Ayuso lamenta la ausencia española en la reapertura de Notre Dame: «Enorme decepción y pena»
La decisión ha generado controversia no solo por la relevancia simbólica del evento, sino porque se interpreta como un gesto que debilita la visibilidad de España en el ámbito internacional
La ausencia de representación española en la ceremonia de reapertura de Notre Dame, uno de los eventos más esperados de los últimos años, ha desatado una ola de críticas, entre ellas las de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. La presidenta expresó su «enorme decepción y pena» por la falta de presencia oficial, calificándola como una decisión que «aísla a nuestro país» y responde a la negativa del Gobierno de «reconocer las raíces cristianas de Europa».
Al acto en la catedral parisina, que ha reunido a 35 jefes de Estado y de Gobierno, han acudido destacadas personalidades como Donald Trump, presidente electo de Estados Unidos; el canciller alemán Olaf Scholz; los reyes de Bélgica, Felipe y Matilde; y la primera dama saliente de Estados Unidos, Jill Biden, entre otros. Sin embargo, España ha brillado por su ausencia, después de que desde Casa Real confirmaran la ausencia de los Reyes y de que el Ministerio de Cultura, liderado por Ernest Urtasun, rechazara la invitación del Elíseo. De hecho, Urtasun acudirá este sábado a la función de Circlassica, en el recinto ferial IFEMA.
La decisión ha generado controversia no solo por la relevancia simbólica del evento, sino porque se interpreta como un gesto que debilita la visibilidad de España en el ámbito internacional. Y es que mientras otros países refuerzan su proyección internacional a través de su participación en eventos de esta envergadura, la decisión de España genera interrogantes sobre su estrategia diplomática y su compromiso con el legado cultural europeo.
La ausencia española coincide con otras bajas notables, como la del Papa Francisco, quien envió una carta que fue leída durante el acto, y la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, quien canceló a última hora. Aun así, el resto de líderes europeos han mostrado su respaldo a este evento, considerado un símbolo de la resiliencia cultural tras el devastador incendio que destruyó la catedral en 2019.