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26 de abril de 2024

Amparo Medina trabajó para instituciones como la ONU promoviendo el aborto

Amparo Medina trabajó para instituciones como la ONU promoviendo el abortoA.M.

XXIV Congreso Nacional Provida

Amparo Medina, la guerrillera y promotora del aborto en la ONU que ahora lucha por la vida

Acompañó a una amiga suya a abortar y cuando vio lo que allí sucedía comenzó a cuestionarse todo lo que había defendido hasta entonces

«Desde mi adolescencia estuve vinculada a grupos de extrema izquierda. Fue una decisión personal», confiesa la ecuatoriana Amparo Medina, que hoy es la presidenta de Provida en su país. La búsqueda de la equidad social, mediante las revueltas en la universidad, la llevó a ser apresada e incluso torturada durante su juventud.
En 1988, comenzó a estudiar pedagogía social en el País Vasco, y cuando regresó a Ecuador muchos de sus compañeros vinculados a los grupos izquierdistas habían entrado en el Gobierno. En ese momento, Medina comenzó a ser asesora del ministro de educación, y de ahí pasó a ser consultora de varias organizaciones internacionales, entre las que se contaban UNICEF y la ONU. Fue así como comenzó a trabajar en proyectos de salud sexual reproductiva. Organizaban talleres para jóvenes en la que les enseñaban a tener relaciones. «Género» o «salud sexual» eran palas palabras con las que Medina cuenta que promocionaban promiscuidad, transgénero, homosexualidad…

Un antes y un después

El año 0 para ella llegó cuando acompañó a una amiga a abortar. «Vi lo que allí sucedía, la manipulación, dejó de ser un derecho», confiesa Medina en el contexto del XXIV Congreso Nacional Provida, donde ha ofrecido su testimonio. «Cuando procedieron al aborto, logré ver lo que era de verdad. Lo había difundido y promocionado, incluso inducido a ello a varias mujeres, pero nunca lo había visto», cuenta.
Presente en ese quirófano, Medina observó el procedimiento. «Vi como destrozaban a mi amiga, todo lo que introducían en su conducto vaginal, la aspiradora y como todo va saliendo», recuerda, y ante sus ojos, la mujer a la que acompañaba comenzó a contorsionarse y cerró los ojos. Le habían puesto la epidural, por lo que estaba despierta y plenamente consciente. El médico terminó, contó las piezas, las tiró por el conducto higiénico y, al volver, dijo que había terminado y que podrían irse en 40 minutos. «Ahí claudiqué. dejó de ser un derecho por el que luchar. Hablamos del aborto desde el lado positivo, pero nunca me imaginé lo que iba a pasar», asegura la exguerrillera.
Por aquel entonces, se definía como cristianofóbica, «ni siquiera como atea», incide. Comenzó a cuestionarse el aborto como «mujer, feminista, madre, militante y profesional». En su campo de trabajo, la salud sexual reproductiva, la anticoncepción se planteaba como la solución para impedir el aborto. Pero después de varios proyectos, talleres e iniciativas, viendo las cifras de contagios de enfermedades de transmisión sexual, de sida y de embarazos adolescentes, «supimos que no funcionaba», cuenta. «Profundicé tanto en el tema que me acabaron echando del trabajo y me prohibieron volver a colaborar con ninguna organización que tuviera fondos de las Naciones Unidas».

Si se destruye la mujer, se destruye la familia. si se destruye la familia, se destruye la sociedadAmparo Medina

Los «mitos» de la Agenda 2030

En el año 2004, tuvo un encuentro con Cristo, que Medina cuenta que fue a través de la oración de su abuelo. Cuanto este falleció, «perdí el sentido», afirma. «Me hice guerrillera con el ejército de liberación nacional, fui apresada y torturada en varias ocasiones», recuerda. En una revuelta en el Amazonas, cayó herida y perdió la consciencia. En sus propias palabras: «Tuve un encuentro con la Virgen y me di cuenta de que siempre había caminado a mi lado». Cuando despertó fue consciente de todo lo que había hecho, de todos los abortos que había animado a llevar a cabo. «Me detestaba, me odiaba y sabía que no merecía todo el bien que se me estaba brindando».
Después de eso, su camino cambió radicalmente. Comenzó a trabajar con varios sacerdotes en Ecuador para ayudar a mujeres que se plantean el aborto, mediante el proyecto Sos Mamá. «Pude ver y comprender cómo las políticas del aborto no son nada más que un negocio de millones, que no solo destruye a las mujeres, sino también a la sociedad», concluye. Su experiencia, personal y profesional, la ha llevado a señalar los objetivos de la ONU como «los mitos de la agenda 2030», que buscan acabar con una sobrepoblación que en realidad no es tal, difundir políticas de sexo seguro y de transexualidad para acabar con el papel tradicional del hombre y la mujer. Según ella misma dice: «Si se destruye la mujer, se destruye la familia. si se destruye la familia, se destruye la sociedad».
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