La hermandad del Buen Suceso, en la Mezquita Catedral de Córdoba

La hermandad del Buen Suceso, en la Mezquita Catedral de CórdobaPablo Castillejo

El tiempo convierte el Martes Santo de Córdoba en un día con retrasos y una hermandad en casa

La cofradía del Císter decide no salir a la calle y se queda en su sede de la plaza de Capuchinos

Todo era cuestión de esperar. El inicio de este Martes Santo ha sido diferente al de las jornadas precedentes, ya que la inestabilidad meteorológica iba a tener lugar al inicio de la tarde, por lo que había que retrasar la salida de las procesiones el tiempo justo para dejar pasar esas nubes que siempre agitan el desasosiego del cofrade.

Las primeras horas de la tarde presentaban todas las caracteristicas de ésas en las que una cosa es lo que se ve en el cielo y otra lo que te dicen las aplicaciones en el móvil. El azul del cielo iba gananado en intensidad mientras el viento, al igual que ocurriera anteayer, soplaba fuerte y fresco.

Estas circunstancias animaron las calles de Córdoba, con la intención de disfrutar de una jornada completa. Este ambiente se percibía con claridad sobre todo en el entorno de los templos, donde ni las dudas meteorológicas son capaces de diluir las multitudes que cada día se congregan en la calle, sobre todo después de una Semana Santa como la del pasado año, que la lluvia frustró casi en su totalidad.

Ayer, en cambio, fue la duda y una vez despejada ésta quedó el aire que deslució las candelerías, como suele ser costumbre. Ya por la noche, fue un frío casi invernal el que se apoderó de las calles de Córdoba. Los que a altas horas seguían aún en mangas de camisa se acordaron del chaquetón que se quedó en casa.

La Agonía

El barrio del Naranjo, como cada año, se ha trasladado a la Catedral para presenciar la salida de su hermandad, la de la Agonía, nada menos que por la puerta de las Palmas. No son las calles de su barrio las primeras que pisará el cortejo, pero a ellas llegará al termino de la jornada, ya bien entrada la madrugada.

Esa incertidumbre les hizo pedir dos prórrogas y retrasar en una hora su salida, pero esta circunstancia no mermó un ápice la animación en el Patio de los Naranjos, donde a los vecinos no les pesaba en absoluto esperar un poco más por ver a sus titulares en un marco de excepción.

Al poco, la hermandad de la Agonía volvería a entrar en el Patio de los Naranjos, pero en esta ocasión se encontraría un ambiente distinto. Ya no era su barrio el que calurosamente les recibía en los primeros metros de su recorrido, sino el público de la carrera oficial que, una vez terminada, les despediría camino de su barrio.

La Universitaria

Mientras en otros puntos de la ciudad, como San Andrés o la plaza de Capuchinos, se decidía y finalmente se salía a la calle, en la iglesia del Juramento se plantaba en el dintel de la puerta la cruz de guía de la hermandad universitaria. En ese momento se conocía el aplazamiento de toda la jornada en 30 minutos y esta cofradía cumplía así su salida a la calle.

Es un cortejo de andar ligero, con pasos de dimensiones más reducidas de lo habitual, lo que le aporta una gran ventaja a la hora de reaccionar en la calle ante cualquier imprevisto. Esta hermandad sorprende desde el principio hasta el final, tanto por el hábito de los nazarenos, los tunos en sustitución de las libreas, o las insignias, entre las que este año ha destacado el estreno de una réplica del mandylion de Edesa sobre un talit gadol.

Ese paso ligero les llevó en sólo unos pocos minutos a la calle Hermanos López Diéguez donde, debido al retraso en la salida de la hermandad del Buen Suceso, con la plaza de San Andrés llena de público, el cortejo cruzó entre los músicos de la banda de cornetas y tambores Monte Calvario, de Martos, que estaban listos para iniciar su acompañamiento al paso de misterio del Buen Suceso, que estaba listo en el cancel del templo.

El camino a la Catedral también fue cambiado al tirar directamente desde la Cruz del Rastro por Ronda de Isasa, y el regreso lo hicieron por San Fernando, Capitulares y San Pablo abajo.

La Sangre

Tras la petición de dos prórrogas, a las 18:00 decidía la junta de gobierno de la hermandad de la Sangre suspender su estación de penitencia, mientras en la plaza de Capuchinos una multitud esperaba la salida. El cortejo, que ocupaba las bancas de la iglesia, recibió con entereza la noticia de que se quedaban en casa.

Esta hermandad ya vivió en sus propias carnes el pasado año la experiencia de que un chaparrón les pillara en la calle, aunque fuera en el camino de regreso al templo. Ellos saben que la experiencia no merece la pena y ayer fueron ellos, precisamente, los que no arriesgaron.

Al poco se abrían las puertas de la nave, donde el Señor de la Sangre y la Reina de los Ángeles estuvieron durante varias horas recibiendo a todos aquellos que no querían terminar el día sin plasmar en sus retinas a los titulares de esta cofradías.

El Buen Suceso

En la plaza de San Andrés hacía fresco a la hora de la salida de la procesión. El sol daba confianza a quienes querían disfrutar del Martes Santo mientras la hermandad ajustaba al milímetro la decisión de salir o no hacerlo. En el interior de la parroquia aún revoloteaba la duda de lo que iba a ocurrir en las próximas horas, ya que muchos aún tenían fresco el recuerdo de un Lunes Santo que se partió por la mitad por culpa de la amenaza de lluvia.

Con el retraso con el que se ha desarrollado toda la jornada, se puso en marcha el cortejo camino del Realejo. El reajuste horario del Martes Santo hizo que cuando el paso del Señor del Buen Suceso estaba a punto de salir a la calle apareciera por la calle Hermanos López Diéguez la cruz de guía y todo el cortejo detrás de la hermandad Universitaria.

Como es de suponer, esta situación no estaba prevista y había que improvisar una salida para evitar una parada en exceso dilatada de los nazarenos alcantarinos. La solución fue cruzar la plaza de San Andrés, camino de la calle Fernán Pérez de Oliva y para ello fue necesario cruzar por medio de la banda Monte Calvario, de Martos, que quedó dividida en dos, a ambos lados de la calzada, creando una estampa, si no inédita, sí al menos infrecuente.

La Santa Faz

La hermandad de la Santa Faz fue la última del Martes Santo en decidir su salida. Todo el día se iba retrasado en sus horarios, incluso una hermandad había suspendido su salida, y a las 20:00 se corrió la voz por la plaza de la Trinidad de que en un momento se iba a abrir la puerta principal del templo para la salida del cortejo.

Y así fue, en un instante se recortó la cruz de guía entre la penumbra del templo, en lo alto de la rampa que salva el desnivel con la plaza. La aparición de los primeros nazarenos tranquilizó el ánimo de los presentes, quien en ese momento ya sabían que no había riesgo de que el mal tiempo fastidiara a los cofrades.

El Prendimiento

En la calle Santo Domingo Savio se vivía ayer el ambiente habitual que hay en el entorno del Colegio Salesianos cada vez que la hermandad del Prendimiento se pone en la calle. El patio del centro docente bullía en los momentos previos a la salida de la procesión y el retraso en el que se encajó toda la jornada hizo que esta expectación fuese a más conforme avanzaban los minutos.

La apertura de la cancela del patio fue la de una espita que dejó escapar las emociones tanto de los de dentro como de los fuera, porque aunque San Lorenzo es un barrio que respira en cofrade por cada uno de sus poros, la devoción al Prendimiento y a la Virgen de la Piedad está arraigada con fuerza, como se demuestra cada Martes Santo para quien lo quiera ver.

comentarios
tracking