Paisaje de una mañana fría en en Caminomorisco, pueblo de Las Hurdes.
Las Hurdes: de la 'Tierra sin pan' de Buñuel a la Extremadura más bella y salvaje
En el vértice norte de la provincia de Cáceres encontramos la comarca de Las Hurdes, una tierra que ha sabido guardar la tradición de sus gentes, de su gastronomía y de sus costumbres
La comarca extremeña de Las Hurdes, en el vértice norte de la provincia de Cáceres, es uno de esos lugares donde el viaje empieza mucho antes de llegar. Durante décadas, su nombre quedó ligado a un relato áspero y contundente reflejado en el documental Las Hurdes, tierra sin pan, de Luis Buñuel. Aunque en los títulos se mencionara 1932, hoy se acepta que el rodaje se realizó en 1933, y que la obra construyó una mirada extrema sobre una comarca entonces durísima y aislada. Ese pasado existe, pero el viajero actual encuentra otra realidad: una Extremadura atractiva, montañosa, verde y profunda, de paisaje indómito y belleza serena.
El viajero actual encuentra en Las Hurdes una Extremadura atractiva, montañosa, verde y profunda
La mejor forma de entender Las Hurdes hoy es viajarlas sin prisa. Carreteras ondulantes, valles encajados y pueblos pequeños que parecen abrazados a la pizarra componen una geografía con personalidad propia. Aquí no hace falta buscar grandes monumentos: el encanto está en la naturaleza y en la forma en que el territorio se deja descubrir a paso lento. Porque Las Hurdes ha sabido guardar la tradición de sus gentes, de su gastronomía y de sus costumbres.
Pueblos y alquerías
Campanario de Casares de las Hurdes.
La comarca está compuesta por seis municipios principales, que a su vez se dividen en numerosas alquerías (pedanías o aldeas más pequeñas), sumando un total de unas 43 localidades). Los seis municipios principales que conforman la comarca son Caminomorisco, Casar de Palomero (aunque históricamente no es hurdano, pertenece a la Mancomunidad de Las Hurdes), Casares de las Hurdes, Ladrillar, Nuñomoral y Pinofranqueado.
Meandro del Melero, cerca de Riomalo de Abajo.
Para una escapada de fin de semana en otoño o invierno, hay cinco planes que resumen muy bien el espíritu hurdano. El primero es imprescindible: el Meandro del Melero. Desde el mirador de La Antigua, la curva perfecta del río Alagón se convierte en una de las postales naturales más bonitas de España. Es un lugar fácil de disfrutar, muy apto para familias y para quienes quieren emoción paisajística sin complicaciones.
Agua y arquitectura
Cascada Chorrituelo de Ovejuela.
El segundo plan es caminar hacia el agua, pero en versión de temporada fresca: la ruta al Chorrituelo de Ovejuela. El sendero es accesible y el premio es una cascada fotogénica enmarcada por vegetación y un entorno de cuento, especialmente bonito cuando las lluvias despiertan los arroyos.
El tercero es dejarse seducir por la arquitectura tradicional. Las alquerías de la comarca conservan esa estética de pizarra que se funde con el paisaje y que convierte un simple paseo por calles estrechas en una experiencia cultural involuntaria y preciosa.
Miradores y rutas
Garganta de Las Hurdes.
El cuarto plan es sumar miradores y rutas cortas con relato. Lugares como los alrededores de El Gasco o los valles interiores muestran la cara más luminosa de Las Hurdes, donde la naturaleza manda y el viajero solo tiene que mirar. También Las Hurdes guarda algún factor sorpresa, porque en esta comarca existe lo que parece un volcán. Se trata del Volcán de El Gasco, del que estudios recientes apuntan a que podría tratarse de restos de una fundición romana y que también se debería incluir en la lista de espacios que visitar.
Pequeña cascada en Las Hurdes
Y el quinto, perfecto para cerrar el día, es levantar la vista: Las Hurdes cuentan con certificación como Destino Starlight, un regalo para quienes disfrutan del cielo limpio para contemplar las estrellas y el firmamento, un turismo tranquilo también de noche. Y si quiere ver un atardecer de ensueño, no se pierda el mirador de las Estrellas en Casares de Hurdes o el mirador de la Carrasquera en Riomalo de Arriba.
