
El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en Ferraz
Las abrumadoras contradicciones de la intervención de Sánchez en Ferraz
Tras el informe de la UCO, el líder del Ejecutivo concedió una rueda de prensa llena de imprecisiones y varios puntos que no se sostienen
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, compareció ante los medios de comunicación desde Ferraz tras los escándalos que ha destapado el informe de la UCO sobre su secretario de Organización, Santo Cerdán. La intervención del líder del Ejecutivo hizo aguas porque hay varios puntos que no se sostienen, llegando a contradecirse en reiteradas ocasiones.
1. «Me enteré de los ocurrido esta mañana».
Esta declaración resulta inverosímil porque El Debate publicó a finales de mayo que había un informe de la UCO que investigaba las mordidas y amaños en obras públicas de Santos Cerdán.
Además, el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, preguntó en la sesión de control del Congreso de los Diputados a Pedro Sánchez por la integridad de Cerdán y el presidente del Gobierno le acusó de «difamar a una persona honesta».
Asimismo, resulta inverosímil que un líder del Ejecutivo no tenga información sobre un documento de tal trascendencia cuando todos los partidos políticos cuentan con algún contacto de confianza dentro del cuerpo.
2. ¿Por qué Rajoy se fue por un caso de corrupción y él no?
Pedro Sánchez ha afirmado que no pretende dimitir ni convocar elecciones porque no va de él ni del PSOE, pese a que dos secretarios robaran dinero a través de mordidas y hayan sido apartados del partido.
La comparación con la salida de Mariano Rajoy en 2018, tras la sentencia del caso Gürtel, resulta inevitable. Aquel caso llevó a Rajoy a ser desalojado por una moción de censura impulsada precisamente por Sánchez.
Hoy, sin embargo, el presidente del Gobierno aplica un doble rasero para sostenerse en el poder pese al cerco judicial que afecta a su partido y a su propio entorno familiar.
3.«Estamos aquí para defender un proyecto político de regeneración».
Esta afirmación se torna absurda tras cesar a dos secretarios por corrupción y la imputación de su mujer, Begoña Gómez, el Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, y su hermano, David Sánchez, por corrupción política y en los negocios y tráfico de influencias.
La regeneración democrática prometida en 2018 parece hoy una quimera. La acumulación de escándalos, junto a la percepción de instrumentalización del poder judicial y de los medios públicos, mina la credibilidad del discurso presidencial. El proyecto político de Sánchez ha degenerado en una estrategia de resistencia a base de victimismo, control institucional y polarización mediática.

Pedro Sánchez, cabizbajo tras su comparecencia
4. «Tengo muchos defectos y uno de ellos es creer en la limpieza política».
Una afirmación que se torna irrisoria cuando ha sido el presidente del Gobierno más agresivo con las instituciones de la democracia española. Sánchez ha acusado abiertamente a jueces, fiscales y medios de comunicación de actuar como brazos políticos de la derecha.
Desde su famosa carta a la ciudadanía tras la imputación de su esposa, ha intensificado el discurso contra lo que él llama «los poderes reaccionarios», generando una tensión institucional sin precedentes.
Además, ha bloqueado la renovación del CGPJ cuando no le favorece, se ha negado a responder preguntas clave en ruedas de prensa y ha llevado la confrontación con opositores como Isabel Díaz Ayuso al plano personal, cuestionando incluso su vida privada. Todo ello erosiona la coherencia entre su relato de limpieza política y sus acciones reales en el poder.
5. Dos varas de medir con la corrupción.
Pedro Sánchez ha remarcado en su comparecencia en Ferraz que los casos de Ábalos y Cerdán sí son casos de corrupción que han tenido respuesta interna, pero que lo de su esposa o el Fiscal General del Estado no lo son. ¿Por qué? ¿Cuál es el criterio?
Ya en 2014, el propio Sánchez afirmaba que «no basta con pedir perdón, hay que asumir responsabilidades políticas», y prometía que bajo su liderazgo, un solo caso de corrupción conllevaría dimisiones inmediatas.
Sin embargo, hoy se niega a apartar a los suyos pese a que varios sumarios judiciales apuntan a conflictos de interés, tráfico de influencias o uso indebido de fondos públicos en su entorno familiar y profesional.
Este doble rasero ha alimentado el descrédito del discurso ético del PSOE y ha activado incluso la crítica interna dentro del partido, especialmente entre los sectores más tradicionales que temen un coste electoral severo.

El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez, durante su comparecencia en Ferraz
6. Reproche a los medios por no reconocer la corrupción del PP.
Sánchez cerró su comparecencia con un ataque velado a los medios de comunicación, a los que reprochó su supuesta falta de atención a los casos del PP. Esta estrategia de confrontación con la prensa ha sido una constante durante su mandato, marcada por vetos a periodistas críticos, entrevistas filtradas y ruedas de prensa sin preguntas.
Aunque algunos medios han sido efectivamente beligerantes, el presidente obvia el hecho de que las investigaciones actuales no versan sobre el pasado del PP, sino sobre escándalos vivos y activos en su Gobierno y su partido, lo que justifica el foco informativo actual.