Lo que no son cuentas, son cuentosSamuel Díaz

La economía no es un juego de 'suma cero'

Actualizada 05:05

La mayoría de los argumentos contra el libre mercado se basan en la falta de confianza en la libertad misma”Milton Friedman

A lo largo de décadas e incluso me atrevería a decir de siglos, el ser humano ha debatido acerca de los diferentes sistemas económicos y políticos que de forma más eficiente y justa han sido capaces de redistribuir la riqueza y los recursos a la sociedad. Sin duda, es uno de los debates más candentes de la actualidad ya que enfrenta de forma directa a dos sistemas económicos con evidencia empírica como son el capitalismo y el socialismo. Ahora bien, ¿cuál es la mayor diferencia entre ambos? En mi opinión, la diferencia más notoria entre uno y otro es que el capitalismo entiende que la economía no es un juego de 'suma 0', y el socialismo sí. ¿Qué quiere decir eso? Veámoslo.
Como decía, el capitalismo afirma que la riqueza no está dada, por lo que antes de debatir acerca de cómo redistribuirla hay que generar procesos y sistemas para crearla. Sin embargo, el socialismo como doctrina económica afirma que la riqueza ya está dada y que la tarta es la que es, sin posibilidad o necesidad de hacerla más grande para que así el porcentaje de la sociedad «pueda comerla» sea mayor.
Carl Menger, economista de la Escuela Austríaca, desarrolló junto a otros la teoría de que el valor es subjetivo y en ningún caso objetivo, es decir, cualquier bien es valorado por un individuo en la medida que este satisface sus necesidades y de ningún modo es de más valor porque dicho bien se haya producido con más horas de trabajo, materiales más costosos, etc. Esto último es la teoría del valor objetivo desarrollada por Karl Marx, entre otros.
Cuando hablo sobre este asunto me gusta poner el siguiente ejemplo; imagínense que al apasionarme los coches decido juntarme con varios amigos y construir un coche y ponerlo a la venta. Durante el proceso invierto infinidad de horas de investigación, horas de trabajo, innumerables recursos, capital y un largo etcétera. Por otro lado, los productores de una marca automovilística cualquiera, emplearon menos tiempo y recursos en producir el mismo coche que el mío, sin embargo, ¿qué coche creen que será más valorado por los consumidores? ¿Por qué coche piensan que los consumidores estarían dispuestos a gastar más dinero? Es rotundamente obvio, ¿no creen? Este ejemplo deja de manifiesto que el valor de los bienes y servicios es totalmente subjetivo y para nada objetivo.
En definitiva, la economía no es un juego de suma cero en la medida en que durante todo el proceso de producción de bienes y servicios se está generando riqueza: ya sea cuando investigamos cómo convertir las cosas en bienes, cuándo convertimos las cosas en bienes o cuándo distribuimos los bienes mediante los intercambios. Al contrario de lo que presuponen los socialistas –que toda la riqueza ya está creada y que sólo es necesario redistribuirla–, el mercado libre es el marco en el que los individuos pueden organizarse para incrementar tanto como les sea posible nuestras disponibilidades de bienes y servicios con los que satisfacer de manera continuada sus muy variados fines.
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