De comienzo en comienzoElena Murillo

Abuelos al rescate

Actualizada 04:30

Las ansiadas vacaciones escolares propician que sean muchos los niños que cambian a los maestros del colegio por los maestros de la vida, los abuelos. Estos últimos tienen gran importancia en la existencia de las familias, son escuela de la experiencia y, más allá de la dedicación a lo largo del curso, son una ayuda crucial cuando no es posible la conciliación que no se alcanzará hasta que lleguen las ansiadas vacaciones de los padres (aquellos que tengan la suerte de tenerlas). No es extraño encontrar a abuelos que se responsabilizan de los pequeños en tanto sus progenitores tienen que atender sus obligaciones laborales; una guardería que no tiene horarios, que está disponible de manera permanente.

Una imagen común de estas fechas viene dada por esas estampas de niños en compañía de sus abuelos, ya sea de paseo, desayunando en la calle o disfrutando en el parque en los albores del día. Para ellos, buena parte del verano transcurre en una casa del campo o de la playa, en el lugar cálido que proporciona un pueblo o en la canícula de la ciudad, según el paraje en el que habiten los mayores. Abuelos al rescate de manera continuada, los mismos que salieron al frente de las necesidades familiares, con sus pensiones y ahorros, en las situaciones de emergencia que trajo consigo la pandemia.

«Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida», recogía el Santo Padre Francisco en el documento de Aparecida allá por el año 2007. Muchas fueron sus intervenciones en este sentido a lo largo de su pontificado. Con años de distancia, con ocasión de una audiencia en abril del pasado 2024, era el propio Francisco quien invitaba a los nietos a escuchar a sus abuelos. Y añadía que «los ancianos saben ver más allá y tienen muchas cosas que enseñarnos». También Benedicto XVI resaltó el papel fundamental de éstos en el aspecto educativo. No se ha olvidado nunca a los abuelos en el seno de la iglesia. De hecho, se dedica cada 26 de julio a celebrar su día, en la fiesta de San Joaquín y Santa Ana, padres de la Virgen y abuelos de Jesús.

Hagámonos niños con Gloria Fuertes releyendo sus versos y recordando a nuestros mayores: «… Mi abuela Mariana, / me cuenta los cuentos / siempre a su manera. / Yo la quiero mucho, / yo la quiero tanto… / Me ducha, me peina / y me lleva al campo. / Me enseña canciones, / me ayuda a estudiar, / dice poesías, / solemos jugar. / Luego por la noche / mi abuela me vela, / un cuento me cuenta / y cuando me duermo, / me apaga la vela, / Mariana mi abuela…»

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