, la inercia era ya pésima y el tiempo de reacción, prácticamente nulo.

Culpables

Al hilo de ello, los primeros culpables, a nadie escapa que son los mismos jugadores que, de un día para otro, olvidaron su estilo y entraron en esa dinámica nefasta, de un día para otro. Pero tampoco hay que olvidar que Crespo no supo gestionar la situación y arremetió contra algunos de sus futbolistas en la rueda de prensa posterior a la derrota contra la Balona en enero. Especialmente llamativo resultó que cargara las tintas en Fuentes y que no existiera autocrítica por su parte.
Tampoco sale bien parada la Dirección Deportiva, que renovó a destiempo al entrenador, primó su criterio con las salidas, no ha traído la misma calidad que se fue y tampoco midió los tiempos de un despido que, a la postre, tampoco ha resultado acertado.

Vuelta a empezar

Con esos antecedentes y con el casi sabido adiós del actual entrenador, Manuel Mosquera (el menos culpable de todos), el tan traído y llevado proyecto tendrá que empezar de cero en apenas un mes.
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