
Demetrio Fernández, rodeado de alumnos de los centros educativos de la Fundación Santos Mártires, en un Encuentro de la Escuela Católica
«Si mil vidas tuviera, mil vidas le entregaría a Cristo»
El obispo de Córdoba escribe una emotiva carta pastoral sobre su despedida
El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, ha presentado su renuncia al Papa Francisco tras cumplir 75 años, en conformidad con el Código de Derecho Canónico. En una emotiva carta pastoral, el prelado se despide de su ministerio episcopal activo con un mensaje de gratitud, satisfacción y entrega total a la Iglesia. «Si mil vidas tuviera, mil vidas le entregaría a Cristo, sin reservarme nada», afirma con contundencia, subrayando la vocación que ha guiado su servicio durante más de tres lustros.
Monseñor Fernández llegó a la diócesis en marzo de 2010, designado por el Papa Benedicto XVI, y a lo largo de estos 15 años ha recorrido cada rincón de Córdoba, llevando su mensaje a parroquias, aldeas y comunidades. En su misiva, recuerda con emoción los encuentros con niños, jóvenes, religiosos y fieles, así como su incansable labor evangelizadora. «He pateado la diócesis de arriba abajo, celebrado la Eucaristía en todos sus altares y predicado continuamente el amor de Dios», escribe.
Uno de los hitos que destaca con mayor orgullo es la ordenación de más de 60 sacerdotes, un legado que considera fundamental para el futuro de la Iglesia en Córdoba. «Qué bonito es ser sacerdote», afirma, al tiempo que anima a la comunidad a seguir pidiendo vocaciones. Asimismo, agradece la labor de los presbíteros que han acompañado su episcopado, reconociendo su entrega y compromiso con el Evangelio.
El obispo, que pasará ahora a ser emérito, asume con serenidad esta nueva etapa, en la que seguirá vinculado a Córdoba, aunque desde otro rol. Reconoce el desgaste físico propio de la edad, pero con la satisfacción de haber dedicado su vida al servicio de la Iglesia. «Me he gastado y desgastado por vosotros», dice, y concluye su mensaje pidiendo perdón a quienes haya podido defraudar y encomendándose a la oración de los fieles.
Su renuncia marca el inicio de un periodo de transición para la diócesis, a la espera de que el Papa Francisco designe a su sucesor. Mientras tanto, Demetrio Fernández continuará en su labor pastoral hasta que se haga efectivo el relevo episcopal. «Termina una etapa de mi vida y comienza otra, en la que me preparo para el cielo, siguiendo en la tierra el tiempo que Dios disponga, haciendo el bien», reflexiona en su despedida.
La jubilación del obispo ha generado numerosas muestras de reconocimiento y afecto por parte de los fieles, quienes han destacado su cercanía y entrega a la comunidad. Fernández, por su parte, se despide con una última petición: «Rezad por mí».