Fundado en 1910

03 de mayo de 2024

La prevención del suicidio, un asunto pendiente para los populares

La prevención del suicidio, un asunto pendienteLVC

La Antorcha

El colegio: ¿disparador o freno del suicidio juvenil?

Uno de los problemas más importantes que está teniendo nuestro país es el suicidio, siendo los jóvenes los que han protagonizado un elevado incremento en los últimos años

Existe una realidad indiscutible: hay alumnos que sufren y recurren al suicidio. Y es la palabra 'sufrimiento' la clave para empezar a comprender un fenómeno que, según la directora general de Salud Pública, Pilar Aparicio, ha convertido el suicidio en la principal causa de muerte entre los jóvenes de quince a veintinueve años. «Los profesionales que nos dedicamos al estudio del suicidio, sabemos que las personas que intentan suicidarse no quieren morir, lo que quieren es dejar de sufrir» señala el doctor Fernando Miralles Muñoz, psicólogo especialista en Psicología Clínica. En este sentido indica: «la persona que se intenta suicidar y no lo consigue, a los pocos días del acto autolítico, se arrepiente de haber intentado quitarse la vida».
Puesto que el entorno educativo es uno de los lugares donde los jóvenes pasan más tiempo, alrededor de ocho a seis horas diarias, es de entender que los centros educativos, en concreto los educadores, se hayan convertido en una piedra esencial para la prevención del suicidio. Manuel Alba, coordinador de Convivencia del Colegio CEU San Pablo Sevilla, indica: «es necesario que los alumnos aprendan a gestionar e identificar correctamente sus emociones, así como manejar adecuadamente sus momentos de crisis, dotándoles de recursos para poder enfrentarse a situaciones adversas».
Por su parte, Raúl Adames, director del Área Colegios de CEU, declara: «desde los colegios debemos estar preparados para acoger el sufrimiento del menor y ayudarlo a no sentirse solo, acompañando en todo momento a los propios alumnos y a las familias, todo ello sin olvidar el valor del conocimiento, que es la labor propia del centro escolar». Incidiendo en esto último, indica: «soy partidario de asumir 'lo psicológico' en el centro de una manera profesional y ordenada, pero teniendo como objetivo que lo académico sea factor de protección y potenciador de la salud mental de los alumnos».
En este sentido, los factores que pueden inducir a los estudiantes a realizar una tentativa suicida son principalmente: la presión académica, el acoso y los problemas de salud mental. La presión académica, porque los alumnos desean aprobar y sobresalir en sus calificaciones para obtener un rol basado en la seguridad de un futuro laboral.

Programas de convivencia

Con respecto al acoso escolar o bullying, para combatir esta situación, se ha creado la figura del coordinador de convivencia, que tiene gran importancia y relevancia dentro de la comunidad educativa. «El coordinador tiene el papel de saber identificar, intervenir y solventar junto con el resto del claustro de profesores del centro, aquellas situaciones que son susceptibles de considerarse acoso escolar o conflictos puntuales», destaca Manuel Alba.
Por ello, los colegios CEU tienen un programa de convivencia basado en los protocolos de cada comunidad autónoma, que solventa la mayoría de las situaciones de conflicto en el entorno escolar. «Buscamos y trabajamos la mejor manera de erradicar estas conductas. En estos momentos los índices y porcentajes de casos confirmados de acoso escolar en nuestros centros son mínimos en comparación con la media de cada provincia» afirma Alba.
Además, los colegios CEU cuentan con el Programa MENTIS, que estipula seis realidades del ámbito de la salud mental que se encuentran en las aulas de forma creciente y en las que los docentes se forman para ayudar a los alumnos: ansiedad, trastorno del ánimo, adicciones a sustancias y no sustancias, trastorno de la conducta alimentaria, ideación suicida, y situaciones devenidas por el abuso sexual.
Cabría no olvidar el abandono de la educación católica a favor de una laica, como otro de los factores. Frente al desaliento de una sociedad basada en lo inmediato, lo superficial y lo efímero, dando un escaso sentido a la importancia de la vida, la religión confiere protección contra las tendencias suicidas.
Raúl Adames, señala que a raíz de las últimas reformas «la legislación educativa actual ha hecho que se pierdan conceptos básicos del modelo de educación católica, que aporta factores potenciadores y protectores de la salud mental de nuestros jóvenes, vertebrando el crecimiento personal de una manera sana otorgando sentido a su existencia».
«Dentro de la educación católica, el vínculo que se establece con los adultos de referencia es un factor protector de la salud mental y por lo tanto del suicidio. El vínculo con esos adultos de referencia que hacen un juicio de la realidad católica a las preguntas existenciales, como por ejemplo el sentido del sufrimiento, es un factor diferencial en la educación católica ante cualquier otro modelo supuestamente neutro» destaca Adames.

La familia como institución

Pero todos estos esfuerzos para combatir el suicidio entre los más jóvenes, no puede ser totalmente eficaz sin que la familia se involucre en el problema. «La familia debe ser la institución encargada de transmitir los valores sociales y espirituales a los hijos, pudiendo ayudar a prevenir el suicido, fomentando un ambiente seguro y acogedor en el hogar, estando atentos a los cambios en el comportamiento de sus hijos y proporcionando desde un primer momento, información a los centros educativos, así como solicitando ayuda profesional si es necesaria» destaca el doctor Miralles. No obstante, hace hincapié en que «cada vez hay más familias desestructuradas, lo que agrava el problema», indica Miralles.
En este sentido, Raúl Adames señala: «los jóvenes y niños sufren más directamente las consecuencias de la falta de orden moral y sentido vital. En su naturaleza esta la adhesión a unos ideales, y si la propuesta de sus adultos de referencia no les resulta atractiva, buscarán esas adhesiones en otros lugares y, si en la escuela tampoco lo encuentran, quedarán desprotegidos».
Y son precisamente las redes sociales, las que se han convertido en un catalizador de dificultades en el ámbito de la salud mental. «Aunque no me atrevo a decir que son un mal en sí, el discurso buenista de que bien usadas pueden ayudar a la didáctica escolar no concuerda con mi experiencia, ni con la de otros docentes, donde ese 'buen uso' no se da en absoluto», declara el director del Área Colegios de CEU. La sustitución de las relaciones presenciales por las virtuales provoca una distorsión de las relaciones sociales que muestra «una especie de Edén, una visión de un mundo idílico, que no se corresponde con la vida real, adonde nunca soy capaz de llegar, provocando ansiedad y frustración entre los más jóvenes», según palabras de Adames.
Esto no quiere decir que debamos tener miedo al 'mundo virtual', pero sí educar a los alumnos en que no deben abandonar las relaciones del 'tú a tú', explicando que «hay experiencias que forman parte de nuestra intimidad y tenemos que custodiar sin necesidad de publicarlo en las redes sociales», indica.
Todo ello indica que es necesaria una colaboración escuela/familia en la que se tenga presente que el sentido trascendente es inherente a la persona humana y por ello, desde las aulas, desde el colegio, se debe transmitir un mensaje esperanzador, sabiendo que la labor educativa, junto con la de cada una de las familias, tiene como misión formar personas íntegras, que con su buen hacer contribuyan a construir un mundo más justo colaborando con el bien común.

Curso en Prevención de Autolesiones y Suicidio en la adolescencia

Pese a la conciencia en la sociedad de este tema y con las nuevas iniciativas como el conocido Teléfono de la Esperanza 024 de ayuda a personas que tienen ideación suicida, así como guías publicadas por organismos públicos y privados, sigue existiendo un elevado riesgo suicida entre los jóvenes. Por lo que estamos a la espera de que se cree un protocolo de prevención de suicidios a nivel nacional. Recordemos que, en España, por suicidio, fallecen once personas al día y lo intentan doscientas.
Por ello, el Instituto de Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria organiza el curso en línea en Prevención de Autolesiones y Suicidio en adolescentes con el objetivo de formar a padres, educadores y formadores de distintos ámbitos en habilidades para detectar y actuar ante esta realidad.
Su director, Javier Díaz Vega, señala que la formación de este curso tiene como objetivo Es necesaria una colaboración escuela/familia en la que se tenga presente que el sentido trascendente es inherente a la persona humana. ayudar a detectar y prevenir situaciones de riesgo relacionadas con las autolesiones y el suicidio porque «detrás de estas situaciones hay siempre una persona, un nombre, una historia que hay que acoger y tener presente a la hora de acercarnos».
Díaz Vega, psicólogo y conferenciante, profesor del ‘Programa Aprendamos a Amar de la UFV’ y autor del libro Entre el puente y el río: Una mirada de misericordia ante el suicidio, será el director y docente del curso. Junto a él han trabajado Nieves González Rico, directora académica del Instituto Desarrollo y Persona y Elena Arderius Sánchez, directora clínica del Centro de Acompañamiento Integral a la Familia de la UFV, como parte del comité científico del curso. El programa se sustenta en tres pilares:
1. Presentar la conducta autolesiva y la conducta suicida de manera rigurosa y a la vez profundamente humana para su comprensión, de manera que se pueda prevenir, detectar y acompañar.
2. Promover el desarrollo de protocolos de intervención y abordaje de este tipo de conductas en los centros educativos.
3. Fomentar la sinergia entre familias, centros educativos, servicios de salud mental, asociaciones y plataformas que promuevan la prevención del suicidio.
El curso surge porque «muchos de los centros nos narran la necesidad creciente que tienen sus docentes de poder vislumbrar y prevenir estas situaciones», explica el director. En el ámbito profesional, los expertos coinciden en que existen herramientas que, presentadas con rigurosidad, ayudan a prevenir estas conductas que van en aumento en gravedad, y en colectivos de menor edad, comenzando en las últimas etapas de la Educación Primaria o incluso antes.
  • Artículo publicado originalmente en la revista 'La Antorcha', una publicación gratuita editada por la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP) y que ofrece una mirada cristiana sobre la realidad
Comentarios
tracking