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Alice Campello y Álvaro Morata

Alice Campello y Álvaro Morata

El caso Morata y Alice Campello: cuándo (y cómo) una separación temporal salva el matrimonio

Si la ruptura del futbolista y la modelo fue una de las noticias más sonadas del papel cuché hace unos meses, su reconciliación revela claves útiles para todos los matrimonios en crisis

Ocuparon casi tantas portadas con su ruptura, como lo había hecho él semanas antes al ganar la Eurocopa con España: la separación del futbolista Álvaro Morata y la modelo Alice Campello fue una de las noticias más sonadas del pasado verano, porque la imagen pública que ambos habían dado hasta ese momento era la de una familia bien avenida y un matrimonio feliz.

Sin embargo, la historia de su ruptura incluía un detalle que, a la postre, sería providencial para la felicidad de ambos —y de sus cuatro hijos—: el matrimonio, que se había casado en 2017, no se divorciaba, sino que «había decidido darse un tiempo».

Una decisión que, poco tiempo después –concretamente, los cinco meses que van de agosto a enero-, permitió al matrimonio anunciar su reconciliación. El propio delantero, que ahora milita en las filas del Galatasaray turco, acaba de reconocer en el diario deportivo Marca cómo, tras su separación temporal, encara el futuro con la determinación de «estar toda mi vida con mi familia».

La ley del divorcio: un obstáculo para la reconciliación

Más allá de las particularidades propias del papel couché, el caso de Morata y Campello revela un hecho hoy poco promovido: que, ante una crisis en el matrimonio, la separación temporal puede ser un camino para solucionar los problemas, sin que el divorcio acabe directamente con la unión esponsal. Pero entonces, ¿por qué hoy es más común divorciarse que separarse?

En España, la ley del divorcio express de 2005, aprobada por el Gobierno de Zapatero, eliminó el requisito de un periodo de separación previo para poder solicitar el divorcio. Además, permitió que el divorcio se ejecutase con la sola decisión de uno de los cónyuges, en una vuelta a la ley del repudio del Antiguo Testamento. En 2015, el Ejecutivo de Rajoy agravó la situación, al permitir que en algunos casos el divorcio se formalice ante notario, sin pasar por un juzgado, siempre que sea de mutuo acuerdo, no se tengan hijos comunes menores de edad o discapacitados, y hayan transcurrido tres meses desde la boda.

Y aunque la justificación que vino a darse esgrimía que se trataba de un modo de agilizar los procesos burocráticos, en la práctica supuso que cualquier pareja podía presentar la demanda de divorcio de inmediato, sin necesidad de un tiempo de reflexión y sin margen para buscar ayuda profesional. Los datos así lo demuestran: mientras de 1981 (año de la primera ley del divorcio) a 2005 se producían más separaciones que divorcios, hoy el número de divorcios triplica al de separaciones.

Beneficios de una pausa para reflexionar

Y es que según los expertos, la separación temporal, cuando se toma con el propósito de reflexionar sobre la relación y mejorarla, tiene numerosos beneficios y puede llevar a salvar el matrimonio. Y no sólo por la obvia razón de que proporciona espacio para que ambos cónyuges puedan analizar qué está fallando en su relación, sin verse desbordados por las emociones que surgen en medio del conflicto.

Según el psicólogo clínico y experto en relaciones Dr. John Gottman, autor de Los siete principios para que el matrimonio funcione y uno de los principales estudiosos sobre las relaciones de pareja, la incapacidad para manejar el «congelamiento emocional» y la falta de comunicación en los momentos de crisis son dos de los factores más frecuentes que conducen al divorcio. Por eso, un tiempo de separación suele ser el antídoto necesario para evitar el colapso de la relación.

Además, como señala un estudio publicado en el Journal of Marital and Family Therapy, el proceso de separación temporal puede ofrecer a los individuos la oportunidad para redescubrir su identidad personal, en un tiempo en que el crecimiento personal es esencial para reencontrarse en pareja con nuevas perspectivas y una renovada disposición para resolver los problemas juntos.

Cómo separarse para reconciliarse

Aunque si bien la separación temporal puede ser una herramienta útil, es importante que ambas partes la gestionen adecuadamente para que el tiempo no se convierta en un obstáculo más. Para lo cual existen algunas claves basadas en estudios científicos que pueden ayudar a las parejas a atravesar este proceso de manera efectiva:

  1. Establecer reglas claras durante la separación. Según el Dr. Gottman, uno de los aspectos más importantes es establecer expectativas claras. Ambas partes deben acordar el propósito de la separación, evitando la tentación de usarla como un espacio para «desengancharse» emocionalmente de la relación.
  2. Fomentar la comunicación respetuosa. Separarse no significa cortar los lazos. La comunicación continua y respetuosa, sin culpas ni recriminaciones, es clave para evitar el distanciamiento emocional. Según Gottman, incluso durante una separación temporal, las parejas deben practicar la escucha activa y el diálogo empático.
  3. Buscar ayuda profesional. La intervención de un terapeuta de pareja puede ser fundamental. Un profesional puede ayudar a identificar los problemas subyacentes, y proporcionar herramientas para abordar el conflicto de manera constructiva. Diversos estudios han demostrado que las parejas que reciben terapia durante las separaciones tienen más probabilidades de reconciliarse de manera efectiva.
  4. Reflexionar sobre los objetivos comunes. Un aspecto fundamental de cualquier reconciliación es redescubrir los objetivos comunes y los valores compartidos. En el caso de Morata y Campello, ambos se habían alejado de sus vínculos familiares en un momento de gran presión. El tiempo de separación, según han dicho ellos mismos, les permitió valorar lo que realmente importaba: su familia y su futuro juntos.

Así, gracias a haberse dado un tiempo para buscar el mejor modo de salvar su matrimonio, Morata y Campello pueden haber logrado el mayor título de su vida: el de ser un matrimonio que sabe solucionar sus problemas.