El perol sideralAlfredo Martín-Górriz

El Belén como disidencia

Vale la pena recuperar y favorecer la puesta en marcha de belenes en las casas y en cualquier lugar

Actualizada 04:30

Los que tenemos ya cierta edad recordamos numerosos belenes, también llamados nacimientos, de épocas pasadas. El que se ponía en casa, el de casa de los abuelos, de algún tío, de los amigos y vecinos, y quizá el de alguna tienda del barrio. Cada uno de ellos era diferente, seguía el estilo de aquel encargado de componerlo y aprovechaba cada año las figuras del anterior. A éstas se les iban uniendo ocasionalmente las procedentes de compras ulteriores, y no era raro que terminasen conviviendo imágenes más solemnes y grandes para el Misterio, otras más modestas pero de excelente material para los pastorcillos y reyes magos, y a la postre muchas variopintas ya de plástico procedentes del kiosko o de alguna visita furtiva al mercadillo. Eran belenes inclusivos donde incluso se podía colar clicks de Playmobil, cuando aún eran de Famobil, colocados estratégicamente por algún niño travieso para que no se viesen mucho y se pasasen por alto, ocultas por una mayoría adquirida en Fidela.

Precisamente este año podremos ver un belén compuesto por clicks en el Concurso de Belenes de la Fundación Cajasur, una de esas citas llenas de belleza y respeto al Adviento que contrasta con esa vanagloria con la que las instituciones anuncian a bombo y platillo cientos de actividades, la mayor parte de ellas relacionadas con el consumismo o la distracción más banal. Con el Vial, el Bulevar del Gran Capitán o las Tendillas convertidos en ferias o circos, todavía el Concurso de Belenes remite a las costumbres de nuestros ancestros, al carácter religioso de las fechas y al gusto por la belleza que debe unir ambas. En el certamen compiten estilos muy diferentes e incluso se abren las viviendas de algunos vecinos para la ocasión, recordando que cada hogar contaba antaño con uno de estos elementos que se han ido perdiendo tanto por las prisas de la vida actual como por la acción constante y por doquier de valores anti-católicos.

La evolución de los acontecimientos está degenerando más rápido de lo que parecía, como se extrae de la noticia publicada por este mismo diario, en la que un funcionario del Parlamento de Andalucía ha tenido un encontronazo con compañeros del lugar a propósito de la instalación de un Belén. De pronto, estos elementos tradicionales adquieren inopinadamente el mérito de la resistencia, y no tardaremos en ver actos vandálicos contra aquellos que se exhiban en un lugar público, como se viene ya atentando contra el patrimonio artístico, las iglesias o incluso la vida de los religiosos a modo de constante goteo desde hace tiempo.

Ante estas circunstancias, vale la pena recuperar y favorecer la puesta en marcha de belenes en las casas y en cualquier lugar, modo inequívoco de llamar la atención sobre el verdadero carácter del Adviento y la posibilidad de encontrar un camino bueno y distinto a las ideologías deshumanizadoras predominantes, esas capaces de ver una amenaza en la figura de un niño alentado por un buey y una mula o peligro en la escultura de una pastorcilla.

Y para ello nada mejor que la recomendable visita en familia a los belenes del concurso, antes de que la costumbre empiece a estar proscrita, que a este paso todo llegará.

comentarios

Más de Córdoba - Opinión

tracking